miércoles, 25 de abril de 2012

ERRADICAR EL PARO


Tal como anuncié en mi penúltima entrada, a continuación concretaré medidas para paliar el drama social del paro: Una lacra que ha de esfumarse y ser sustituida por el empleo. Una tragedia de muchos millones de españoles que el Gobierno debe prever y cubrir, como la asistencia sanitaria y la escolarización, para todos sus ciudadanos. Si actualmente, Repsol, una sola persona jurídica, acapara toda ayuda posible: ¿cómo no hacerlo ante el infortunio de un sinfín de personas físicas?. El trabajo es un derecho constitucional que deberá ser obligatorio y entrar a formar parte de los pilares en los que se ha de asentar una sociedad más justa, más digna y más humana. Nadie, salvo elección propia, debe prescindir de lo indispensable y la ocupación lo es, como lo es el comer, la educación o  el cobijo. Un Estado no puede permitirse inmoralidades semejantes y el Gobierno que lo representa, en una situación de crisis como la actual, no puede abandonar a tantas personas ante su padecimiento ¡Un crimen será no poner los medios!  
Cada aldea, cada pueblo, cada barrio o distrito de cada ciudad, a través de una agencia gubernamental dedicada al efecto, se encargará de ello: controlando, regulando y compensando (con un sueldo de supervivencia) el desempeño. Toda persona en paro, jornada tras jornada, como un trabajador más, fichará y acudirá al lugar designado, a cumplir el cometido que se le encomiende, ajustado a las horas laborables.
Se habilitarán los espacios y lugares apropiados para ello y las iniciativas a desarrollar no faltarán. Existen sobradas actividades que realizar, lugares donde poder hacerlas, ideas y decisiones que acometer, negocios y asociaciones por crear, materias y oficios que aprender, artes y deportes que practicar, fines sociales y más razones que remediar. (Véase en este mismo blog el Proyecto de Ciudades ocupacionales. PCO).
Las empresas, autónomos y contratantes (motores del empleo) buscarán a través de tales agencias gubernamentales la mano de obra que necesiten y el mercado laboral pasará a depender, exclusivamente, de la administración y pagará las prestaciones actuales sólo a quienes se adhieran al plan ocupacional expuesto, eliminando más miserias.
Otras ayudas al autoempleo, a los autónomos, a las empresas, encaminadas a crear puestos de trabajo bienvenidas sean; sin embargo, es el Gobierno quien, convencido y directamente, ha de reaccionar y extirpar la desdicha social que supone el paro. El Gobierno ha de renunciar favorecer o subvencionar a terceros para que eliminen desgracias como éstas porque es el propio Ejecutivo quien debe evitarlas, habilitando medidas como las citadas, los medios inexcusables (tareas, comedores, albergues…) o lo que sea necesario para llevarlas a cabo e impedir la pobreza y la pena negra del hombre, haciéndole sentir útil, paliando su rotura familiar, el peligro latente de su ruina.
¡Ante la adversidad no se han de escatimar soluciones azarosas!
 Suprímanse  los subsidios, los dispendios, las subvenciones, las ayudas sin sentido, los gastos superfluos, los derroches, los delitos, las duplicidad de cargos y… que las alargadas manos de la Administración ocupen a la población invisible y desamparada que se esconde en el paro. ¿Por qué no ponerse manos a la obra?.
Si España no tiene dinero para pagar a tanto desempleado; si además no puede adeudarse, tendrá que hacerlo, al menos, para darles comida a quienes no la tienen y tampoco pueden conseguirla lícitamente. ¿Tendrán que robar para ello?. Nadie quiere robar ni que les roben. Por tanto, es vital crear una ocupación social a cambio de un plato de lentejas y que digan lo que quieran los sindicatos, los puritanos o la hipocresía social que nos inunda. Será mejor que morir de inanición. Además, el dinero no es problema y puede conseguirse.
Hoy y en la entrada titulada El paro es nuestro primer enemigo ya facilito algunas pistas; en las próximas, explicaré cómo obtenerlo. Hay que erradicar el paro ya, sin más dilación, antes que la conciencia de esos doloridos y desocupados hombres, muera en el nirvana de su desesperación. Mientras, que el Amor y la Paz  unan a la humanidad.

