domingo, 30 de diciembre de 2012

LO PÚBLICO, LO PRIVADO


Discutimos hasta la saciedad tratando de que prevalezca lo mejor para todos y no somos capaces de concretar un resultado final. Cada cual aportamos argumentos convencidos de la bondad de nuestra razón; no obstante, existen muchas otras pruebas que nos impiden alcanzar un entendimiento. Las circunstancias del momento, las experiencias, la educación recibida, las creencias, los sentimientos u otras emociones, nos hacen olvidar la única verdad absoluta: nacemos y morimos entre el silencio; HUMANOS agrupados en una sociedad que hemos creado y vamos transformando. 
Lo público y lo privado no tiene porque ser antagónicos, contrarios e incompatibles. Han de convivir evitando el dominio de lo uno sobre lo otro: Ni un comunismo rancio ni un capitalismo salvaje. El bien común de la mayoría se impondrá con la Honorabilidad, la Transparencia y la Rentabilidad.
La sociedad debe tener claro lo mínimo imprescindible [1]que hoy en día una persona necesita para vivir dignamente y no puede eludir proporcionarle tales mínimos. De ello se encargará  el Poder público elegido por dicha sociedad evitando la exclusión social de algunos de sus miembros o, lo que es lo mismo, la quiebra de la sociedad. Por tanto, en esto esencialmente, lo público destaca por su rentabilidad sobre lo privado, lo que supone que ha de prevalecer el carácter público, dado que lo privado fundamenta su actividad en un beneficio particular o con ánimo de lucro, sin tener en cuenta el beneficio social, oriundo de los homínidos. Como consecuencia, los factores básicos para la vida humana como son la SALUD, la ENSEÑANZA o la JUSTICIA SOCIAL,  han de ser públicos, obligatorios y gratuitos, en aras al bien común de la mayoría de la población; sin menoscabo de que intereses particulares puedan ejercerlos, especialmente, aquellos que dejaron de ser básicos. Cuando el hombre tiene TRABAJO, su rendimiento o compensación le permitirá cambiarlo por comida, vestido y cobijo; de no ser así, es obligación del Poder público cubrir a la persona tal deber y derecho.

Que nadie nos engañe haciéndonos  creer que lo uno es mejor que lo otro. ¿Acaso se crearía una empresa privada para cuidar enfermos gratis, para educar o enseñar a niños huérfanos o, tal vez, para llevar la luz, el correo o el transporte a una población de cien habitantes? En la rentabilidad privada no se cuantifica el valor social, por eso es una falacia hacernos creer que la gestión privada es mejor, más efectiva o más rentable. La función la realiza igual el funcionario que el empleado de una empresa privada: ambos pueden ser hasta la misma persona. Lo que ha de cambiar son las estructuras de las empresas públicas o privadas para que  sus empleados sean más afines en todo (en condiciones: derechos, obligaciones) y los profesionales establezcan el funcionamiento adecuado que lo haga compatible y el político de turno, por descontado, no medre en beneficio propio y asuma responsabilidades.

Esgrimiendo acusaciones, lanzando mentiras sobre la población y practicando la privatización de lo básico, se consigue la ruina social, se anula la clase media y  nos distanciamos más entre nosotros, separándonos de manera peligrosa con desigualdades de oportunidades irreconciliables. ¡Qué toda persona se guíe por los valores de Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad expuestos y actuemos con libertad y respeto, cuestionando cuanto digan!

¿Cuáles son los intereses generales por privatizar o por nacionalizar? ¿Desde cuando una empresa privada quiere negocios públicos en pérdidas? ¿Por qué no se nacionalizan entidades  con beneficios? El cambio se hace más necesario cada día porque nada es dogma de fe por mucho que nos lo digan. Una sociedad que solo tiene por objetivo amasar riquezas no va a ninguna parte y se convierte en un país de chorizos y oportunidades políticas que dan miedo, enloquece a la gente y causa estragos revolucionarios, a un paso de la desesperación.


[1] Trabajo (comida, vestido, cobijo) Salud, Educación, Justicia social

sábado, 22 de diciembre de 2012

LA POBREZA


La sociedad está dividida en tres grupos bien diferenciados:
1.- Los que tienen poder y riquezas.
2.- Los que por su pobreza están explotados y sometidos.
3.- Los que no pertenecen a ninguno de los anteriores.
Los primeros serán reyes, gobernantes, mafiosos, contrabandistas y altos cargos políticos, eclesiásticos, militares,  miembros de la judicatura, empresarios, deportistas y otros con acceso a medios de comunicación y riquezas legal o ilegalmente conseguidas.
Los segundos sin duda, emigrantes, deportados, personas sin trabajo y aquellos que sólo les queda un hálito de esperanza para poder combatir la miseria.
Los últimos se mantienen erguidos entre unos y otros, tratando de ascender  a los privilegios inauditos de los primeros y luchando por no descender al profundo pozo de los segundos.
Los grupos se están distanciando: adelgazando el número de los primeros y aumentando su fortuna; engordando el número de pobres ampliando su miseria y  los terceros, disminuyendo como disminuyen sus riquezas. En España cerca del 30% de la población, se dice,  está en el umbral de la pobreza.  Sólo una tragedia de proporciones indecentes, igualaría a una sociedad tan injusta. Luego, la historia será contada por los vencedores. Los mismos o los productos del poder y la riqueza,  imponen sus leyes unidos, como se unen todas las miserias para hacer cosas miserables, tratando a la pobreza como si fuera una enfermedad que contamina.
Parte de esa misma sociedad, denodadamente comprometida con la defensa de los derechos humanos, mantiene la beneficencia alentando la esperanza, la fe, la gratitud, el sufrimiento, la lucha, la defensa de unos y otros, pese a que tal limosna sea el más endémico de los  fracasos de la propia sociedad que lo permite. Nos cerramos los ojos, sin comprometernos a erradicar definitivamente el problema tan dramático que representa la pobreza. Ser pobre en nuestro entorno, con tanto despilfarro a su alrededor, posibilita a prescindir de  dignidad y  conciencia y quien la padece puede convertirse en un ser irracional. Ha de tenerse en cuenta que el derecho más fundamental, que es el de la vida, se resquebraja, siendo la pobreza el pórtico de la muerte; una muerte de la que nadie nos libramos. El tiempo de quien la sufre, lo emplea en buscar la subsistencia y para ello recurre a los medios a su alcance, olvidándose de cualquier tipo de principio moral.  Mientras la pobreza exista, la dignidad del hombre, la libertad individual, la justicia social, la igualdad de oportunidades, no son sino huecos claros de un cielo negro, dada la nube oscura llamada caridad, ocultando el azul celeste que debía prevalecer.
Saldremos de esta crisis, sin duda, como se salen de todas ellas. Si bien, nunca sabremos el precio pagado por ello y, menos aún, el número de víctimas inmoladas en el camino. Sólo se hablará de una regeneración, de un cambio, pero no que es una cuestión de causa efecto.
 ¿Por qué no exterminamos sus causas e inhabilitamos las crisis? Se puede hacer si se quiere. Bastará con voluntad y medidas: Reducción de clases sociales. En su día lo fue el dinero físico: la moneda de cambio con la que se realizó. Las medidas están a nuestro alcance. No sé  si he leído u oído, no importa, que ha terminado la etapa de la eficiencia y debemos entrar en la del amor.

