sábado, 26 de diciembre de 2015

LA CONSULTA EN CATALUÑA

Como ciudadano honesto e independiente, una vez hecho uso de mi voto libremente y visto los resultados obtenidos en las elecciones generales del 2OD, me alegro de la situación que la totalidad de los mismos originan. Las diferentes formaciones políticas habrán de trabajar y deberán hacerlo en beneficio de España. A nadie se le escapa, no obstante, que velarán por sus propios intereses, pero éstos pasan por, aun manteniendo sus ideologías, beneficiar a los españoles y a sus territorios en general dado que, de lo contrario, se les vería el plumero fácilmente. Deberán pensar, hablar, ceder… para acometer los principales problemas que tiene nuestro país, España: el desempleo, la independencia de Cataluña, la corrupción… Una solución tomada por un único partido resueltamente como si fuera un rodillo, por muchos escaños que tenga (que no, necesariamente, corresponde a mayor número de electores), nunca sería la solución correcta, salvo para el propio partido; mientras que si las medidas son producto de acuerdos satisfechos por varias formaciones, deduciremos que los mismos, aun no tan rápidamente, se han sopesado dejando atrás posibles arbitrariedades.
Antes de nada, deseo poner de manifiesto ( lo habrán leído o pueden hacerlo todavía en este blog) que mi idea es contraría a la expuesta por el partido Podemos respecto a la soberanía territorial de nuestra España; no obstante, manteniendo que toda rigidez es la fuerza más fácil de batir, que todo lo flexible, al contrario, es la más difícil de vencer, que lo provisional se convierte en definitivo o que lo aleatorio en ley, me he propuesto reflexionar sobre lo que hoy, a mi juicio, es el segundo problema nacional. Prescindiré de La Constitución, susceptible de modificar, centrándome en el principio activo como diríamos de una medicina. (Los humanos, no obstante, siempre buscamos una explicación, un argumento u origen para comprender lo qué pasa o por qué pasa, pero eso, a veces, es difícil de obtener, ya que, sin duda, lo aleatorio existe, y el miedo, al que recurrimos por falta de conocimiento, ya se encargan algunos de vendérnoslo envuelto en religión o misterio). Imaginémonos una familia. Dentro de ella puede surgir el niño rebelde, el hijo pródigo, el padre, la madre, el amante del marido o de la mujer... cientos y un problemas de amor, de comprensión, de convivencia, de intereses… Y, siempre se han de tomar medidas. De hecho se han habilitado centros especiales para aislar a hijos, proteger a mujeres, separar a unos de otros y leyes para que los divorcios o rupturas sean lo menos dolosos para todos. Hay quienes nunca superarán los esfuerzos por el logro de una coexistencia civilizada. No obstante, examinemos qué hacer con los bienes de todos (individuales, gananciales, proindiviso) en el marco de una comunidad común sujeta a normas de todo tipo, donde conviven personas muy diferentes, tanto físicas como jurídicas. Descartemos también al honorable delincuente que cada noche maltrata a su mujer e hijos, llega borracho… sólo cabe juzgarlo para que vaya a la cárcel. Anulemos igualmente  los sentimientos mal llamados de “identidad nacional” que equivocarían toda razón a la hora de negociar.
Imaginémonos a Cataluña, un espacio proindiviso, cuanto menos de todos los españoles, en el que habitan millones de intereses de entes, personas jurídicas, físicas... y sólo éstos últimos puedan decidir sobre tal territorio, en todos los aspectos y mediante Referéndum, sin más consideraciones. No importa el orden jerárquico que ocupan en la familia española.
Hagamos el penúltimo esfuerzo e imaginémonos que el Estado (a través de su Gobierno) no se enroca y mueve ficha para permitir el derecho a decidir conforme hemos fabulado y lo primero que nos preguntaríamos podía ser:
-          ¿Sería o no vinculante? ¿Habría que hacerse ya o más adelante en todas y cada una de las comunidades? ¿Podrían optar a ello en cualquier momento? ¿Cuántas veces podría repetirse? ¿Cuál sería el porcentaje necesario para que fuera vinculante? ¿Por qué no modular las edades de los votantes?
Si prevalece la NO independencia todo quedaría igual, pero cambiarían muchas cosas.
Si se despuntara el SI a la independencia nada quedaría igual y cambiarían muchas cosas. Los analistas, los politólogos, los  mediadores, los encantadores de serpientes estarían encantados con tanto trabajo que les llegaría; los aficionados como yo, no vemos otra cosa que miseria y desastre para la gente de a pie. (Por supuesto, los de arriba, los salvadores de patrias, nunca pierden, al contrario, sería una excelente oportunidad para ellos chupar más). Si España prescinde de Cataluña y viceversa, saldrían enfrentadas como de una guerra. Descarto ser prolijo en aciagos detalles que, tratándose de una hipótesis, a nada conducen. Cada cual que se lo piense y observe adónde su imaginación lo lleva.
En una familia del amor se pasa al desamor en un abrir y cerrar de ojos, tan pronto sucede la separación y, aun de común acuerdo, se recurre al abogado y tribunal. ¿De común acuerdo aceptaría España la separación de Cataluña? La promesa de generosidad de Podemos (o la de cualquier partido político) no cuela; el resto de España en silencio los dejaría ir con lo puesto, salvo que Pablo Iglesias obre un milagro, y eso, sería dudoso. Si me resta preguntar: ¿por qué no efectuar una consulta a efectos estadísticos, no vinculante, para que se pensara?
Por desgracia, hablémoslo claro, muchas personas (iguales a nosotros) han nacido en el peor momento y viven en el lugar menos adecuado para sus vidas. Habrá que ayudarles e intentar que en el Mundo no existan guerras, enfermedades, pobreza, ignorancia… Esa si es una espina clavada en mi corazón. Otros, y por desgracia en España son muchos, se aventuran en busca de trabajo al extranjero y allí, su condición de emigrantes, los priva de infinidad de derechos, pese a que pagan como el resto de los habitantes sus impuestos. No me lo tomen a mal, pero de esta forma no veo a la gente de Cataluña que abogan legítimamente por su independencia. A mí, se lo prometo,  me gustaría también ser independiente. Algo tendremos qué hacer al respecto juntos, si bien, no nos queda otra que anotar lo que queremos razonablemente e ir en su búsqueda, aunque no a costa de lo que sea como el capital hace.
Por tanto, el SI a la independencia pacífica, por mucho que quiera imaginármelo, no la veo. No soy capaz de volver a los tiempos donde la propiedad privada ni existía o era tomada por los poderosos a su antojo y la ausencia política del hombre pobre era un hecho. Sin embargo, si veo un futuro donde Europa esté unida económica, política y social con un único Gobierno de ciudadanos con igualdad de oportunidades, con las mismas obligaciones y derechos. Aunque para lograrlo no pase por separar fuerzas, sino al revés, aunarnos para que las cosas se hagan bien: Trabajo para todos. Neutralizar a los corruptos. Cultivarnos. Hacer las cosas de diferente forma.