viernes, 20 de abril de 2012


EL SENTIMIENTO ES LO MÁS IMPORTANTE




Eludo el tema que había prometido comentar en esta entrada, porque he tenido la desgracia de que un hombre bueno, a quien quería de verdad, ha muerto. Un hombre que, como todos nosotros, iba a morir, pero no tan pronto, sin que nadie lo esperara,  contento consigo mismo, plantando árboles para la posteridad en la tierra de todos, haciendo lo que quería estando jubilado, sin darse cuenta ni hacer ruido, aunque su desaparición, a sus más próximos, les sobrecogiera y dejara un vació como el que dejan los hombres buenos y yo envidie su forma de partir.

Obligada y socialmente debía de acudir, cuanto menos, a su entierro y en mi foro interno, el sentimiento por su muerte originaba la disyuntiva entre voces diferentes, entre el dolor consciente que padecía y la subconsciente tradición que permanece atrapándome hasta el extremo de hacerme su esclavo.

Y, seguramente, no lo hice incumpliendo normas escritas que se siguen a ultranza y no comparto. Detesto recordar la imagen del cadáver de un ser querido en lugar de evocar su cara, su presencia viva, templada, llena de bondad y de entusiasmo. En todos los casos, evito contemplar al muerto y, más aún, si lo quise, si algo noble sentí por él. Me resisto al compromiso de la sociedad que te obliga a ello. Y lo vengo haciendo siempre que puedo, olvidándome del qué dirán, de la reprobación social e indiferente. No deseo mantener en mi retina un ser inmóvil, sin alma, tratando de que su figura permanezca por siempre viva en mí, sin doblegarme a unas leyes sociales impuestas por las costumbres. Pero eso me acarrea, inevitablemente, problemas. Más fácil sería mantener las reglas y acompañar a la familia, hacerte notar dando el pésame, asistir a un sepelio religioso que no crees, algo así como quitarte de encima a un mendigo dándole una moneda, sin importarte por qué la pide.

Deseo morir como Pepe murió: Solo, sin que nadie lo espere,  con el don de ser bendecido por los dioses y continuar viviendo en nuestra memoria.

Anhelo, por último, saber gozar del presente sin esperar nada como lo hacía él, a quien  admiraba. Una excepcional persona que supo mantener el cariño de su mujer, de sus hijos, de sus nietos, de alguien, como yo, que trataba de imitarle para lograr algo de la felicidad que él derrochaba.

Trataré de aceptar las cosas como él las aceptaba, para tener algo de su grandeza.

Siempre estará vivo  mí y, como tal, continuaré pensando en él.