viernes, 14 de diciembre de 2012

ONDEANDO SIGLAS Y BANDERAS


Actualmente estoy en un país que hace mucho frío y resulta difícil imaginar la estupenda temperatura que hará en el mío; una idea del tiempo que hará en el Sahara o el Polo Norte es tarea harto difícil. Podrá saberse, pero de ninguna forma sentirlo. Sentir no es posible, careciendo del agente que origina  el sentimiento. Por ejemplo, se disfruta o se padece de una comida si comes; sabes que eso puede pasar si alguna vez lo has experimentado; nunca podrás  apreciarlo, si nunca has comido. El placer o el dolor aun siendo distintos en cada uno de nosotros, se pueden presentir, (como intuyen políticos y economistas) creer (como predican  curas y vendedores) o inventar (como hacen novelistas e inventores), pero sentirlos es pura entelequia, si no se está imbuido del factor que  los produce.
Un problema se ha de resolver como decíamos en anteriores entradas, haciéndose cargo de él; esperar que se resuelva con predicamentos, consejos o buenos propósitos, es como pensar que los jóvenes emigran por deseos de aventura, como alguien expresó. Tal desatino denota que no conoce a ninguno de sus allegados en el paro, obligados a tener que sobrevivir  mendigando derechos que les corresponden, entre ellos, el  trabajo. El paro es el principal problema y ya, por activa y por pasiva, he aportado formulas de cómo remediarlo. ¿Alguien discute soluciones para erradicarlo?
Con espíritu aventurero no se come, ni se puede crear una familia y, menos aún, mantenerse decentemente. Y quiénes eso permite no son dignos de mirar de frente a ningún parado para pedirle que les voten: Es amoral abandonarles a su suerte pudiendo remediarlo.  Nunca se ha visto tanta “exhibición desvergonzada de riqueza, ni tanta gente sobreviviendo en extrema pobreza”. Son de una inmoralidad tremenda las ambiciones que vemos, los dineros que se llevan, los chanchullos que se traen, los disfrutes en restaurantes de lujo, volando en primera clase, gozando  de privilegios y prebendas con el dinero que a todos nos pertenece. Y no paliar o tratar de solucionar lo evidente es intolerable. Al sufrimiento de personas que no les llega para comer, nos les vale con reducir el déficit, recortar echando gente a la calle. Hay que ser responsable, atajando de una vez tanta hipocresía, tanto golfo, tanta desfachatez. “Si fuera el Presidente del Gobierno se me caería la cara de vergüenza y dimitiría de mi cargo”. No se me olvidan las palabras de un ilustre mandatario en la oposición, cuando había un millón de personas en el paro ¡Valiente desfachatez!
España se ha convertido en una cueva de especuladores, corruptos, contrabandistas,  ladrones de guante blanco u otros hombrecillos escondidos en sus madrigueras, olvidando si hace frio o calor al tenerlas climatizadas; sin saber lo que es el hambre con sus despensas llenas, derrochando cuanto se les antoja, sin importarles los demás. Muchos ignoran que la crisis es un arma de corta distancia que se revuelve como un búmeran y un cambio puede fulminar a cualquiera. Y hay gente que lo pasa mal. Familias que no pueden pagar cuentas de electricidad, viviendo a oscuras que apenas si les alcanzan los ingresos para comer y, tal vez, tengan que  robar, amedrentar o suicidarse para cambiar su suerte o ir a la cárcel donde estarán mejor, dejando de ser unos pobres vergonzantes. Y como es posible verse abocado al paro, compartir penalidades con hijos y nietos, aunque haya sinvergüenzas engordando a nuestra costa, sin dar palo al agua, siendo unos miserables que matan y roban sin conciencia,  ondeando siglas o banderas; es conveniente recordar que cerca de nosotros hay un drama, un corazón idealista y la posibilidad de ayudar a otra persona, pero también  medios con los que combatir y vencer, acostumbrándonos  a  enfrentarnos al miedo y a la sin razón, ya que la honra nos salva. 

viernes, 7 de diciembre de 2012

LA DEMOCRACIA ESTÁ EN APUROS


“¿Cómo va la vida en España?”, me preguntan en U.K. donde vivo. “¿Hacía dónde les lleva las políticas actuales?”.  Me cuesta trabajo expresar lo que pienso; no obstante, lo transcribo: Desgraciadamente, cada vez vamos a peor. Hacía la resignación y la pobreza, les contesto. El miedo comenzó, hace tiempo, ardiendo como la yesca, ante jubilaciones anticipadas, ERES, pérdidas de empleo, ante injusticias sociales, con unos dirigentes ajenos a la realidad. Hoy, apenas un hálito de esperanza les queda para agarrarse a un clavo ardiendo. Son muchos, especialmente  jóvenes, los que no tienen otra alternativa que buscarse la vida en el extranjero, condenados en España a no encontrar trabajo, a no poder formar una familia, a morir de hambre salvo que se dediquen a delinquir (robar, estafar, ser un miserable), se suiciden o les acoja alguien de influencia (un político, un empresario, un ser miserable).
Me horroriza pensar lo que pasaron nuestros padres, nuestros abuelos, en una guerra incívica  de dos Españas enfrentadas. No me imagino la poderosa razón que pueda asistirles a los que aprovechándose de una mayoría parlamentaría, merced  a la confianza que la gente les otorgó, hacen  lo contrario que prometieron y, no sólo eso, desmantelan un bienestar general a favor de otro particular.
La débil democracia conseguida, cada día más famélica, está a punto de expirar. El poder del partido y sus amigos conseguirán ahogarla, hasta convertirla en un pequeño logro que fue y desaparece. Una mayoría que no dialoga, ni resuelve los problemas de la gente que les eligió, son personas miserables. Me recuerda la deriva socialista que arrasó en otra etapa con su mayoría: la del pelotazo, la del rodillo. Tampoco dialogaba y, un día sí y otro también,  amanecía  la noticia en los medios informativos de que alguien impunemente había prevaricado (una bonita expresión de omitir culpa al ladrón), mintiendo, tomándose la justicia por su mano, haciendo terrorismo de estado. Ahora sucede algo parecido,  aniquilando derechos conseguidos en aras a intereses particulares. Y la democracia se resiente, agoniza, máxime cuando el Ejecutivo miente e  indulta delitos: robos y torturas. Vulnera o cambia normas y leyes a su capricho a través del Legislativo. Y los poderes independientes son una falacia cuando la máxima judicatura está politizada ¿De quién puede fiarse el ciudadano?  ¿De una televisión pública adulterada? ¿De una prensa dirigida por sus anunciantes? ¿De una opinión pública que se manifiesta reprimida y denostada con la fuerza de otros tiempos? ¿De una Iglesia amiga de los ricos que no se opone a la injusticia? ¿De los ejemplos conmovedores de corrupciones que destacan por todas latitudes? La democracia está  en entredicho, solo llena en la boca de fieles demagogos sin conciencia ni pudor, cuyas trolas ya no hay quien se las crea. ¿Existe algún remedio o poder que se encargue de defenderla u hospitalizarla? Tiene las horas contadas si Dios no lo remedia, acosada por la escasa o nula Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad que tantas veces demando en estas páginas.
Hay servicios (que no negocios) que la gente  ha de luchar no sólo por mantener lo conseguido, sino por mejorar sus prestaciones.  La sanidad, la educación, la jubilación, por ejemplo, son necesidades tan básicas como el comer, tener un cobijo y un trabajo. Que nadie se equivoque o dé oídos a la falsedad que dice la gestión es la que cambia. Quienes administran también son personas; si no dan la talla, cámbienlos, exíjanle eficacia, pidan responsabilidades. No hemos de volver a las igualas médicas o a la obligación de suscribir un seguro sanitario a la suerte de una compañía, que anula pólizas cuando el riesgo o la edad se lo aconsejan, arbitrariamente o cuando más se necesitan; ni recurrir a las clases particulares de colegios religiosos o elitistas en la que la pasta es la que priva o meterse en planes de pensiones para enriquecer a bancos y sociedades aseguradoras. Con  esos sí que hay que tener cuidado; sólo se rigen por el repartos de beneficios y es lógico, no son las hermanitas de la caridad. Los impuestos (en general) han de servir para esas cosas y no para el pago de una deuda contraída, que, con aquiescencia política, ha dado cobijo a obras faraónicas, caprichosas o sin sentido, beneficiado especulaciones, golfos y otros agentes no extraños, como aprovechados y banqueros.
Todavía cabe remediarlo. El ejecutivo ha de  conversar, ceder, ver la realidad de las cosas, en aras al bien general. Si estuviera en el poder otro partido también lo diría. Pero no lo harán, justificándose que tampoco lo hicieron los socialistas y es que ninguno quieren renunciar a los privilegios de los que gozan. Con un poco de sensatez se harían el haraquiri. Una generosidad que ahora no me duelen prendas en recordarlo de unas cortes franquistas denostadas que renunciaron a conservar lo que ellos sabían tenían perdido. Hoy la gente lo pide, lo reclama, lo demanda cada día. Uno de los grandes problemas después del paro y la económica, parece que son los políticos. Ellos mismos no ignoran que los problemas se solucionan erradicándolos: ¿lo tienen en su mano?
Las pensiones ha sido la gota que colma el vaso. La educación ni  digamos, cediendo a la presión del poder de unos curas cuya enseñanza les fue prohibida en España. La economía va de pena, cuyos marcadores van a la deriva. No existe algo que pudiéramos decir que nos sonríe y algo, a todas luces lamentable: el desempleo, una barrea entre la vida y la muerte.
Puede interpretarse como quiera, pero es muy duro. Afecta a la vida de las personas que lo padecen, afecta a la confianza, al resto de los ciudadanos que temen perder el empleo y a la propia economía. Ésta se desenvolverá en negro, sin declarar ni producir ingresos en las arcas del Estado. Los abusos laborales se dan como una nueva formula de esclavitud, sin que pueda paliarse. Ambas cosas contagian, se propagan en autónomos, en las pequeñas y medianas empresas que ven el ejemplo en los grandes: escaqueando dineros y fortunas a paraísos fiscales, huyendo como ratas. No importa que el Estado regularice sus delitos tratando de conseguir ingresos; desbordan todas las previsiones, pagan multas o eternizan sus defensas, su objetivo es complacer más que la avaricia de sus accionistas, el desaforado enriquecimiento de los miembros de su consejo. Propagan las quiebras, los engaños, sobornan comprando o vendiendo favores,  están al cabo de la calle echando gente al paro con la justificación de la cuenta de resultados. Si los que dirigen tales sociedades estuvieran sujetos a las limitaciones de renta que tendría que imponerse y otras medidas que hemos dejado escritas, la gente no se envilecería o moriría de pena.
Hay personas que dicen no ver otra alternativa. Me gustaría ver a  algunas de ellas teniendo que mendigar un trabajo para ganarse la vida ¡Ya veríamos lo qué hacían! La pobreza es una avaricia corrompida, un lugar donde morirse de hambre, un sitio al que no hay que llegar y actualmente estamos llegando. ¿Mataría, robaría, se suicidaría, se iría al extranjero, viviría de la caridad, rebuscaría en los cubos de basura, sacrificaría a la abuela para cobrar su mísera pensión o qué haría? Es muy fácil predicar desde lo alto, con el estomago lleno, sin  que el miedo en el cuerpo coma.  No hay peor cosa que los diablos anden dentro.
Mientras algo, sombra o luz acude, que Dios nos ampare, aunque como siempre les diga, que el  Amor y la Paz nos unan.