Les facilito una pista. Tal vez hoy lo consideren utópico, pero es el camino del mañana que juntos podemos acometer. Lean mi libro 5 Fórmulas para de bienestar de España que se regala comprando la novela titulada ESCAPE de Sebastián Lorca. La encontrarán en Amazon, librerías o directamente contactando en este blog con el servidor que les habla. Sean felices.

sábado, 19 de diciembre de 2015

UNA MANERA DE PENSAR

“Váyase señor…” (Rajoy). Un eslogan que dio resultados a González y a Aznar para desalojar a Suárez y al propio González del palacio de la Moncloa respectivamente, sin que España se hundiera. Y aquí estamos. Nada, ni nadie somos imprescindibles. “Váyase señor Suárez –dijo Felipe González-. Si yo tuviera en mi Gobierno un millón de parados como usted, se me caería la cara de vergüenza y dimitiría inmediatamente”. Por supuesto, que no dimitió pese a potenciar el paro escandalosamente. En España la palabra dimitir para los políticos es inexistente. Se aferran a los sillones como si fueran lapas en las rocas. Y mienten como bellacos, sin responsabilidad que lo penalice.
Todos los Gobiernos nos dicen lo que han hecho bien, pero ocultan (y la gente lo sabe) las muchas posibilidades existentes para haberlo hecho mejor. Sin embargo, con el endémico problema del desempleo (que origina muertes, hambre, miseria, desarraigo, inestabilidad, emigración, violencia, abusos, mafias, esclavitud y, sobre todo, la degradación moral del hombre) ninguno de los Gobiernos que nos ha gobernado lo ha remediado. Todos cacarean de lo que han hecho al respecto y se han otorgado méritos, colgado medallas por los bajos porcentajes (¡no menos del 8%!) en algún momento, pero ningún ejecutivo desde la democracia, ni Calvo Sotelo, ni Zapatero, ni Rajoy, además de los antes citados, han hecho nada determinante por mucho que lo pregonen. Para acabar con el desempleo, no hay más fórmula que OCUPAR FÍSICAMENTE A LOS PARADOS, por una remuneración, como a un obrero más. (No repetiré cómo hacer algo tan simple. Quienes leen este blogs o han leído 5 Fórmulas para el bienestar de España de Reynaldo Tendero lo saben; han sufrido tales reiteraciones al ser el principal problema a resolver, que ya inician la senda para acabar con el resto de problemas, que no son pocos).Haciendo lo mismo  de siempre, lo que han hecho otros, no se logrará nada y abolir radicalmente el desempleo puede conseguirse en menos de doce meses. Lo que nos dicen gurús y políticos son chuminas camperas y, si no se hace, es porque hay intereses para que la situación actual persista. Lo mismo pasa con la corrupción, cuyo germen está en las empresas, obligadas a realizar prácticas desaprensivas para obtener sus fines, ya que hay elementos e instituciones que se lo exigen. (La inmensa lista de casos se haría interminable y haría sonrojar al mismísimo Al Capone). Ni siquiera han prometido acabar con el dinero físico (algo igualmente fácil de acometer) que es la principal arma empleada por los delincuentes, corruptos y comisionistas para no dejar huellas de sus atracos y fechorías.

Hoy, los partidos que han tenido parcelas de poder, apenas pueden ser creíbles prometiendo que, en no sé qué tiempo, acabarán con el paro y la corrupción. ¿Alguien lo cree? Suena a Misa cantada, pero es un cántico a su funeral. Todos tenemos intereses (nosotros, los de a pie, también, ya que la cultura a través de nuestro cerebro plástico nos ha conformado en liberales y conservadores, por simplificar, y la naturaleza humana nos permite mezclar es escepticismo más riguroso y la credulidad más confiada), pero los políticos chalanean con la esperanza que es lo último que perdemos. Un escéptico obstinado como yo no les dará su voto al tener en sus filas nombres propios que han trasgredido la Honorabilidad, la Transparencia y la Rentabilidad que no emplearon en sus actos y, además, persisten en continuar manteniendo entes que no sirven si no para colocar a su gente (Senado, Diputaciones, Sociedades estatales, Fundaciones, ONG´s) sin desasirse de los privilegios injustos de los que gozan (servidumbre, aforados, pensiones). También desconfío de los nuevos partidos. Optaré por el que apunta medidas diferentes y no lo mismo.  ¿Resistirán ante lobbies, empresas o compensaciones? Me engañarán una vez y será su vergüenza; no lo harán dos veces porque la vergüenza sería mía.