miércoles, 18 de abril de 2012

EL PARO ES NUESTRO PRIMER ENEMIGO

Hoy, son muchas las personas en España que se sienten temerosas del tiempo que les aguarda. Ni qué decir de los desempleados, (entre ellos el 50% de los jóvenes); de los que, además, no reciben prestación y ganarse la vida no pueden; de los frágiles abuelos y de aquellos que sufren tragedias personales inenarrables.
Penetrar en el pozo de la recesión es sumamente preocupante y, a veces, no se consigue salir o no se da con la forma de hacerlo o se tarda una eternidad pese al esfuerzo que se realiza. Gritos y desesperaciones ¡Clemencia! ¡Socorro! y no se encuentra a nadie. Y si se  halla un salvador, tal vez, carezca de los medios necesarios con que elevar al caído, siquiera, al brocal. O, quizás, exprima al máximo la exigencia de obtener con su ayuda una barbaridad (que aceptar es inevitable) como si se tratara de un chantaje o, posiblemente, semejando a los mercaderes financieros, demandará una compensación que no se podrá cumplir. Caer en la recesión es la pescadilla que se muerde la cola. El miedo que todo paraliza y envuelve. La imposibilidad de salir indemne:  Los ricos evaden sus dineros apátridas; los empresarios invierten en otra parte; escatiman y no consumen, por si acaso, quienes mantienen su nivel de ingresos; los que carecen de ellos, emigran en su búsqueda tratando de remediar el hambre o son auxiliados por su familiares. Los hay que acuden a la caridad, mendigan o se aventuran a lo que salga, siendo carne de explotadores, de los que  un sin fin de pobres desgraciados ya no conseguirán nada y morirán de hambre como perros viejos sin dueño. Y ya son muchos, muchos más de los que un país puede soportar, mientras sus dirigentes hablan de pócimas que nada arreglan..
¡Hay que hacer algo y pronto!
Sólo se oyen voces, sin embargo, de refundar el capitalismo, de controlar a especuladores y poderosos, sin que exista voluntad política por hacerlo, ni siquiera en el largo plazo. No se atisba la búsqueda del término medio entre el comunismo rancio y el capitalismo salvaje; ni la senda de valores personales, de la que Europa está necesitada, ante la carencia de esfuerzo, trabajo y  responsabilidad. Y pienso en mi España debilitada, susceptible y estancada en una tragedia humana sin precedentes.
¿Cómo se debería actuar si acaeciese una pandemia, una catástrofe o una guerra que se llevara a cinco millones de los nuestros?. Se haría algo, ¿no?. Pero ¿qué? ¿qué se haría?.
No es suficiente imaginarlo (si mejor) y dado que lamentarse no es bueno para nadie, no quiero lamentarme y deseo aportar soluciones que ya va siendo hora de acometer acciones concretas y atajar la tragedia social que nos acosa. Que cada cual aporte una idea, una alternativa, una luz o una salida; que las buenas palabras e intenciones ya no sirven.  La situación es angustiosa y sólo valen hechos (angustiosos tal vez) con que remediarla. La única forma es que la gente no continúe sin hacer nada y coma y se sienta útil. Es el trabajo un derecho que nuestra constitución asume y que todos estamos obligados a respetar y cumplir, aunque haya puntos de los que discrepemos.
Ayer, 17/04/2012, oí en radio nacional que una empresa (que carece de plasma para transfusiones) ha solicitado autorización al ejecutivo para que los parados puedan donar sangre (cobrando su venta, no donándola gratis) y obtener unos ingresos por ello. Guste o no guste, es una iniciativa que facilita ingresos a personas necesitadas.  Habrá, sin duda, muchas otras opciones. Por tanto, se me ocurre preguntar: ¿por qué no dar un euro por habitante y mes, que ascendería a unos quinientos millones al año, para ir paliando el desempleo?. O, ¿por qué no sustituir en la Declaración de la renta la cruz de la casilla de la Iglesia  y otros a favor de gente desempleada?. O,¿por qué no detraer el uno por ciento de las nóminas para ese fin?.
En toda contienda (y la lucha contra el paro lo es) hay que eliminar al enemigo. Por eso,  mantengo la opinión que la Administración debe ponerse al frente y ser el abanderado hasta erradicar el desempleo. De ello, hablaremos en la próxima entrada.

viernes, 13 de abril de 2012

REFLEXIONES SOBRE EL PROYECTO DE CIUDADES OCUPACIONALES (PCO)