sábado, 1 de diciembre de 2012

HAY QUE HACERSE CARGO DE LOS PROBLEMAS


No hay  mandatario en el mundo que no diga estar preocupado por los problemas de su  país y que su objetivo, lo que les mueve, es arreglar las dificultades de sus habitantes. Los españoles apuntan la preocupación del déficit público y el paro. Muy loable y enternecedor. Sin embargo, aunque se les llene la boca de tanto decirlo, no saben de qué hablan porque sólo recortan el bienestar y hurtan derechos. Además, para intentar solucionar un problema hay que conocerlo, hacerse cargo de él, haberlo experimentado y, para mayor abundancia, sufrirlo. Las fotos que de ellos vemos nos muestran su delgadez, la palidez de sus caras, los semblantes tristes emanados de su pesar y, añadiría, pasan noches apenados velando votos en hoteles de mil estrellas, mientras personas, en paro, igual que ellos, no tienen dónde comer o dormir.
En el cuento de la Cueva de Alí Babá, cuarenta conocían las palabras mágicas de Abracadabra y aún viven en él. En España hay muchos amantes del cuento, con llaves para abrir y cerrar puertas ajenas,  accediendo a comprar y vender favores, con el agravante de que hacen y deshacen sin que una palabra mágica o la mayoría de la gente pueda impedirlo: las leyes están de su parte (como si no hubiera referéndum) y cambiarlas, por el camino que vamos, será una ficción. Eso sí, todos somos iguales ante la ley. Pero, ¿ante cuál ley? Y es que si se quiere hacer de España un país disciplinado y de orden, hay que dar ejemplo con disciplina y orden; si se quiere que su gente sea honrada hay que dar ejemplo no siendo un chorizo; si la transparencia ha de ser sagrada, las cuentas públicas hay que explicarlas con todo lujo de detalles, desde lo que cuesta contratar un jardinero, a lo que se gasta el Rey en tabaco, si éste lo paga el Erario público. Y para que cuadren, se ha de gastar menos de lo que se produce. El paradigma está arriba como el tapón de una botella. Los hijos imitan a sus padres y no al revés.
No se puede predicar lo que no se practica. ¿Si roban cuarenta, cómo evitar que no lo hagan el resto?  ¿Con qué  autoridad siendo un borracho se puede decir que es malo beber?  Si se ha demostrado que el bienestar es posible, no se pueden cercenar mejoras, sino exigir sacrificios,  sobretodo, a esa minoría específica, poderosa, desaforada en la avaricia y el enriquecimiento.  Eso denota falta de coraje. Dime de qué presumes y te diré de lo que careces. Se necesitan valores para regular, controlar y exigir impuestos[1] en aras a reducir el déficit. Y, ¿por qué se aumenta ahora para beneficiar a los banqueros? ¡Quiten el paro! ¡Reclamen el dinero ha quien se lo ha llevado crudo! No dejen que los acreedores de la deuda se queden sin cobrar. Habrá que pagarles, pero evitemos endeudarnos más. No obstante, si no hay efectivo para hacerlo, pospongan el vencimiento, soliciten prórroga, aporten garantías y, si son transigentes como lo han sido imponiendo intereses con usura, suspendan pagos a expensas de quita y espera.
Eso se puede hacer naturalmente, si se aplicara lo de O todos iguales o rompemos la baraja. Las responsabilidades y cargas han de ser compartidas pagando impuestos, tasas, multas y demás todo el mundo, porque ellos (y me refiero a las personas de a pié) también los pagan; dando trabajo y cobijo a toda persona [2]sin excepciones, renunciando y aboliendo  prerrogativas, subvenciones, corruptelas, influencias, cargos a dedo, para que la gente tenga confianza, se enorgullezca de pertenecer a un país serio, justo, bien administrado, trabajando mucho y ganando poco. Y para ello basta una sola ley: LIMITAR LAS RENTAS[3] . Dicho queda.


[1] Reducir impuestos al sector productivo y, al contrario, aumentarlos a la especulación y rentas altas.
[2] Permitiendo el despido libre y creando el dinero social, sin aumento del déficit público.
[3] Nadie superará rentas anuales superiores al medio millón de euros y ninguna inferior al M.S. 

jueves, 22 de noviembre de 2012

O CAMBIAMOS O NOS VAMOS AL GARETE


Va para casi un año que he escrito sobre normas, medidas, actuaciones que se pueden acometer. He ampliado, aclarado y dado detalle de muchas de ellas. Apenas si he intervenido para mostrar la situación que sufre nuestro país, sus causas, los motivos endémicos que los genera. La gente no sólo los conoce y los intuye sino que los sufre. Me he  centrado en aportar soluciones sin mirar ni denunciar culpables. Hoy, diré algo alto y claro, sin ningún tipo de recato:
O CAMBIAMOS O NOS VAMOS AL GARATE  
Todo hace aguas en España, en mí querida España. Tires por donde tires. Lo mires como lo mires. En cualquier sitio, en cualquier instancia, en cualquier situación. Desde las más altas esferas hasta las capas sociales más bajas.
 ¡Es vergonzoso! ¡Siento vergüenza ajena! ¡Me siento culpable! ¡No hay explicación!
Y es que ejemplo donde mirarnos son espejos que chirrían, desportillados, putrefactos, macilentos, como sepulcros corrompidos que se debieron extirpar hace muchos años.
Hubo un sistema cerrado, excluyente, opaco de por medio. Han pasado cerca de cuarenta años y  la tierra está abonándose para  que la siembra de más calamidades. Y eso parecer no verse: ¿Qué hacen seis millones de personas en paro?
No hay control, por importante que parezca, que ejerza sus funciones. Ni en lo público, ni en lo paraestatal, ni en lo privado. Fundaciones, donaciones, levantamientos de bienes. Latrocinios, engaños, corrupciones. Y un lago etcétera que consideran que administrar es robar, falsear, favorecerse, beneficiar a los suyos, dilapidar, pasar desapercibido, ganar votos, enriquecer a sus empresas, traspasar beneficios, enfangar  lo público, privatizar lo rentable, crear empresas fantasmas, llevarse el dinero a paraísos fiscales, estafar, desahuciar, no contabilizar o emplear contabilidad creativa, condonar, indultar, ceder a cambio de favores y, en definitiva, se llame como se llame, abrir la mano por la parte posterior de la cintura.
Es decir, todo el sistema se corrompe,  basándose en el ladronicio y el que venga detrás que arreé. Así se convierte en una canalla y en una vergüenza: el despropósito más grande de la historia de España, excluida la Guerra civil que es a la que algún político nos aboca; menos mal que las armas están en los cuarteles y los hombres de bien, velan por la paz y el amor de los suyos, pero aquí y así no hay quien viva.
No desaprovechemos la ocasión propicia de la crisis para ponernos de acuerdo: NI UN CAPITALISMO SALVAJE,  NI UN  COMUNISMO RANCIO, en los que sólo ganan unos pocos. Cedamos algo todos, por mucho que tengamos el poder o la mayoría. Pongámonos de acuerdo en los grandes temas y ganaremos todos. Un año es un plazo razonable para que hombres buenos se pongan de acuerdo en la Salud, en la Enseñanza, en la Justicia…; mientras que el Gobierno  prohíbe el paro tapando agujeros.
En España han cambiado muchas cosas en poco tiempo: LAS PERSONAS, LOS VALORES, LAS IDEAS… Y LAS QUE NOS ESPERAN, AL PASO QUE VAMOS. A mí me gustaría que una sola cambiara: LA IDEA DE LAS DOS ESPAÑA.  De nosotros depende. Mientras tanto, que la PAZ y el AMOR nos unan.