lunes, 14 de diciembre de 2015

LA GUERRA

Esta guerra, la guerra en la que estamos inmersos, no se ganará; y, menos aún, a tenor de lo que venimos oyendo a las distintas formaciones políticas en campaña. Salvo los comunistas, ninguna de las fuerzas que aspiran a ganar el poder, saben cómo luchar contra ella; descartan medios contundentes y se andan por las nubes presagiando que acabaran con ella cuando, al contrario, permiten que, día a día, aumenten los muertos. Es una guerra callada, oscura, sin gritos ni alaridos. Sólo el hedor de los cadáveres mudos que nos llega, hace presagiar que, en algún momento, pueda alcanzarnos, pese a que nos consideremos exentos para ir al combate. Poco a poco, caen y caen anónimamente para rebajar las cifras de combatientes abocados a morir de inanición: con las tripas vacías y yertos de frío. Muchos son los jóvenes que combaten en primera fila, otros huyen de enemigo tan despiadado, tratando de encontrar un lugar donde ganarse el sustento; los mayores acobardados se limitan a llorar por su suerte y la de los suyos. Bastantes son los aprovechados que, como en toda guerra, se benefician impunemente de la miseria que encuentran en sus enemigos. Por un plato de lentejas como moneda de cambio, se sirven para ganar pingües beneficios sin ningún tipo de escrúpulos. Es una guerra en la que todo se permite, ante la indiferencia general de mandatarios, allegados y vecinos. Una guerra para la que, sin duda, existen intereses que mantener a pesar del temor general que oímos y no damos crédito: es posible que cualquier trabajador esté abocado a sufrirla.
No se han empleado los medios para acabar con ella. No se ha llamado a filas a nadie, no se ha contado con los arsenales de armas que están obsoletos, sin utilizar, para combatirla. No se ha puesto toda la carne en el asador para erradicarla. No hay voluntad, ni firme ni blanda, para hacerla desaparecer. España, sí, un país de hambre e ignorancia desde siempre. Y hoy en el siglo XXI aún mantenemos la actitud de que somos mejores que nadie. Mierda para quien eso piensa. Que su boca se les llene de cieno y sus ojos se inunden de legañas para que dejen de ver sólo su ombligo. Hay mucha gente que pasa hambre, que tiene frío, que anda detrás de los cubos de basura, en definitiva, que no tiene trabajo para ganar algo con qué remediarlo.
Hay fórmulas para luchar contra ella. Harto estoy de dar a conocer una de ellas. No me cansaré de decir que dar trabajo a los parados no supone coste alguno para las arcas del Estado, pero los concienzudos maestros de economía no pueden verlo. ¡Mandatarios de ayuntamientos, distritos de las ciudades ocupen a esas personas que quieren ganarse la vida y no estar en la guerra permanentemente! Ocúpese a la gente y páguese un salario mínimo de subsistencia (s.m.s) y eviten que haya logreros que se beneficien como si fueran sus esclavos. A cuenta de nuestros impuestos si es preciso, sí, como tantos otros que se evaporan con campañas, engaños y triquiñuelas.
¿Qué no haríamos si una guerra clásica o el terrorismo se produjeran? No escatimaríamos e, incluso, nos empeñaríamos hasta las cejas por superarlo. La guerra contra el hambre, el frío, la injusticia se puede finalizar si se quiere. Hay armas, medios y soluciones para ello.

El Gobierno que salga de las urnas tendrá que planteárselo: es una cuestión de emergencia. No se puede continuar con una guerra real, aunque no declarada, como si no lo fuera. Ni una baja más. Ni una limosna ni una caridad a nadie. Ocupación para todos y el mercado laboral vivirá en paz. “La peste negra, entre los años 1348 y 1351 mató a 75 millones de personas. En 1652 aniquiló a 20.000 de 44.000 habitantes en Barcelona y entre 1649 y 1650 Sevilla perdió a 60.000 de sus 120.000 habitantes” ¿Cuántos llevamos en estas últimas legislaturas?

sábado, 12 de diciembre de 2015

LAS ELECCIONES DEL 20 D LAS GANARÁ...

