Hablar de libertad es
fácil. Gozar de ella, en la práctica, es difícil.
Las personas físicas
somos unos animales más en la escala biológica correspondiente. Nos
consideramos libres, pero nuestra libertad no es posible. Está sujeta a las
exigencias naturales por respirar, por comer, por reproducirse y, para ello,
necesitamos de elementos, substancias y otros congéneres del sexo opuesto
respectivamente.
En la sociedad
emergente, personal y colectivamente, estamos condenados a mantener el respeto
hacía los demás. Esto tiende a caracterizarnos y nos ennoblece del resto de los
seres vivos.
Dentro del contenido
del presente blog, la palabra prohibido
ha sido desterrada. En su lugar encontraremos los usos de los vocablos limitado, regularizar, abolir, modificado o
adecuado, pero lo que suponga matar la libertad quedará lejos de mi
diccionario
Nada puede estar
prohibido y sí penado. Nada puede ser libre sino no lo es con respeto. Con
penas y respeto se ha de actuar, no de otra manera. Por tanto, no se puede
actuar con libertad si algo está prohibido o se desacata. Es una reflexión a
tener en cuenta.
Las leyes pues, han de
implementar las conductas tanto económicas como políticas.
Cuando en el blog hablo
del DESPIDO LIBRE es innegable que lo preconizo como tal, para el normal
desenvolvimiento económico. No obstante, igualmente debe ser incuestionable,
que el despedido del trabajador ha de producirse cuando las exigencias básicas
de éste, estén a salvo para que pueda continuar viviendo. El Estado debe procurar
a todos la libertad. A la empresa para que actúe sin prohibiciones. Al
empresario y trabajador, ante coyuntura desfavorable, para no carecer de los
medios que les haga sobrevivir (comida, vestido, salud, educación, refugio).
Si hablamos de HUELGA
nos referimos a una conducta general en pro o en contra de algún hecho
relevante al que no se ha de minimizar importancia. Detrás de cada uno de los
supuestos sociales expuestos, políticos o económicos, está el hombre, su
criterio, su decisión, su voluntad, su interés. Por consiguiente, hablar de
responsabilidades políticas o de otra naturaleza es ausentarse de las mismas,
esconder la cabeza bajo el ala y guarecerse cobardemente de una actitud
deplorable.
La causa - efecto queda
sólo para las reparaciones utópicas que las justifican. Es cierto que las
desigualdades son y serán evidentes, pero no sistemáticas ni garantistas para
el todo vale, el avasallamiento, la desproporción, el abuso o
el privilegio. Lo más conveniente sería no tener que legislar lo indiscutible,
pero lo indudable no existe en el corazón de los hombres que no dan su brazo a
torcer, ni creen en el respeto a los demás, ni se equivocan o se consideran en
posesión de la verdad.
Según
para quién, el contenido de este folio dará para muchos más.
Toda opinión es cuestionable y no hay ninguna que sea una excepción.
Que la Paz y el Amor nos unan a los hombres.