sábado, 17 de noviembre de 2012

PEDIR EXPLICACIONES, LA DEMOCRACIA LO EXIGE


Son muchos los recuerdos de la infancia. Mi primer sueldo entregado en casa. El salario de mi padre. La administración que llevaba mi madre. Los sobres en los que apartaba el importe para el recibo de la luz, el pago de la casa, la iguala del médico, la mensualidad del maestro y el resto, si algo sobraba, para comer. Hasta la cama me llegaba la información. Pausadas explicaciones que, en la obscuridad y el silencio de la noche, a través del frio pasillo y alcoba, oía en largas conversaciones a mis padres. Hablaban de todo, principalmente de mejorar nuestras vidas, conseguir más ingresos, gastar menos, examinado los contratiempos surgidos, dándose confianza e ilusionándose para hacerlo mejor, acometer obras necesarias y seguir adelante. Una familia llana y de firmes convicciones que transmitir a sus hijos.
Los tiempos siguen siendo los mismos, pero las formas y medios de emplearlos han cambiado considerablemente. La magia de lo sencillo se ha complicado si no ha desaparecido. Las explicaciones huelgan, las responsabilidades se desvanecen, la honradez se desvirtúa, la información, tan pródiga en bagatelas, ni existe y, por si no fuera bastante, los controles que se ejercen se tiran a la papelera.
Voces he oído comentando que la Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad que tanto divulgo, no es sino un camelo: eso no se estila. Hay que dedicarse a otros menesteres para vivir como un cura, que no hay mejor carrera que dedicarse a la política para tener el porvenir asegurado: medrando, mangoneando, comiendo sapos, robando, consiguiendo ser víctima de insidias siendo un delincuente y, por supuesto, esto no es el ejemplo de mis padres.
¿Cómo no es posible evitar el pago de impuestos y no se nos diga a dónde va nuestro dinero? Es imprescindible que nos expliquen qué hacen con los sobres que pagamos. Pero no de forma generalizada ni resumida, sino detallada con nombres y apellidos, partida por partida, céntimo a céntimo. Y habrá que enterarse quiénes son los sujetos que los reciben, a qué se dedican, si son parientes, personas interpuestas u otros chorizos que se lo llevan calentito. Además, deberán aumentar explicaciones cuando éstas sean difusas o no claras, no sea que confundamos a infantes con princesas o churras con merinas.
¡Es triste que el ciudadano tenga que hacer labor de inspección no siendo su cometido! Pero no queda otra. Son demasiadas las razones que nos asisten para que el escarnio no nos mate.
En cada organismo público, en cada sociedad con capital de la administración, en cada centro, en cada barrio, en cada aldea, en cada pueblo, en cada distrito, en cada ayuntamiento, en cada provincia, en el congreso, en la nación entera, habrá que pedir explicaciones, estar al tanto, ser una mosca cojonera. La democracia es eso: tener información veraz con que poder tomar una decisión para poder votar y no elegir a un mangante. Y como aún así la equivocación persiste, hay que demandar responsabilidades al individuo y no sólo a él, sino al partido que lo ha presentado en sus listas y al testaferro que se lleva las culpas. Y hay que exigir a sus señorías que hagan caso a las auditorias de cuentas que les pasan los estamentos dedicados a ello, que no los tiren al cesto de los trapos viejos, que no gozan de la impunidad que se arrogan en todas las facetas. Y no hablemos de corrupciones ni más trapicheo que los juzgados rebosan de papeles aunque muchos desaparezcan, se borren o se anulen por arte de magia. 
Es necesario que el hombre de la calle esté informado. Es el arma pacifica que disponemos. Otras, ni nos interesan, ni las queremos. Antes preferimos que el ladronicio persista. No nos enteremos por los bulos o comentarios interesados. Vallamos a los plenos municipales. Investiguemos qué, cómo, cuándo, dónde, cuánto, por y para qué se trata, sea de interés particular o general. Tenemos derechos a estar informados. Cursemos preguntas al respecto. Denunciemos y publiquemos. Que se anden con cuidado.

domingo, 11 de noviembre de 2012

LA ACEPTACIÓN DEL DOLOR Y LA POBREZA


Las religiones que santifican el dolor y la pobreza, persiguen el sexo con saña y despellejan a las mujeres, no hacen sino un negocio para quienes las regentan y propagan. Éstos prebostes que se arrogan la representación de una deidad intercediendo por quebrar el deseo, como si desear comer por tener hambre fuera ilícito o gozar del sexo que masacran, fuera de las normas que imponen  o  no estar por ellos bendecido, tuviera que ser delito siendo una pulsión, un instinto, un sentimiento limpio, saludable y verdadero, para que dos personas lleguen a quererse, si es que no se aman; son demonios que se regocijan con el sufrimiento, calentando el caletre a la gente con sus prédicas de mortificación.
Ser pobre es una desgracia y a nada bueno conduce. El hombre necesita nutrientes para su cuerpo y mente. Comida para respirar y armas para pensar. Un todo, que permanezca estable, pudiendo decidir, poseyendo un criterio: Alimentos (pan, agua, chicha y otros dones de la naturaleza) y  pensamientos (libro, drama, periódico y otros legados del saber). Aceptar las cosas como vengan no es resignase, ni arrepentirse o lamentarse transigiendo con el dolor; es asentir para  luchar, cambiar o virar, seguir adelante, forjando una situación a la propia voluntad; es admitir para reconocer y evitar la pobreza; es, en definitiva, lo más razonable, aunque, tal vez, en el cielo no entiendan ni de pobres ni de luchas, ni siquiera de vivir.
 ¡Dejen a los demás hacer lo que quieran; nadie necesita consejos para salvarse en otra vida de la que ninguno tenemos pruebas!  ¡Déjense de monsergas y trabajen en algo más provechoso! Curar almas, si es que existen, es vivir del cuento y para eso tenemos muchos políticos, curanderos y otros listillos de otras profesiones.
¿Cuántas religiones se sustentan con los ingresos de sus feligreses? Para todas ellas el agradecimiento por valerse con las prácticas que realizan, para el resto, lo lamento, han de evitar extorsiones a terceros y, por descontado, pagar los impuestos.
Supongo que nadie habrá entendido que estoy en desafecto con el mundo espiritual. No. Ni mucho menos. Forma parte de nuestras vidas y, por supuesto, de la mía también; esté o no de acuerdo en muchas de las cosas que de él se magnifican. Pero esos sentimientos, emociones, pensamientos, simplemente una mirada, desarman al más poderoso de los mortales. Y son las cosas más sencillas, más frágiles o más espontáneas, las que hacen vibrar las carnes. Un cuerpo como una torre agitándose como un junco a merced de una palabra, una seductora sonrisa que cuanto más se ve más enamora, los pucheros de un bebé o la frase ingenua de un niño, todo candor, todo dulzura. Yo también me conmuevo.
No dejo de reconocer por eso, entre tanta hipocresía y dioses de barro, que todo no es rapiña, siendo la espontaneidad magnifica por sus deslices o la prédica por su vehemencia, aunque me escandalicen voces institucionales preocupadas más por amor entre personas del mismo sexo, que por los desahucios que sufren las familias. Citaré frases de Pérez Galdós, que vienen al caso: “Escribe tus chillidos en el viento para que jueguen con ellos los pájaros… La verdad se viste de arreos de lo fabuloso para cautivarnos más, y cuando ve que la contemplamos embobados, suelta la risa, se quita el disfraz y nos dice: “Mentecatos, no soy arte; soy…yo”… He visto en la religión la misma falsedad que en la política. No hay religión, por buena que sea, que no haya derramado sangre inocente... El morir es bueno hasta para los tiranos: el vivir es malo, aun para los oprimidos... Mucha religión, mucha teología política, mucha alianza de altar y trono, ¿pero las magras dónde están? Yo las quiero, yo las necesito, las reclama mi estomago y el estomago de toda mi familia que es tan católica como otra cualquiera”.

domingo, 4 de noviembre de 2012

RECORDANDO A BENITO PÉREZ GALDOS


. Cuando un Gobierno dura mucho:
-          El tráfico se paraliza
-          La clase menestrada no tiene qué comer
-          Aumentan los robos
-          Las patronas y pupileras están a la cuarta pregunta
-          La mendicidad crece
-          Disminuye la caridad pública
-          El abasto de la plaza es malo y carísimo
-          La carretería se estanca
-          Los taberneros echan más agua al vino
-          El pelo se entristece
-          Bajan las rentas de tabacos y loterías
-          Nacen más chiquillos
-          Las calles se desaniman
-          Los sastres perecen
-          La nación está como una novia desconsolada a la quien nadie le dice por ahí te pudras
. …España es un mendigo que se aburre de estar siempre pidiendo en la misma esquina… Húndanse los gobiernos, vengan revoluciones, para que el país de despabile y aprenda a vivir a la moderna y salgan hombres de gran poder y tengamos más medios de ganar la vida y se acabe el morir lento del pueblo, aunque los pueblos no mueren. Se modifican, se refunden. España no ha encontrado el molde nuevo. Las revoluciones que en otras partes desequilibran la existencia aquí las entona. Lo nacional está muriendo y naciendo al mismo tiempo. Ni acaba de morirse ni acaba de nacer. Por eso apetece el movimiento, la variación de ambiente, de personal, el cambio de hombres públicos, a ver si éstos son menos sepultureros y más comadrones. El ser nacional está todo este siglo muriendo y naciendo.
. Comemos poco y mal; queremos comer más y mejor. La verdadera opinión, el verdadero sentimiento público, es el hambre.
. El ronzal con que sujetan a esta pobre bestia de la nación, cambiará de mano, pero en éstas o las otras manos, continuarán las mismas ataduras en el pescuezo nacional
. La justicia está en manos de los fuertes y los fuertes no la usan más que en provecho propio y en vituperio y perjuicio del humilde, del pobre, del limpio de corazón… No hay ídolo de barro que resista a un buen empujón... Por amistad y recomendaciones, en España se hace picadillo de las leyes.
. ¿Qué dinero ha de tener nadie en un país donde no hay justicia, donde no se castiga a los bribones, donde los más altos dan ejemplo de la inmoralidad y el ladronicio?
.  Los que gobiernan, me engañan, me tiranizan y me roban (la gran masa todo lo sabe, referido a la voz del pueblo).
. Tahúres políticos, cuadrilla de rateros, turba de lacayos y rufianes (referido al Gobierno).
. Así huele tan mal el libro de la Constitución… porque en él a conjugar/ van todos el verbo MINGO.
Existen tantas similitudes con el tiempo actual que, 160 años después, resulta saludable recordar tales apuntes y sacarlos a colación y que cada cual opine como quiera. ¿Hará falta un buen empujón?  Que para ello también la Paz y el Amor nos unan.