Las ganará Podemos. El partido vencedor de las próximas elecciones generales en España será Podemos. Seguirán, por este orden, Ciudadanos, el Partido Popular y, por último, el PSOE.
Hoy día no es predecible el futuro y cada vez lo será menos. Sin embargo, en esta ocasión, no hay duda: el conjuro de la Fuerza se ha conexionado como piezas de un reloj para que esto sea así. Nada nos extraña cuando oímos (hablando de cualquier tema científico o religioso) que toda incertidumbre alcanzó un acuerdo para establecer:
a) La función gaussiana o campana de Gauss, la fe o el profético libro de Mormón.
b) Que el caos no tiene sentido ante la virginidad de la Virgen o la claridad de la Santísima Trinidad.
C)   Que las hipótesis no son sino cabalísticos cálculos a fin de adivinar el Fin de los tiempos o el Juicio final.
Basta pues con analizar  tales componentes y nos guiarán a conclusiones improbables, pero acertadas, para pasmo de la mayoría de incrédulos. Y, como además sabemos del desasosiego a que nos lleva la curiosidad, nos confabulamos aupando al nuevo partido político de Podemos al triunfo. Otros elementos a consideran son:
El PP se originó merced al pecado capital de la Soberbia de su fundador, superada por su gran valedor Aznar para después (hoy) caer en la desidia, la dejadez y el dejar hacer. Ello, pasado por el tamiz de las mentiras, les hizo perder las elecciones (informando  del atentado de Atocha) y ganar las siguientes (prometiendo bajada de impuestos que no hicieron). Esta vez la corrupción les dará el golpe de gracia ante la ineficacia que ante ella presentan, sin responsabilizarse en ningún caso de lo que es evidente. El azar es caprichoso, no siempre va del mismo lado, y no sólo engañando la suerte premia de nuevo: quedaron en el camino ya, muchos cadáveres por dependencia, emigración y por la tan cacareada economía de recortes y favores.
El PSOE, un partido político nacido al amparo de la lucha obrera o de clases (de ahí que la UGT, su sindicato, fuera más importante), no ha sabido defender a ultranza sus postulados  porque, salvo excepciones, nunca mantuvo con firmeza su línea ideológica proletaria. Se creó anunciando la supresión del ejército que nunca hizo, con voluntad republicana que nunca promocionó, con la idea de mantener un gobierno laico, al margen de confesiones religiosas, que no acomete, con amplias contradicciones entre la intervención o no en las guerras, así como la de no saber decidirse entre un obrero o un señorito como González que lo encumbró. Cabe destacar la nula y flácida reacción al respecto de un ingenuo Zapatero.
Ciudadanos es un partido que atraviesa por momentos dulces. Tan deseado como lo fue la UCD de Suárez, salvando las diferencias y los tiempos. A él se apuntan en masa los aspirantes a ganadores confiados en que éxito de entonces, hoy se pueda repetir. Sin embargo, carecen de trazas definidas, como los anteriores partidos apuntados, para catalogarlos en una línea concreta. Bien podían ser una anónima cuyos fines sociales pasen por beneficiar a la gente que consideren sus accionistas, rozando de paso la función principal de ésta: el ánimo de lucro. Corren leyendas urbanas sobre sus orígenes a los que no tenemos por qué dar crédito. Todo es susceptible de cambio y, por eso, su música me suena bien, sus acordes melodiosos, limpios y concienzudos menos rococó que los del PP. Me huelen a aire fresco y los comparo con el texto escrito por Reynaldo Tendero en su libro 5 Fórmulas para el bienestar de España, si bien alejados de radicalidades que éste contempla.

En Podemos confluyen la rabia sobria, el desencanto político, la indignación de la gente y, sobre todo, el órdago que en su día lanzaron los encantadores de serpientes invitándoles a que a las elecciones se presentaran en lugar de estacionarse y dar el coñazo en la Puerta del Sol. Llevan en sus genes la sangre que les permitirá mandar sin escrúpulos, exentos de dueños financieros que les exijan dividendos o acreedores que les acoquinen con retirarles su crédito. Sólo la gente es propietaria de sus hechos y palabras. Palabras dichas altamente, por las que no podrán olvidar a la Casta y, menos aún, crear su propia Mafia. Tendrán que, estando en Europa, renunciar a financiarse de los ávidos mercados, porque el dinero hay muchas formas para proveerse de él. Permitir a la empresa su alta capacidad para crear trabajo y riqueza, para que así lo demuestre invirtiendo hasta hacer de España el país más prospero donde vivir: sin tantas diferencias sociales, sin tanta incultura y bajeza, sin tanto chorizo que se lleven el dinero a espuertas. Será el rejuvenecimiento de las formas a la hora de hacer política, donde no manden los malos consejos, sino que, al revés, una vez acordado por el pueblo, su mandato sea radicalmente llevado a término, correcta o incorrectamente, pero sin ambages. Podemos, por tanto, ganará las elecciones del 20 de Diciembre del 2015.    

miércoles, 9 de diciembre de 2015

LA INTENCIÓN

En nosotros mismos está todo: el cielo, el infierno, lo bueno, lo malo, lo regular...
Me enseñaron de chiquillo que para jugar al fútbol, además de practicarlo, habría que saber su reglamento. Éste habla que una falta consiste en tocar el balón con la mano o tener intención de hacerlo. Me preguntaba entonces cómo el árbitro podría saber si querías tocar o no la pelota con la mano. Hoy, aun preguntándome lo mismo, la respuesta me resulta  más clara.
La intencionalidad (no olvidemos esa palabra) es tanto o más importante, que el propio hecho o la acción cometida que da lugar a la sanción; lo que pasa, es que se halla dentro de cada uno de nosotros, si bien, existen signos externos que lo delata.
Nuestro fuero interno espera que alguien descubra nuestro propósito, aunque lo neguemos, porque ello más que servir a los demás nos servirá a nosotros mismos, a nuestra conciencia, que es quien, en definitiva, la promueve y no, precisamente, para ocultarlo. Por eso, estad seguros que la rama de un zahorí se os moverá, como a él mismo, donde haya agua: nuestro convencimiento depende de la intención con que afrontemos el asunto. Nos curaremos de una enfermedad independientemente a las medicinas que tomemos, con el simple propósito de quererlo. Cualquier deseo se cumplirá si estamos convencidos y  tenemos intencionalidad de lograrlo. Nuestra creencia no es otra cosa que nuestra propia intención. La intencionalidad que portemos, su intensidad y el grado de convencimiento hará que movamos o no las montañas. Y eso, nadie más que nosotros lo sabemos: bastará con creérnoslo.
No se hacen negocios porque los americanos nos digan cómo hacerlos o porque empleemos excelentes técnicas de ventas, sino por la intencionalidad que llevemos para emprenderlos que generan confianza. No habrá espíritus pululando a nuestro alrededor si nuestra intención es que no los haya, pero hete aquí que, muchas veces, las palabras que pronunciamos no se corresponde con la intención que nuestra conciencia delata y sobreentiende: entonces, nos equivocamos o sufrimos espejismos. Puede ser que nuestra intencionalidad pretenda conseguirlo y, sin embargo, dudemos: es el inicio para rendirse y  no luchar  ya que un tercero nos desarma. Y lo hace, no por sus méritos sino porque, nosotros mismos, nos engañamos al no poder ocultar nuestras verdaderas intenciones. No quiero decir que seamos unos malvados o cedamos yendo de buenos para que los demás averigüen lo que deseamos. Nuestra intención ha de ser clara, decidida y sin ambages. Ni mostrarla ni ocultarla. La intencionalidad siempre se saldrá con la suya; una cuestión propia que se logra o se culmina por los principios adquiridos.  
Pensar una cosa y hacer otra, se da con harta frecuencia. Creemos, siendo aparentemente  incrédulos. Necesitamos acallar nuestras dudas con un gesto o confirmarnos lo que pretendemos.  Son contrariedades de las que hemos de  cuidarnos y tenerlo presente para no sufrir más de la cuenta. Son intenciones que se aprenden de muy niños, cuando el adulto le engaña no dándole lo que le ofrece, retirándole el caramelo de la boca, asistiendo a misa cuando se despotrica de la iglesia, haciendo lo opuesto a lo que se piensa. Un ejercicio infantil que queda grabado como parte de una domesticación que muchos han dado en llamar identidad nacional.