Un buen Ejecutivo ha de actuar pensando en el bien del conjunto de los ciudadanos y dar explicaciones, incluso, haciendo pedagogía de las mismas: ganará así infinidad de votos. Renunciar a beneficiar intereses partidistas es necesario; lo contrario, a la larga, le pasará factura como un secuestro o un chantaje. No siempre, por tanto, se puede agradar a todos, pero si la gente reconoce la  Honestidad, Transparencia y Rentabilidad (H.T.R.) en su conducta triunfará y será premiado con la reelección, en su caso.
Los sindicatos (no empresariales) tienen la razón defendiendo a los trabajadores (la parte más numerosa y débil de la cadena de producción) pero, a veces, han de dar su brazo a torcer y rendirse a la evidencia. Han de evitar inmiscuirse en política aunque la condicionen y junto con los representantes empresariales arbitrar los sueldos que convengan para cada empresa (sean o no del mismo sector) con arreglo a las circunstancias de la misma (de la cual forman parte) y a las regulaciones contempladas en la Teoría de los números primos del Proyecto de Ciudades Ocupacionales (PCO).
La intervención gubernamental no sólo debe limitarse al cobro de impuestos o a la regulación de las actividades de las personas tanto físicas como jurídicas, debe ir más allá y participar en sectores claves, estratégicos y, sobre todo, asumir costes sociales que las entidades particulares imputarán al ciudadano en su propio beneficio.
Es lamentable que las empresas deban recurrir a la normalización de sus cuentas con la suspensión de pagos o quiebras. Posiblemente, para entonces, los activos productivos hayan desaparecido y las transacciones fraudulentas prescrito. Los responsables (sin excepción) tienen que pagar su mala gestión. Ha de darse a conocer el castigo impuesto y su cumplimiento, en aras a que cunda el ejemplo y reparada la conciencia ciudadana. Los sindicatos han de velar igualmente porque sus representados no los produzcan.
La deuda soberana se paga aplazando otros gastos monetarios ¡Esto no puede continuar! Parte de la renta para consumir pasa a manos de los inversores (capitalistas por regla general) lo cual significa más empobrecimiento y menores posibilidades de desarrollo. Además, los capitalistas por lo general, gastan mucho en bienes de lujo e inmovilizan parte de sus rentas en bienes improductivos (consumiendo en lugar de invertir) derrochando en bienes no duraderos, elevando precios, dando valor a torres de humo. Los gobiernos no reparan en ello y todo les vale mientras cobran sus impuestos ¡Y eso no es así! Deben intervenir limitando, regulando la especulación, poniendo freno a inmoralidades, acotando la codicia, no permitiendo la falta de Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad (H.T.R.) que ellos practican.
Los particulares aumentarán el riesgo por evadir sus capitales, pero no a nivel empresarial si a éstos se les facilita recursos, arbitran sus costes laborales y obtienen mayores beneficios ¡Y eso se puede hacer! Facultar al Gobierno (o a quien éste delegue) de amplios poderes para que intervenga en dar ocupación a quien no la tenga es una medida imperiosa a tomar. Regulará el mercado de trabajo (velando por los ciudadanos)  en la dirección más conveniente. Será ideal que todos los recursos fluyan sin la imposición del más fuerte: señal inequívoca de libertad individual dentro del normal funcionamiento de la vida económica general.
La tendencia se encaminará a que el ciudadano se ocupe de sus asuntos personales, encauzados a su superación personal, por encima de su auge financiero. Por el contrario, las empresas optimizarán sus recursos sin preocuparse en exceso de la realización de las personas que la componen; el mayor tiempo libre, paradójicamente, hará que los particulares deleguen sus asuntos crematísticos a  corporaciones especializadas en ello.
Mientras tanto, que la Paz y el Amor nos unan.


domingo, 8 de abril de 2012

¿POR QUÉ NO PLANTARSE YA?