jueves, 1 de noviembre de 2012

QUE EL DESPIDO LIBRE NO NOS QUITE EL SUEÑO


Parece un contrasentido hablar de PLENO EMPLEO en los tiempos que corren en España, con cerca de seis millones de personas en el paro o desempleadas y, más aún, considerando la conveniencia de implantar el DESPIDO LIBRE.
No está loco quien lo plantea por el hecho de plantearlo; ni cuerdo quien lo rechaza por continuar leyendo; antes, no obstante, sinteticemos conceptos ya apuntados y recordemos:
SUELDO DE SUBSISTENCIA O SUPERVIVENCIA.- Importe marcado por la Administración que será el mínimo para que una persona no deje de serlo, evitando pasar a ser un Indigente, ponderando: Comer, vestir, cobijo, salud, educación y desarrollo.
FUNCIONARIO HONORARIO.- Toda persona que, queriendo trabajar, no encuentra empleo y es la Administración quien la ocupa, para ganar un sueldo de subsistencia.
DINERO SOCIAL.- Aquél que la Administración necesita crear, sin recurrir a la Deuda, a un plazo determinado y de curso legal. Puede limitarse a la obtención de cosas concretas.   
RENTABILIDAD.- Valor positivo o beneficio. El grado de rentabilidad es medible desde distintos parámetros y cuantificable con valores diferentes: Desde el punto de vista de la empresa, de la Administración, del trabajador. En dinero, en especie, por compensación, a cuenta.
Para el logro del Pleno empleo la Administración ocupará a los parados empleándolos allá donde la rentabilidad que obtengan sea suficiente para pagarles. Fomentará el desarrollo de nuevas actividades (sociedades, cooperativas, compañías de Honorarios, asociaciones, clubes). Los dirigirá a empresas, a la administración, a la formación, a leer la prensa o allá donde ocupen su tiempo y sean controlados como cualquier trabajador en su horario correspondiente. La rentabilidad no sólo puede cuantificarse con valores crematísticos, deben de existir otros a tener en cuenta, incluida la prestación de la propia desocupación.
Las empresas habrán presupuestado su coste laboral global, en base al cual, retribuirán a sus empleados. Las distintas administraciones harán lo mismo. En ambos casos, las remuneraciones serán superiores al salario de supervivencia y, por supuesto, transparente lo presupuestado. En el supuesto  de que hayan de variar sus previsiones, por el hipotético caso de ser obligados a colocar a HONORARIOS, éstos podrán ser retribuidos con DINERO SOCIAL.
EL DESPIDO LIBRE se realizará a decisión del empresario justificando los motivos (dentro de una lista establecida), sabiendo el trabajador que, en tal supuesto, en una semana estará colocado como FUNCIONARIO HONORARIO, en lo que sea, con el SALARIO DE SUPERVIVENCIA.  
No será necesaria la intervención sindical ni para la contratación ni para el despido, pero si para intervenir en un proceso de asesoramiento, vigilancia y denuncia, ante incumplimientos palpables, motivos de desamparo, causas inaceptables de cese, abusos  e información formal de las diferentes cuestiones que se susciten.  Darán lugar a sanciones, nuevas iniciativas y demás ajustes. Todo un proceso bautizado como EL PLENO EMPLEO que a nivel local puede ser regulado por la Administración o una sociedad creada al efecto, no tiene porque ser un sueño sino una realidad, como también habrán de serlo la huelga y el despido libre, por lo que el sueño no se nos ha de quitar.

viernes, 26 de octubre de 2012

LA CIUDADANÍA ES LA QUE IMPORTA


La herencia de bienes o derechos casi nunca implica desarrollo personal. La transformación positiva del hombre se realiza, por lo general, poco a poco. En el plano psicológico, en el área de las emociones, en las ideas, en las actitudes, en los comportamientos y en la perspectiva de la vida en general goza de dos valoraciones: la percepción de uno mismo y la de los demás.
Conjugar ambas, seguramente, no es posible, tal vez, porque el resultado sea asimilable a una  frase que achaco a Unamuno respecto a nuestra personalidad: “Uno es como se ve,  como nos ven los demás y como realmente somos”. No podemos dejar de ser como somos genéticamente, sin embargo, el tesón, el esfuerzo, la voluntad y otros factores de importancia capital, (la nutrición, la cultura, la costumbre, etc.) influirán en nosotros de manera decisiva.
Nacer en un sitio o en otro, en una u otra clase de sociedad, con tipos de familias diversas, en la guerra o en la  paz, en un momento determinado, con el color o las creencias diferentes, por citar algunos ejemplos, es sinónimo de desigualdad.
¿Podemos otorgar a cada uno de los recién nacidos oportunidades similares?
(Me ciño, por descontado, al primer mundo que es donde me encuentro y el que conozco. El que marca los pasos del bienestar a los demás, al que, en su mayoría, aspiran)
Resultará difícil convencer a los progenitores que lo conseguido durante sus vidas (bienes y riquezas), no cedido o enajenado, pasará, en el momento de sus muertes, a la sociedad de la que lo tomaron. Sus hijos no tendrán ni activos ni pasivos con qué quedarse, incapacitados por naturaleza (desde el nacimiento hasta la mayoría de edad) y por ley posteriormente, para administrar la herencia. Ésta será a lo sumo en los menores valores para paliar los costos de su desarrollo y, después, un cobijo para quien no lo tenga, así como, en su caso, unos derechos de autor, que estimulen la cultura y la ciencia.
Por eso, la seguridad, la salud, la educación y la información no deberían ser confiadas a manos privadas. Tampoco, por supuesto, las armas y el dinero.
Como casi nada ha de prohibirse, menos aún, la libertad que es sinónima de la acción independiente con respeto. Por tanto, no hemos de inclinarnos sólo por el interés general y público, sino hemos de considerar igualmente los intereses privados. Y como ambos pueden ser espurios mal que nos pese, ya que todo lo dirigimos las personas (independientemente de políticos, empresarios, curas o truhanes) cada siete años, por ejemplo, un grupo de expertos elegidos y voluntarios en su cuarta parte, harán una revisión exhaustiva para enmendar, corregir e innovar, en su caso, todas y cada una, en su conjunto, las materias apuntadas, para que sean por igual impartidas en todos los lugares, tengan el color que tengan. No supondrá de ningún modo cesión de soberanía por parte alguna, más bien rentabilidad y ventajas para  todas ellas y, naturalmente, para los ciudadanos que en general son, al fin de cuenta, los que importamos.
Tres premisas (ya citadas en anteriores entradas para no extenderme) como ejemplo: Los impuestos han de igualarnos a todas las personas físicas. El Banco Centra Europeo ha de ser el regulador de todas las entidades de crédito de la Unión. La herencia no es un derecho de nadie, ha de regularse. Y, mientras avanzamos, que la Paz y el Amor nos unan.

  