Todo depende de la intención con que se afronte. Una premisa equiparable a: “Ser o no ser, esa es la cuestión” o, “Pienso, luego existo”.

sábado, 28 de noviembre de 2015

MODELOS ECONÓMICOS

Si la historia reciente nos ha enseñado algo, es que no se debería fomentar una economía liberar a ultranza como sucede en la actualidad, ni un intervencionismo totalitario socialista como muchos exponen; las fórmulas para el futuro han de ser componendas entrambos, capaces de regular la codicia hacía la que nos conduce la primera y la falta de iniciativa, tanto individual como colectiva, a la que la segunda nos lleva.
Paulatinamente, poco a poco, de manera subliminal, nos han ido inculcado la idea de que las actividades de carácter económico han de ser privadas y no públicas para que funcionen. Tratan de convencernos argumentando razones que, por simplificar y no extenderme, se deben al modelo vil de enriquecimiento personal que un individuo puede alcanzar. Es cuasi similar a participar en la compra de lotería con la esperanza de ser agraciado, cuando en realidad son unos pocos, los organizadores y otros, quienes se llevan las ganancias.
Tampoco una economía pública, por el hecho de serlo, es sinónimo de mejora en la vida de los individuos que formamos la sociedad; existen también razones para desacreditarlo y no ponerlo en práctica; sin embargo, si hay una causa de peso a considerar, siendo compatible con el sistema económico actual: poner en valor el bienestar de cada individuo; aquél modelo que constriñe la avaricia desmedida del capitalismo, que difícilmente puede reprimir su tránsito y nos arrastra a lograr, a costa de lo que sea, más beneficios.
La economía y la productividad especialmente, han de estar al servicio del individuo y no al revés. Por ello, no cabe moral alguna que justifique la existencia de personas, o entes al servicio de éstas, que alcancen riquezas incalculables,  imposible de disfrutar o consumir en mil vidas, mientras otros mueren de hambre inmisericordemente. Cabe pues, una regularización, una intervención estatal o las desamortizaciones como antaño, que a nadie seduce; por ello, y lo podemos ver en el libro 5 Fórmulas para el bienestar de España, se han formulado la Teoría de los números primos y el Proyecto de Ciudades ocupacionales. La primera limita sueldos y rentas sin que el sistema productivo se resienta, ni el individuo pueda carecer de opulencias, con costes laborales a determinar, únicamente, por la patronal. Por el segundo, nada se regala que no cueste esfuerzo, dando la posibilidad a toda persona a trabajar percibiendo, al menos, un mínimo para subsistir y estar exento de carencias, con costes laborales para el propio regulador laboral que será la Administración. Técnicas de ambas políticas/económicas citadas.
Cabe añadir que la iniciativa privada no ha de coartarse; al contrario, hay que incentivarla y hacer que sea relevante con estímulos adecuados a una vida saludable, pero no hasta el extremo de acaparar medios y haciendas que sean, por exageradas, indecentes. El hombre será feliz haciendo lo que realmente quiere hacer y eso, teniendo lo necesario, se consigue cultivándolo desde la infancia. No se realiza el individuo trabajando más o poseyendo más, sino viviendo como le gusta.

Acabemos con la publicidad engañosa y aunemos fuerzas solidarias para fabricar cosas en común: desarrollar ideas, obtener beneficios universales, competir con empresas, emporios o multinacionales que velan únicamente por el lucro sus accionistas y no por el bien general. Valoremos cosas que ahora no se cotizan: La cantera en educación,  deporte,  investigación, materiales, medio ambiente, principios, honradez, esfuerzo… desterrando el germen cruel de las compañías que tienen en la corrupción un arma para vender y generar beneficios.