El hombre en realidad, salvo error, hoy vive mejor que nunca. La calidad y abundancia de producción de bienes y servicios así lo atestiguan. Siempre hubo avances y retrocesos en el tiempo; sin embargo, excepciones aparte, nunca existió tanta distancia entre la miseria y el derroche. Tal vez, vaya siendo hora de plantarse.
Con sólo pronunciar plantarse, a mi mente acude aquel juego de cartas llamado las siete y media. Antes que pasarnos (lo que suponía perder) decidíamos limitar el tanteo posibilitando poder ganar. Hoy en día, muchas son las voces que nos dicen estar  superando nuestras limitaciones; pero la decisión no nos corresponde tomarla a nosotros. Son nuestros políticos los que juegan, los que deciden de qué manera alcanzar las siete y media y, viendo sus resultados, se pasan a menudo.
No estaría demás acometer algún tipo de guía implantando líneas límites que no poder sobrepasar. Una guía de medidas o de soluciones con la que no en la forma pero si en el fondo, todos estuviéramos de acuerdo. La gente, cada cual desde su especialidad o parcela, señalaría aquellas que considerara razonables. Establecerlas sería el primer objetivo. Para dar con ellas, sin embargo, tal vez, lo mejor sería comenzar planteando y dando a conocer los ideales con los que soñamos.
Sin dudar, yo los simplificaría con la ilusión de conseguir una ecuánime distribución de la riqueza pero, ¿cómo llevarlo a cabo? (Sólo el hecho de pronunciar mejor distribución de la riqueza me produce un cierto desasosiego, aunque en el Proyecto de Ciudades Ocupacionales –PCO- me decante, en su lugar, por el logro de la felicidad).
La propuesta, el desarrollo, elaboración y cumplimiento de tal guía deberían efectuarse por altas instancias de Europa, haciéndolas vinculantes para cada Estado miembro. Se me antoja que ello no deja de ser una idea, una entelequia o un deseo a realizar, pero por ello, ¿no debemos intentarlo?¿cruzarnos de brazos y que sean otros quienes se pasen?
No creo que nadie esté conforme con las corrupciones, las mafias, las injusticias, los abusos, los desamparos, el hambre o la miseria; por tanto, se estará de acuerdo en darles solución. Otra cosa será cómo hacerlo, qué medidas tomar, cuándo y de qué forma. Si avanzamos, nos daremos cuenta que existen pequeñas y comunes cosas que pueden llevarse a cabo sin trastornar al ciudadano y anular maldades de consideración.
La abolición del dinero físico, por ejemplo, daría lugar a controlar su blanqueo, a evitar la extorsión o chantaje que se paga en efectivo, robos y un largo etcétera. El límite está en utilizar otros medios de pago (no el dinero). ¿Por qué no hacerlo?.
La abolición de los paraísos fiscales daría lugar a impedir transgresiones de personas despreciables. Sin embargo, erradicarlos no es posible ni depende de la voluntad política de Europa. Lo que si puede hacer Europa es limitar tratos comerciales con gobiernos, empresas o personas establecidos en tales países, de igual manera que se embarga, se suprime o  condiciona otras relaciones, tanto políticas o económicas, cuando se quiere. ¿Por qué no se hace?.
Los mecanismos de responsabilidad y castigo funcionan a todos los niveles. Existen vías por las que se pueden determinar los mismos y la ley debe ser igual para todos. Europa puede arbitrarlos sean ciudadanos de a pié, políticos, clérigos o militares.¿A qué se espera para acometerlo?
Las rentas van a parar, principal y finalmente, a los mercados financieros sin que éstos paguen tributos acusados, pese a que ello va en detrimento de los mercados comerciales, de la creación de puestos de trabajo, de la participación en nuevas empresas, de la investigación y tecnología, de las ciencias y las artes, en definitiva, merman los valores productivos u ociosos para el bienestar del hombre en beneficio, únicamente, de los intermediarios financieros: ¿Por qué no igualar las rentas del trabajo y del capital?  ¿Por qué no limitar las rentas individuales tanto por arriba como por abajo?¿Por qué…?
Mientras se abre camino en la buena dirección, que la Paz y el Amor nos unan.