sábado, 20 de octubre de 2012

LOS BANCOS DE LAS COSAS


Examinemos los balances de las empresas, las cosas inútiles de lo particulares: ¿Por qué no les sacamos provecho?
Hemos de optimizar recursos sobrantes, obsoletos, inexplotados, aparentemente inservibles.
¿Para qué? Para regular un mercado de segunda mano en beneficio de quien lo necesita y que la caridad no se apunte el triunfo de la estafa, del error, de la incompetencia de la propia sociedad que la magnifica.
Bienes y derechos tóxicos, ajenos a la producción, amortizados, sin ninguna utilidad para las empresas que los mantienen en sus balances y hay que sacarlos de los mismos para su aprovechamiento (tierras, casas, vehículos, mobiliario e inmobiliario y otros activos). Primero, que sean las mismas compañías las encargadas de hacerlo, pasado un plazo previsto, empresas creadas por la administración o particulares se harán cargo de los mismos (a beneficio de inventario). Reembolsarán o pagarán, en su caso, retraídos los gastos y su comisión. Empresas que han de obtener rentabilidad y emplear a Honorarios, tendrán bonificaciones fiscales u otros privilegios. Empresas objeto, como todas las demás, de inspecciones conforme a Ley.
Una de las leyes a implantar respecto a los activos improductivos o abandonados, ya las hemos citado en entradas anteriores: Una.- La de establecer un determinado número de años (supongamos tres) que pasarán a inventarios de las compañías antes citadas, formando parte de “depósitos confiscados” con reembolso o no a sus titulares, conforme a las rentas o importes que se obtengan con su explotación o  venta,  similar al condicionado general antes descrito. Dos.- En ningún epígrafe de ningún balance, han de esconderse u ocultarse bienes, derechos u obligaciones de un tercero; sea propietario, accionista o representante de la propia titular del mismo. Tal contingente deberá tener tratamiento similar al contemplado anteriormente.
¿Qué provecho se obtendrá con las nuevas entidades (“comisionistas”) creadas  para “reciclar” los productos (bienes y derechos) que se les encomienden libre u obligatoriamente?
Distribuirán la riqueza, eso es muy importante. Explotar campos  y obtener su producto además de repartir jornales. Facilitar viviendas a quién no las tengan en régimen temporal o definitivo, permitiendo la movilidad (tan denostada por complicada) de los trabajadores. Pagar a funcionarios Honorarios o a quien se coloque. Servir de motores productivos incorporando valor añadido  a  recursos  abandonados. Generando, en definitiva, ingresos para el fisco y el sistema y, por consiguiente, ayuda a la población.
Todo ello es susceptible de variación, de ideas, de cuestiones puntuales a tratar, para que a la hora de ponerlas en práctica, sean las más convenientes; pero no hemos de perdernos en vericuetos ni en discusiones que demoren el tiempo de la acción. Ésta ha de comenzar, espacio habrá para cambiar su orientación. Entre tanto, las empresas se verán limpias de rémoras que no conducen sino a perder tiempo, dinero y vitalidad; sus cuentas deben ser inmaculadas y sus valores ajustados a la realidad. Abandonemos la fantasía, los colores o la picaresca de los balances, exijamos transparencia y despejemos las dudas de los malos gestores, arrinconando viejas formulas de corrupción, olvidando lo de “maricón el último” para huir y convertirlo en “el primero da dos veces” a la hora de cumplir. Las buenas prácticas premian, se imponen.

lunes, 15 de octubre de 2012

CUESTIONES PERSONALES


Escribir lo que uno piensa, expresar una idea y hacerlo libremente, es obvio que representa un valor añadido, independiente de su  contenido o  su forma de redacción.
Debido a la gota fría recientemente producida en el Mediterráneo español, me he visto obligado a regresar a España por unos días. Mi cajita de cerillas se llenó por completo de agua como una balsa y la totalidad de sus enseres han fenecido junto al lodo retirado.
Estoy convencido que las catástrofes aúnan voluntades y la empatía se vuelve contagiosa. Las desgracias son rasantes desde cuyo punto de paridad se pueden generar ideas, actuaciones que, de no haber sucedido, su concepción no sería posible o, tal vez, no tendrían sentido.
El Proyecto de Ciudades Ocupacionales surgió de la ficción de una tragedia, comienzo de la novela del mismo nombre, en la cual, tierras abatidas, casas destruidas, riquezas perdidas, vidas truncadas, se organizan desde la igualdad de la nada de sus habitantes. Sería utópico afirmar que la vida de los mismos transcurre en paralelo, con esfuerzos, resultados y comportamientos iguales. Al contrario, en cualquier caso, los resultados de ninguna forma pueden ser parejos, las diferencias se multiplican, la diversidad cunde de manera galopante.
Los hombres partimos del mismo rasero, la evolución no hizo distinciones; nosotros, naturalmente, forjamos tales desigualdades. ¿Pero, hasta que punto hemos de permitir que las mismas se cuantifiquen agrandándose indefinidamente, sabiendo además que el azar, la suerte, la casualidad, la coincidencia, la incertidumbre o los imponderables siguen reglas imperfectas o impredecibles que nos gobiernan misteriosa y poderosamente?
Ante tal fatalidad, es posible, que para paliar las pérdidas de mi cajita de cerillas se concedan ayudas crematísticas y no estará mal visto: la principal función de un Gobierno es velar por sus ciudadanos en general, cuando los medios para impedirlo no podían ser previstos. Algo distinto a la caridad, que no deja de ser un fracaso del propio Gobierno, desentendido de evitarla antes de que suceda. ¿Por qué no, entonces, limitar las rentas, regular la herencia, aplicar las formulas para que las desdichas comunes no nos separen  más y más cada día, sabiendo que las más comunes son, además de la muerte y la enfermedad, el paro forzoso?
De tales cosas continuaré hablando y escribiendo, hasta que alguien con argumentos me saque  de mi error o, al contrario, entienda que la senda angosta que difundo, ha de ser seguida convencido de que puede llevarnos al punto medio  armónico entre lo público y lo privado, entre un comunismo rancio y un capitalismo salvaje, que tantas veces hemos nombrado.
Es muy común situarse al margen y no tomar partido, sobretodo, cuando se trata de innovar. Estamos acostumbrados a ir por el mismo camino, a hacer las mismas cosas, a resignarnos por no pecar. Miramos a otro lado sin querer saber nada, no decir lo que pensamos por el qué dirán, estar ciegos, sordos y mudos para no complicarnos y, no nos damos cuenta, que el escepticismo como la apatía, sirven a un mal señor: a la política del conformismo, del demagogo, del tirano, del mentiroso. De aquél o aquéllos “que tiran la piedra y esconden la mano”, amparados en el anonimato, que se desdicen de lo dicho o dicen lo que los demás quieren oír o engañan a su propio padre mirándole a los ojos.
La indolencia no es buena consejera y... que la Paz  el Amor nos unan.



miércoles, 10 de octubre de 2012

EN BUSCA DE UN SISTEMA EQUILIBRADO



No son pocos los lectores del blog Ciudades ocupacionales que me han preguntado cómo pretendo innovar un sistema capitalista (económico, social, políticamente) y,  en él, hacer posible que sus ciudadanos hallen la felicidad.
 Les respondo que las personas sustituimos constantemente una preocupación por otra, para tener siempre con qué inquietarnos. En su resolución, en la lucha por anular tales desvelos, en cuyo destino se encuentra la felicidad, está la misma felicidad, que no es ni más ni menos que el apropiado camino que recorremos. La felicidad es la esencia, la energía de un esfuerzo, el reflejo, la satisfacción, el clímax de haber llegado o cumplido los propósitos positivos que nos hemos propuesto. Y más aún, se perfecciona dándola a conocer, transmitirla a las personas queridas, compartiéndola con entusiasmo y humildad. En el lado opuesto, se encuentran el miedo o el pánico, el aturdimiento o la falta de reflejos, la ansiedad o el estrés, el desconsuelo o el estancamiento negativo que nadie, en su sano juicio, quiere para sí.
Al implementar la innovación del sistema capitalista a través del P.C.O., de los que tanto hablo, se ha puesto el énfasis en las palabras Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad (dadas por supuesto pero que no se llevan a cabo), para que sean el permanente camino hacía la resolución de los problemas, hacía la mejora de los comportamientos, hacía la discusión enriquecedora y los acuerdos. Ajustándose a las mismas, prevalecerán el respeto, la libertad y la no prohibición a casi nada. En definitiva, nadie puede evitar por una ley que ésta no sea vulnerada. Por consiguiente: sí a la flexibilidad en su redacción; sí a la inflexibilidad en la aplicación de la misma.
Se hace imprescindible, no obstante, que el poder, los poderes, den ejemplo al pueblo, “al pueblo que siempre tiene razón y no se equivoca”, con cuya definición discrepo, al entender  que la mayoría de nosotros estamos, en mayor o menor medida, manipulados, con los ojos vendados, dando vueltas a la noria extrayendo el agua del pozo como animales de carga, para que tales manipuladores la acaparen. Será difícil superar tal pensamiento de la gran mayoría de la gente y sólo el tiempo podrá difuminarlo  erradicando las corrupciones, los privilegios, los enchufes, aplicando la ley “igual para todos”; constatando, además, que esa es la norma: andar y mantener el camino en tal dirección. No es posible, o mejor dicho, a nada conduce, predicar sin dar ejemplo.
Ya va siendo preciso recapacitar, dejarse de veleidades, de enfrentamientos estériles: todos nos vamos al garete. Recuerdo, por si lo han olvidado, que la muerte no se anda con miramientos y a todos nos toca la hora. Es una oportunidad única para los que están en  el poder confesar sin reparos y ganar CONFIANZA que es lo que la gente necesita. Sobran las palabras que suenan a huecas y nadie las cree. Es la hora de obrar, actuando en beneficio de la comunidad  y no de otros intereses. Todo lo demás, independencia incluida, son cuentos, cuentos políticos que no hacen sino dar miedo. 
¿Quiénes sacan partido de todo ello? 