sábado, 21 de noviembre de 2015

NOTICIAS COMENTADAS

Ayer 20 de Noviembre di un repaso a las noticias con las que la prensa, cada día, nos alimenta.
. Se conmemoraba la muerte del Dictador Franco y tal recuerdo me trae a la memoria las víctimas que ni siquiera, desde entonces, tuvieron algún tipo reparación, murieran antes, durante o después de la guerra incivil. Nada comparable a aquellas otras que, de igual forma, corriendo la misma suerte al ser vil y cruelmente masacradas, pero a cuya familia si le fue posible resarcir tan infame injusticia.
. Veo la foto de un yate comprado, sólo por unos 400.000 euros, por la Diputación toledana con impuestos de los contribuyentes que ahora no saben qué hacer con él. Vergüenza ajena siento por quienes emplean el dinero que no es suyo en caprichos y bagatelas. Para escarnio de algunos gobernantes podrían dejarlo en el Tajo, entre el puente de Alcántara y el de San Martín, que la gente lo vea y navegue, con un pendón negro que diga: Estás en el yate gracias a políticos que tiran con escopeta ajena. Tendrán el significado de  las obras que ciertos políticos realizan para su disfrute cuando a ellos no les cuesta y salen de nuestros bolsillos.
. Leo la listeza de los negocios de un tal Amat en Almería ¡Qué ojo! Comprar unas tierras baldías por precio desmedido para que luego sean recalificadas y aumente en no sé cuántas veces su valor. Me recordó a un director general de la administración que conocí; apenas si sabía lo que era una acción e invirtió en bolsa con tanta fortuna que le permitió comprar con las ganancias que obtuvo unas buenas fincas en Asturias. Ya estoy hecho un lío y no sé sin son los listos los que se meten en política, o es la política la que les espabila.
. Me sorprende no haber visto aún un calendario que en lugar de poner el nombre del santo del día, indique el título o la conmemoración a considerar como el de hoy: “Día universal del niño”. Me gustaría que alguien me indique, si es que existen, dónde me puedo hacer con él.
. Me ha parecido leer que los genes Monedero, por extraño que parezca, tienen polos bien distintos y que, como tales, se atraen siendo agresivos, a juzgar por padre e hijo enrolados en Vox y Podemos respectivamente, y por un amigo que conozco en tierras almerienses aunque, tal vez, éste sea un radical libre.

. Leo también la idea del comunista Garzón indicando que las viviendas expropiadas pueden servir para que las ocupen las personas que las necesiten. Y yo agrego, como comenta Reynaldo Tendero en el libro 5 Fórmulas para el bienestar de España, que ninguna empresa tiene que tener en sus balances bienes no susceptibles de explotación, por ello esas viviendas claro que sí servirán para que, igual que se hace con las acciones de compañías en pérdidas, sean compradas por la administración por el valor simbólico de un euro, las habiten quienes las necesiten. Éstos pagarán un alquiler que saldrá de la remuneración que obtengan estando ocupados, como funcionarios honorarios, a favor de la sociedad. (Quien leyó el libro antes citado se dará cuenta de cómo optimizar las cosas: a) Alguien por falta de pago se queda con una vivienda. Si en un plazo determinado (tres años) ésta no se explota, es la administración quien la confisca. b) La administración ocupa a los parados en empleos productivos a cambio de una prestación (500 euros/mes) y parte los cobra (30%) en especie, resarciendo el alquiler. c) Echar a la gente de sus casas expondrá a los acreedores  a quedarse sin ellas o a tener que arrendarlas. d) Los parados encontrarán trabajo y casa, pero no gratis porque ya se sabe,  lo que poco cuesta poco se valora).

sábado, 14 de noviembre de 2015

RETAZOS DE IDEAS

Para conseguir una cosa, si te lo propones, lo más fenomenal que sucede se encuentra en el camino por donde transitas. Si lo logras, la alegría se desborda y embriaga tu alma. Ambas sensaciones, el recorrido y la meta, son felicidad. Entonces puede ocurrir que, en consonancia al esfuerzo realizado, un bajón, un vacío o una sacudida acudan a tu ánimo, aún sin destensar, del que costará recuperarse.
En el futuro estaremos todos vigilados físicamente. Nuestras vidas controladas por entes desconocidos o anónimos contra los que nada podremos hacer. Habrá dos clases bien diferenciadas de personas (pobres y ricos) en los que la humanidad, en su caso, se dividirá. Evitar males semejantes constituye una ardua tarea que hay que emprender ya, innovando el capitalismo actual, deteniendo su empuje ambicioso y depredador, ya creciendo económica y equilibradamente, aumentando la educación y solidaridad, sin prisas, sin suicidarnos.
La credibilidad en la religión es una cuestión de fe; tanta, como la que se ha de tener para conocer los efectos de las cosas sin que hayan sucedido. Hay que agarrarse a cualquier influencia cósmica o desconocida, donde nada es demostrable sino sólo para fieles seguidores.
En España, no hace mucho tiempo, dos partidos políticos eran hegemónicos: los burgueses liberales y los burgueses conservadores. Con aires europeos surgió el partido socialista que no se comió una rosca hasta pasados más de treinta y cinco años. Hoy ocurre algo similar. El PP y el PSOE se alternan en el poder tildando de entrometidos a otros partidos emergentes, tratando de taponarles en su ascenso. Y no solo eso, cuestiones tan sensibles como la vida de la mujer o lo que fue la esclavitud, aún no se han desterrado absolutamente: han variado las formas por otras más modernas, en especial, la imposición que mujeres y trabajadores se ven sometidos. Los cambios van poco a poco, lentamente, sobre todo, cuando el sentido de la propiedad está muy arraigado y los intereses se elevan sobre la moralidad.
Los vaticinios económicos son tan fiables como fueron los astronómicos, quedando éstos para pasatiempos de la gente. Los primeros carecen de veracidad, si bien, son recurrentes en toda tertulia u opiniones importantes. Son cuentos parecidos a los horóscopos que por sugestión se adaptan a sus seguidores. No fueron capaces de prever la última crisis económica; ni lo serán de las que, indefectiblemente, vengan; tampoco sospecharon las caídas del muro de Berlín o del Lehman Brother y, menos aún,  las que en lo sucesivo caerán; la estabilidad de las bolsas y sus movimientos, caóticos espejismos de una economía real, son su ideal pleno: suben y bajan como las monedas lanzadas al aire y cuyo resultado, cara o la cruz, son un azar previsible. Casi todo se basa y lo argumentan, a toro pasado, con alegatos aparentes, injustificables o sin sentido. Algunos hasta mienten asegurando haberlo pronosticado.
El último fin del independentismo consiste en vivir solo, aislado. Únicamente se consigue por un anacoreta que, por infinita bondad que posea, será incapaz de vivir en compañía de seres de su especie. Hoy en día, difícilmente, existen personas de tal naturaleza; la domesticación excesiva a la que estamos sometidos por la sociedad a la que pertenecemos (sea cual sea) es un hecho y cada vez resultará más complicado la autogestión, la supervivencia aislada, el ser independientes.