domingo, 1 de abril de 2012

UN PROBLEMA PERSISTENTE E INCUESTIONABLE

Apenas el ser humano a cambiado en una historia conocida de hace cinco mil años. Han existido etapas trascendentes en su desarrollo y son escasas las diferencias entre el que fuera el primero y el hombre actual. Sus orígenes caminaron junto a los descubrimientos de enigmas, miedos y fantasías de la mano de las Culturas (religiones, identidades, costumbres) y de las Necesidades (sustentos, crecimientos, comunicaciones). Hoy es mínima la diferencia con aquel comienzo y pervive entre tal dualidad, aunque las formas sean diferentes: El hombre animal y aislado creció y, a través del tiempo, se hizo persona colectiva y social sin desprenderse de su muda interior. Respiró, sació su hambre, consiguió cobijo, se multiplicó pese a las catástrofes naturales, las pandemias, los grandes imperios, las revoluciones sociales, las guerras y sus innumerables dificultades. Lo que aún no ha conseguido dominar es a la propia Naturaleza de la que forma parte y en su interior pervive.Su psiquis continúa siendo un ignoto movimiento por el logro de la felicidad que confunde y considera su seguridad. En ella ve el poder, lo que representa el poder ante sus ojos, y ya no sólo trata de cubrir sus insuficiencias fisiológicas (y poco más) desde un prisma egoísta individual o de grupo, al que el pueblo sigue con bozal encaramado en su  Necesidad y Cultura, sino en la conquista y el dominio por doblegar a sus semejantes y hacerse con sus vidas, sus riquezas, sus territorios, en base a infundadas aspiraciones de una hegemonía duradera.
El hombre actual está muy próximo a lo que fue el comercio más rentable jamás conocido, a la mayor explotación del hombre por el hombre, a lo que aún chirría al pronunciarlo: la esclavitud (más de cincuenta millones de personas, en tres siglos y medio, fueron secuestrados y llevados desde África a América). Lo que entonces fue permitido, hoy es practica común y se ha multiplicado preocupantemente con el tráfico de personas, armas, drogas, órganos humanos, proselitismos y otras obscenidades no menos importantes amparadas en los mercados, multinacionales, fundaciones, creencias, etcétera. Por consiguiente, subsiste el mismo principio: Obtener más beneficio a costa de lo que sea. Legalmente, es atribuible a mantener mano de obra barata. Podíamos añadir, sin derechos, sin papeles, por un plato de lentejas, en aras a consolidar la supremacía del rico sobre el pobre.
¡Qué lejos (en el cielo) está Dios, en la cima de la pirámide,  sobre la base terrena de los pobres que la forman! Después el rey y los nobles, los altos cargos políticos, religiosos, militares, ricos y magnates empresarios que le siguen para llegar al efímero término medio de los funcionarios, empleados y otros puestos remunerados, bien distantes de los obreros que apenas tienen para el sustento. Los parados, los mendigos, los sin techo, los que no tienen más que la miseria como alimento son el suelo de los hombres y su entorno. Y ese no es el problema, sin embargo. Al menos, no es el principal.
De ninguna manera los costes salariales son (ni podrán ser) la partida que haga menguar los beneficios empresariales, menos aún, culparles de las crisis que se producen. La mano de obra está ajustada y contribuye al fomento del consumo que origina la producción; no así la mano de obra que permanezca inactiva, sin ocupación, lacerante para el orden social.
El problema trascendental siempre ha sido (y será) el reparto de la riqueza. Aun más, cuando los que están en la cúspide de esa pirámide, cerca de Dios, perseveran en la costumbre de no conformarse con el poder que acaparan y, para su seguridad (y las de los suyos), lo consideran insuficiente.
¡Son unos auténticos depredadores! No consienten que la mayoría coma cuando ellos devoran y arrasan y contaminan y enferman de tanta abundancia ¡Qué inmoralidad! ¿Dónde estarán aquellos que cedieron sus bienes a cambio del cielo? Como todos los mortales quemados, enterrados bajo tierra que aguarda sin preocuparse de cuitas ajenas.
El PCO también espera ser cuestionado. Mientras tanto que la Paz y el Amor nos unan.