domingo, 30 de septiembre de 2012

LA VIOLENCIA, UN ESPACIO PARA EL DESACUERDO


El propio título me lleva a plantear cuáles son los puntos que nos unen a las personas. Sin duda, las creencias, los sentimientos básicos y la situación del momento que los provocan, serán las respuestas más generalizadas. La violencia es un espacio desencuentro.   
En nosotros se despiertan las emociones  inculcadas por nuestros genes y por la función de la mente estructurada conforme a los mecanismos adquiridos. Las costumbres y las tradiciones se convierten en hábitos mecanicistas que pocos se plantean revisar.
¿Cuántas veces hemos oído decir que se privatizan los beneficios y las pérdidas se hacen públicas? Y están en lo cierto. Ninguna empresa quiere malos resultados para su negocio (como ninguno los queremos para nosotros) y lo público no puede negar su ayuda ante la injusticia social. La violencia es un valor negativo, de rentabilidad negativa. Resta, no suma.
Esbozadas tales premisas, convendrán conmigo que la RENTABILIDAD debe ser uno de los pilares importes para el desenvolvimiento de una actividad, tanto publica como privada. Ha de valorarse desde un rendimiento económico y desde un rendimiento social.  Éstos habrán de ser cuantificados (aunque su relatividad sea manifiesta) para poder asentarse contablemente. Por tanto, lo público, lo privando, deben de convivir juntos, aun cuando existan funciones que exclusivamente el Estado deba controlar: La producción, el control y el desarrollo de las armas. El cobro de impuestos. Los medios de cambio. La seguridad, la justicia y el orden social. La igualdad de oportunidades, el desarrollo de sus ciudadanos, su bienestar. Puntos de encuentro en los que todos deberemos, igualmente, participar. Convendría, a la hora de sentarse a dialogar, revisar  las causas descritas, para alcanzar los espacios de acercamiento, los puntos de acuerdo necesarios para mejorar la concordia que nos haga más fácil la búsqueda de la felicidad. La violencia genera violencia y ejercida desde el poder abuso, maldad, es inmoral.
Me disponía (lo haremos más adelante) a escribir algo, a propósito de la convivencia, respecto a  temas tan amplios e importantes como la salud, la alimentación, la educación, la economía, las fuentes de energía y  otras actividades como el despido libre, la ocupación social, los distintos agentes, etc., cuando noticias luctuosas han sido actualidad en España. Y aunque he procurado evitar comentarios de acontecimientos acaecidos, por muy graves que fueran, tratando de mantener una objetividad que no me comprometa, no puedo eludir ahora referirme a la actuación policial. Es sumamente vital que el poder soslaye la violencia. Ante ella, no hay más defensa que la violencia, por más que Grandes de la historia (que a todos nos vienen a la memoria) nos hayan mostrado el camino de la paz con el  que comulgo, dando ejemplo con sus actuaciones. El poder ha de ser el paradigma en el que el ciudadano ha de mirarse. No tiene porque combatir las voces nefandas o de desprecio que les dirijan, porque no es su voluntad sino la de quienes las emiten; sí defenderse manteniendo sus barreras con los mismos o similares artefactos de los que les ataquen en su caso y, por supuesto, sin abusar de las armas que alimentan la discordia. No es protección sino ataque, el perseguir a maltratar a quien grita o insulta; no es protección sino violación de los derechos humanos, responder con encarnizada agresividad contra quien lo provoque; no es protección siquiera, obligar por la fuerza a cejar de manifestarse cuando las injusticias son manifiestas. El poder sabe que por ese camino, provocando el fuego del infierno, abusando de su situación, tiene los días contados, conduce a la venganza, a la enemistad, a la decadencia ¡Ojo! Nos acerca a los inquisidores años de la dictadura, al caudillaje de algún iluminado, a la destrucción del bienestar conseguido.

lunes, 24 de septiembre de 2012

INTUICIÓN


Acabo de aterrizar en Loughborough (UK) y comienzo a vislumbrar un Reino Unido diferente concibiendo una idea, como un británico pudiera crearla para España, al día siguiente de su llegada.
No es cuestión de hablar del clima, del paisaje, de su gente o de las infinitos aspectos de estos países milenarios ¡Dios me libre! Es una simpe cavilación de recién llegado, producto de la intuición, por la cual la crisis económica que atenaza al Reino Unido podría solventarse apenas con un pequeño esfuerzo.
Sirva igualmente para estas tierras lo que vengo pregonando en el presente blog para España, mi país, sumido en la más profunda de las desesperanzas que jamás he conocido, de las que estoy seguro, completamente seguro, que saldremos ya que el tiempo así nos lo dice. Todo sigue y seguirá adelante, aunque las justificaciones de los aconteceres dolosos se viertan de distintas maneras. El camino elegido desembocará en una alternativa de profundas diferencias entre la pobreza y la riqueza, volviéndose a iniciar nuevas crisis como si los negocios fueran globos inflándose y desinflándose sin regulación o limites que evite su explosión. Sencillamente, alimentando al Sistema Capitalista Salvaje del que no somos capaces de controlar; desoyendo otras posibilidades entre las que se encuentra el Proyecto de Ciudades Ocupacionales que divulgo y ánimo a que se lea.
No desbarraré por caminos andados sin antes dar a conocer la reflexión apuntada al comienzo. Se trata de lo siguiente:
Gran Bretaña debería integrarse en la moneda comunitaria. Antes, sin embargo, de aplicar las equivalencias que los técnicos hayan dispuesto, en su caso, para ello; a modo de práctica, con sólo cambiar la L (de libra) por E (de Euro) los usuarios se irían acostumbrando. Una pequeña diferencia sería suficiente  para paliar la crisis: mantener la misma cifra en euros a los precios al consumo de los marcados en libras. Los sueldos, sin embargo, serían elevados en razón de aplicar el cambio de la libra esterlina con relación al euro actual.
¿Qué pasaría?
Aumentaría la deuda pública. Aumentaría la deuda privada, pero fácilmente acudirían a su regularización, dado que el consumo igualmente aumentaría estimulando  a los colocadores (públicos y privados)   recaudado más impuestos y percibiendo mayores importes por sus ventas, respectivamente.
La entelequia de los sistemas económicos es un hecho, si bien las diferencias en su contesto y aplicación pueden ser muy diferentes, abismales, sin parangón. Retroceder del estado de bienestar es lamentable y conviene por tanto elegir con las ideas de la razón y no con aquellas que se mantienen porque siempre se han mantenido o han sido tradición.
Desde Loughborough un saludo

miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿QUEREMOS CAMBIAR LA SOCIEDAD?

Lo económico, lo social, lo político, (algo de lo que tanto hablamos) son movimientos conexos; apenas si se pueden desligar lo uno de lo otro, debido a sus connotaciones interesadas girando en torno al logro del poder que, por lo general, se consigue con violencia o con dinero.
A lo público, a lo privado le sucede hago similar. Ni todo ha de ser público ni todo privado. A mi juicio, de una armonía y lícita competencia al mismo tiempo entrambos, surgirán los puntos de encuentro favorables para llevar a efecto los dos ámbitos. De ahí, que  rechace modelos de convivencia restrictivos, que no admitan la flexibilidad u otras alternativas posibles. Debemos mantener el estado del bienestar sin crisis, con las necesidades básicas cubiertas, camino de la felicidad. “No quiero un capitalismo salvaje ni un comunismo rancio”, he manifestado en muchas ocasiones. Aspiro a un modelo donde la HONORABILIDAD, la TRANSPARENCIA y la RENTABILIDAD sean paradigma a seguir (imitando al poder sería ideal) y, por eso, no me cansaré, repitiéndolo. Insistiré en cosas o situaciones que aparentan ser contradictorias, pero compatibles, como el despido libre y la ocupación global; la limitación de rentas y las grandes fortunas; la ausencia de herencias y los beneficios para todos;.
No sé en Europa, pero por resumir, hoy en  España (la próxima entrada en el blog la haré desde Gran Bretaña donde iré a vivir tratando de tomar un nuevo pulso) la gente está angustiada, confundida, con negras perspectivas e indignada sin confianza alguna, y ¿qué hacemos los hombres con capacidad o no para cambiarlo?
Los primeros siguen haciendo lo mismo que siempre  han hecho los de su porte: No miran la historia, ni el bien general, ni siquiera sus intuiciones cuando sus conciencias les delatan. Se mantienen subidos con los suyos en el carro, mientras el resto (el aludido pueblo) empuja. Y lo triste es que no importa quiénes estén caballeros; de cambiar las tornas continuarán haciendo lo mismo, manteniéndose subidos en el poder de sus privilegios a tope. Los segundos, al contrario de éstos, ni  instituidos, ni organizados, condicionados a tomar derroteros muy diversos, influenciados de alguna manera por los primeros que a toda costa no se bajarán a empujar ni siquiera cuesta arriba, como es el caso. ¿No se puede hacer de otra manera? Por supuesto que si. Atravesamos un espacio propicio para ello: Una crisis que a nadie deja indiferente. Oteando la historia vemos los avances logrados en derechos humanos (económicos, sociales, políticos), pero no suficientes en consonancia con el reparto de las cargas necesarias para lograrlos. Aunemos los esfuerzos (y nuestros votos, en su caso)  alrededor NO de un partido o líder político, sino en pro de un Proyecto elaborado con las aspiraciones de toda la gente (teniendo, al menos,  las necesidades básicas cubiertas: sustento, cobijo, salud, educación, justicia igual para todos, libertad,… y la búsqueda de la felicidad) aunque para ello sean necesarios grandes sacrificios y, sobre todo, ponerse de acuerdo. No es utopía, no. Hay que ser valientes, sin suicidarse. Y como ambas cosas son extremadamente difíciles, desde el poder, han de institucionalizarse; luego, el poder hay que conseguirlo ¡Organicémonos! Ideemos una meta, un tiempo: ¿Dónde acumular las alternativas, sintetizarlas, representarlas? ¿En la RED? No sé cómo hacerlo, pero aprenderé a digitalizarme.
Es claro. HAY MUCHAS FORMAS DE CAMBIAR LA SOCIEDAD. Aun siendo reiterativo, invito a ello sugiriendo la lectura del Proyecto de Ciudades Ocupacionales en el que se respalda la Democracia, la Igualdad de oportunidades, el Pleno empleo, el Despido libre, lo Privado y lo Público, los Derechos y las Obligaciones de las personas, sin visiones divinas, ni interferencias.