La felicidad, en definitiva, es la meta por la que deberemos obrar, pues son poco los días que vivimos con conciencia plena.

martes, 10 de noviembre de 2015

A PROPÓSITO DE LA INDEPENDENCIA

Sólo la cultura puede liberarnos.

Y para liberarnos no cabe admitir una monolítica educación. No caen dos colores únicamente: la del espíritu nacional o la diversidad de la razón, la de la lucha de clases o la del reino de los cielos, la de los catalanes agarrados o la de los españoles nos roban; el arco iris es bastante más amplio.
Ningún monotema tiene por qué enfrentar a las personas, salvo que desde la más tierna infancia se inculquen verdades equivocadas, sin posibilidades de discrepar, sin género de dudas que lo aclaren o lo cuestionen.  No sé si aún estamos de acuerdo en quién descubrió América o si la Tierra es o no el centro del Universo o si este o aquel río nace o muere en lugares innombrables. Muchos serían los quemados en la hoguera, muchos los acusadores para que a ella fueran: ¿para cuándo permitir a los expertos que pongan de acuerdo a los políticos en impartir una sola clase de enseñanza? Sin vencedores, ni vencidos, sin argucias ni sutilezas que lleven al engaño; sólo y exclusivamente los fundamentos de la ciencia (ligados o no a la filosofía) con las raíces de las cosas que razonen la evolución de la vida, dado que todo lo que ocurre tiene que explicarse por algo sucedido anteriormente.

Animo a que se haga un pacto por el conocimiento. Que sean los técnicos quienes implanten el método, el contenido, las reglas para enseñar igual para todos; con la salvedad de que si en algo existe discrepancia se formule y se haga saber. Los resultados mostrarán saberes alejados de odios, rencores y venganzas, ya que al mundo de las ideas, de las decisiones y de la confianza les bastan los estímulos de superación y esfuerzo. La escuela los necesita  y todos los necesitamos para que el futuro no nos enfrente.

Nota:

Un duro golpe de Estado se ha producido en toda regla. Hace tiempo, algunos asaltaron la República con las armas al grito de Viva la República y murieron de forma injusta mucha gente, arruinando largamente el pensamiento de España.  Ayer, con otro tipo de armas tan peligrosas como aquéllas, saltándose la ley igualmente, al grito de “por la Democracia”, en nombre del pueblo catalán, segregaron la Democracia, cuando ésta no se divide a la fuerza, retorciendo las ideas o arrogándose representación que carecen, sino que ha de hacerse con el respaldo unánime de las leyes y la gente, con el convencimiento que ellas (ideas y leyes) proporcionan y no para guarecerse unos de presuntos delitos cometidos como antes lo hiciera el “honorable” y  otros para lograr la República de la misma manera que la derrocaron.


Existe la sospecha que el principal valedor de tal iniciativa, que en otro tiempo manifestara que la independencia estaba anticuada y que conseguirla no era posible sin saltarse las leyes democráticas, hoy se envuelve en la vulgar treta que cualquier delincuente utiliza: acusar a los demás de sus propios errores, sintiéndose perseguido y sin querer aceptar su derrota.

¡Qué el tiempo resuelva lo mejor para la gente que, en definitiva, es la que paga sufriendo las consecuencias!

sábado, 7 de noviembre de 2015

PERSONAS EQUIVOCADAS

Enhorabuena a los catalanes que están llevando al pueblo de Cataluña a separarse de España. A esos hombres de acción que, en aras a una idea, logran la hostilidad entre españoles. Una idea que dejará corazones vacíos lamentando una tenaz e inútil aventura desacertada.
Pasado mañana, lunes, se cumplen 28 años que cayó el muro de Berlín: nos congratulamos. Un nueve de noviembre que no hemos de olvidar: se derribó la indignidad cometida por el hecho ilegal de atentar a la libertad y separar personas fraternales. No es extraño que se le llame el “Muro de la vergüenza”: vergüenza para quienes lo construyeron y lo permitieron.
Vergüenza que hoy se repite: mandatarios de estados democráticos, elegidos por habitantes ejerciendo su derecho a decidir, vulneran los derechos más elementales del ser humano como socorrer, ayudar, dar asilo a la gente que huye del hambre y de la guerra. Algo más que cerrarles el paso se ha de exigir a nuestros representantes; no cabe tolerarlo.
Personas equivocadas actuando, acatando. Una sinrazón con las patas muy cortas.
Cuando alguien se considera un iluminado nada tiene de torpe; al contrario, acorralado, con el agua al cuello, su ingenio despierta, maquina, se enriquece, hasta que llega a creérselo. Al parecer un tres por ciento es la clave: algo concreto, nada espiritual ni etéreo; sin embargo, aunque su ahogo es inminente, se agarra a un colchón que flota en la marejada en la que se encuentra y consigue subirse a él para no perecer. Se erige entonces, en el paladín de la salvación y de la independencia de sus correligionarios (que se refugiarán tan pronto puedan) y de sus no seguidores, que son los hombres de fuerza felicitados al principio de este escrito.
Entiéndase que cuando una ley es injusta está permitido su desobediencia o cuando alguien se arroga un derecho que no le pertenece y lo hace suyo, incluso la violencia por arrebatárselo no sería ilícita, si bien, yo personalmente, antes recurriría al dialogo que a la acción, por ser hombre más de paz que de guerra…, no obstante, estoy convencido que los hombres de empuje, a los que he felicitado, están en un error, son personas equivocadas.