viernes, 14 de septiembre de 2012

La esperanza resiste

Al hablar del Proyecto de Ciudades Ocupacionales (PCO) es tildado de irrealizable, ilusorio, utópico; no así en el blog en el que no encuentro comentarios, contradicciones, enmiendas u otros apuntes a sus medidas. Llego entonces, inexorablemente, al sentimiento de la duda pensando que, tal vez, no sea el tiempo adecuado para ponerlas en práctica. A veces, la apatía, la desgana, el pasotismo o la resignación se generan por la impotencia de no poder ser resolutivos. Posiblemente, una tragedia colectiva nos cegaría definitivamente o, al contrario, los ojos se abrirían para darnos cuenta de la amplitud de la catástrofe que tenemos encima y lo poco o nada que las personas de a pié conseguimos por impedirlo, pese a intentarlo. ¿No será mejor construir un Sistema económico, político y social con grandes esfuerzos que con grandes sufrimientos? Supongo que los valores de la voluntad en los que creo, son más convenientes que los del dolor, si es que éstos lo son. Es más vital ponerse de acuerdo con cesiones reciprocas, que aceptar las tragaderas de la imposición que a nada conducen.
Han pasado años en los que muchos coincidíamos que tanto ladrillo no tenía sentido alguno. Pero un Gobierno ambicioso lo mantenía pregonándolo como un éxito. “¿Cómo va a caer la construcción cuya actividad representa el más alto porcentaje del PIB?”. Y comenzamos a sustentar sobre naipes nuevos castillos, con la tozudez administrativa, empeñados en tacharnos de críticos agoreros a sus detractores. Y casi todos perdimos. Y ahora puede volver a ocurrir lo mismo, aún sin haber comenzado siquiera ¡qué digo! sin vislumbrar, una recuperación. La burbuja de la Administración hay que pincharla. Y, ¿por qué no, innovar el sistema económico, político y social actual a través de una gran mayoría de seres humanos con igualdad de oportunidades, haciendo los sacrificios necesarios, desde una perspectiva solidara con dignidad, transparencia y una base exclusiva de rentabilidad?
Esa gran mayoría sabemos de las dificultades, pero estamos convencidos de que el esfuerzo por intentarlo merecerá la pena. Por sintetizar los problemas, señalaremos que son los innumerables gastos  generados por las políticas conducidas por la codicia, amparados en un sistema salvaje de explotación y competencia. La malversación de fondos del partidismo, la hipocresía, la exclusión galopante con el vano provecho de ganar en las urnas. El despilfarro en obras improductivas de la administración irresponsable, de la duplicación de cargos con direcciones sin sentido, de una economía degrada que no entiende de personas y si de la compra de favores… Un producto interior bruto huero basado exclusivamente en la ganancia material o derechos que arrastran a la desconfianza, a la huida de inversores, a la acogida de especuladores, al abandono, a la miseria, al pánico que puede producirse. Y el Gobierno sigue empeñado en recurrir a la deuda pública, ahondando más aún en las diferencias entre los pobres y los ricos, ocultando que no hay ingresos suficientes para mantener tanto gasto y culpando a los demás de tal horror  (a la prima de riesgo, al BCE, a sus antecesores, a…), como si ellos fueran incólumes, verdugos de la esperanza e incapaces de infundir CONFIANZA.
Corten. Anulen gastos, generen ingresos y, sobre todo, no aumenten más pobreza. Motiven un desarrollo más justo, que garantice la igualdad de oportunidades. ¿Qué cómo se hace eso?: Limiten las rentas de las personas físicas. Supriman cargos, privilegios, administraciones. Saquen de los balances los activos ajenos a la actividad y háganlos productivos. Creen la movilidad y ocupación retribuida para todos y el despido libre. Regularicen las herencias que no estimulan el desarrollo personal. Que los impuestos nos igualen… De ello hemos venido escribiendo y, ¿quién sabe? si tendremos capacidad para poder seguir haciéndolo.








viernes, 31 de agosto de 2012

Con miras al devenir


¿Cuáles son los epígrafes de actividad registrados en la Hacienda Pública? ¿Hemos de apoyar al Gobierno? ¿Al partido en el poder? ¿Por qué? ¿Por obtener mayoría en las urnas? Sí. Ya sé. Nada de lo que dijo ha hecho y no es lo mismo predicar que dar trigo, dado que a la hora de elaborar un programa  trampea acomodando a  conveniencia su campaña. De la clase política se dice que es rastrera: engaña, roba, come sapos mirando a los ojos y jurando hacer lo que es imposible hacer, sin distinguir a unos u otros cuando en ello está su provecho. Aguanta carros y carretas sabiendo lo de yendo caliente que se ría la gente. Sus componentes forman parte de una profesión peculiar llegando a ocupar cargos de relevancia, acatando y adulando al de rango superior sin causar problemas, sin cuestionarlo, sin pensar. Dominan el verbo, aprovechan la ocasión y son expertos en ocultar lo trepa que son. Nos sorprenderían sus similitudes con los demás epígrafes y es que, en resumidas cuentas, no se trata de castas ¡qué también! sino de personas. Las vocaciones son dirigidas y, o mucho me equivoco o a partir de ahora, los jóvenes (un 52 % sin ocupación ¡qué vergüenza!) se dedicarán a afiliarse a organizaciones estratégicas o políticas para hacer carrera, sin importarles ignorar lo que les pregunten, silenciar lo que ven y, por supuesto, callar lo que sienten o piensan. Formarán parte del rebaño decidiendo seguir las indicaciones de su pastor, sin ningún tipo de responsabilidad, ya que la responsabilidad política equivale a no tener ninguna. Así que serán libres para engañar, robar y comer sapos adaptados como el rio a su ribera. Nadie ignora que las causas de los conflictos son originadas por el epígrafe que ensalza, aclama y sigue a una rata que considera su líder. Si ésta cayera en desgracia, como depredadores de su verdad, le dilapidarían. El Gobierno bien pudiera pertenecer a una empresa privada de empresarios o emprendedores de ideas generadoras para enriquecerse a costa de lo que sea. Sin escrúpulos, andando al filo de la navaja, bordeando la legalidad que adoran cuando la vulneran de continuo como si se tratara de beber agua fresca. Personas movidas por el espíritu del dinero, impregnadas de codicia, de poder, de un resentimiento enfermizo que les lleva a considerarse semidioses, legítimos acreedores del bien creando puestos de trabajo para ocupar a unos holgazanes trabajadores que lo único que hacen es aprovecharse de su buena fe. No comen sapos, los vomitan sobre las personas que de ellos dependen. También roban y engañan por el beneficio general, en pro de los demás. Unos santos. Unos hombres especiales elaborando frases que suenan bien: “Hay que impulsar el desarrollo económico, social, formativo y cultural”. “El fracaso es un paso necesario para llegar al éxito”. “Los tiempos de los trabajos fijos han terminado. Cada persona tendrá que labrarse su futuro y conquistar nuevas oportunidades cada año, cada día”. “Debemos bombardear a los jóvenes con mensajes políticos y entusiastas, que les animen a levantar la cabeza ante el panorama generalizado de crisis y negatividad que les rodea”. “Los tiempos de crisis, tal vez, sean los mejores para emprender, ser flexibles y adaptarse a las circunstancias”. “Desestimar la ambición personal por hacer algo grande con nuestra vida; asumir el control y la responsabilidad, con esfuerzo, imaginación, persistencia sin olvidar ser buenas personas”. “Crecer, vivir, estudiar y trabajar fuera de tu entorno, en el extranjero es una alternativa importante”. Y otras que asustan: “En una sociedad buena no cabe que unas clases opriman a otras gracias a las ventajas dadas a una de ellas por la posesión de la riqueza. La propiedad (o mejor dicho su posesión) es causa que apoya la injusticia o el derecho. En ella tienen su germen las revoluciones o si se desnaturaliza con la pobreza y la ignorancia concomitante”: Claude Saint – Simón. “Ya desde hace mucho tiempo (1848) se viene hablando del capitalismo desfasado, de un capitalismo perverso, “condenado a condenarnos a que le condenemos”. “Los derechos de propiedad, las relaciones de clase, los acuerdos políticos particulares, deberían revisarse periódicamente”. “La injusticia de unos, la envidia de otros desembocan en una revolución o en una resignación: hagan sus combinaciones para nuestra España”.
El Gobierno ha de inspirar confianza y orientar a desempeñar los epígrafes de futuro creadores de ocupación y bienestar antes de que seamos parásitos y las esperanzas desaparezcan; poner en marcha el despido libre y la ocupación total: Dos aspectos descritos por los que abogo.