Hace unos días, en este mismo blog, expuse que el derecho a decidir es universal y en España nos costó mucho conseguirlo: ¿por qué dividirlo o  limitarlo ahora? La Constitución se elaboró por mayoría democráticamente,  habitantes de Cataluña incluidos. Si alguien quiere separar un territorio del conjunto reconocido legítimamente en la Constitución, enmendemos la misma. Es incomprensible que gente de bien (y en especial de izquierdas) quiera la desunión de las personas, sabiendo que la Tierra es patrimonio de todos los seres vivos y que buscan la igualdad de oportunidades sin distinción de clases, ni razas, ni territorios. Y ese derecho ha de prevalecer por encima de la independencia que, quiérase o no, excluye, crea fronteras, produce enfrentamientos y, sobre todo, no es legal. Es incompresible también, conseguir la República de esa forma. Un republicano respeta la ley y no la quebranta. Derroca a la monarquía en las urnas y el Rey, en su caso, como lo hizo Alfonso XIII, tendrá que marcharse pacíficamente, legalmente, pero no lograrlo por el burdo proceder de independizarse. El fin no justifica los medios. Ni siquiera un ácrata participaría de tal esperpento: la honorabilidad está por encima de todo. No olvidemos  que los nacionalismos son como las veletas que van al compás de los vientos. Mi identidad, lo mismo que mi patria, donde crecí siendo niño, aunque se transforme con en el tiempo, no quiera que me la toquen y la defenderé como a la madre que me parió, si con ella alguien se mete, es universal, lo confieso, porque los hombres hemos de tender a ser humanos sin que nadie nos equivoque.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

EL DERECHO A DECIDIR

El derecho a decidir es legitimo cuando el derecho del otro se respeta. Cada uno de nosotros, dentro de nuestra casa haremos lo que queramos, evitando molestar, respetando a los colindantes y cumpliendo las reglas que nos hemos dado si vivimos en comunidad. De no vivir solos, contaremos con nuestra pareja, hijos o con quienes algo tengan que exponer. El derecho a decidir se comparte con los demás para lograr un objetivo común e, incluso, habrá de ampliarse solicitando permiso a la autoridad competente a fin de observar las normas establecidas. Puede ocurrir que los residentes de un barrio, un pueblo, una ciudad decidan ejercer su derecho a decidir para vallar el entorno que ocupan o para iniciar cualquier otro tipo de iniciativa que afecte al conjunto y, aun estando todos de acuerdo, no les será posible ejecutarlo sin el consentimiento del ente administrativo al que pertenezca, sea el municipio, la comunidad o el país. Lo mismo ocurre a los socios de un Club que traten de gobernarse aislados de los demás: antes, inequívocamente, tendrán que modificar sus estatutos vigentes.  
España y el resto de países que forman parte de ese Club, llamado Europa, desde el  momento que se hicieron socios y pasaron a pertenecer al mismo, su soberanía nacional quedó menguada; en especial, la relativa a cuestiones de importancia capital como la económica, que afecta sobremanera a decisiones políticas. Además, poco a poco, irán cediendo más autoridad para que Europa sea quien gobierne con preceptos comunes y se amplíe con una mayor convivencia social, más derechos humanos, más igualdad de oportunidades...
La gente residente en Cataluña, por supuesto, que tiene derecho a decidir, y no sólo sobre el suelo donde viven, si no sobre todo el territorio español. Las mismas obligaciones que comparten con el resto de habitantes de España de cumplir con la norma principal que, en algún momento, alguien democráticamente y no por imposición, determinó. Habitantes que hoy son los que son y que mañana serán otros con pensamientos  iguales, contrarios, distintos y, por consiguiente, con los mismos derechos a ejercer su derecho a decidir y las mismas obligaciones a acatar su resultado, de la misma manera que tienen los que ahora viven. Ante una ley injusta, coercitiva, discriminatoria cabe la desobediencia civil, pero para segregar cualquier territorio de lo que ahora se conoce como España, será previamente necesario cambiar la ley que la considera indivisible, pero eso sí, con la decisión de todos sus moradores.

No puedo, por esto, entender a Pablo Iglesias defendiendo el derecho a decidir sólo a los residentes de Cataluña sobre Cataluña, saltándose la legalidad existente de su territorio (España) que en su día aceptaron y apoyaron. Por ese mismo criterio no debería exigir a los dirigentes europeos que cumplan con el derecho de asilo a los refugiados. Cabe la posibilidad (de hecho se está dando) que dirigentes basura no permiten la entrada en su territorio a gente que huye del hambre y  la guerra y eso es una atrocidad. Tal vez, los mandos sinvergüenzas mencionados se amparan en ese mismo derecho a decidir que el señor Iglesias defiende. Pues no. La Tierra es patrimonio de todos los seres vivos y los hombres se han organizado en ella con unas normas que se han de respetar igual que la libertad. Tales normas nos permiten gozar de democracia y ayudar a los necesitados. Incumplirlas, es quebrantar los valores citados. Espero que en el futuro, a través del respeto a normas legales y legítimas, todo ser pueda vivir en un mundo diverso como el nuestro, donde las guerras, el hambre, las fronteras y otras miserias excluyentes como los nacionalismos no existan.

sábado, 31 de octubre de 2015

LA IGUALDAD

Todo el planeta llamado Tierra es patrimonio de la humanidad y del resto de seres vivos.
La igualdad es esa raya de salida de la que todos partimos al nacer. Una igualdad que siempre tenemos en la boca y guardamos en nuestra retina: la queremos y la compartimos como el hecho más simple y normal del ser humano, venga de donde venga, sea de donde sea.  Claramente la entendemos al enfermar, en las desgracias, en los pesares, cuando sucede una  catástrofe común, cuando morimos. Nos afecta más cuando los hechos acaecen a personas más cercanas, a nuestros más allegados familiares, a quienes guardamos nuestro cariño. Sin embargo, es rehusada para con alguien que vaguea o no trabaja bien y cobra igual salario o recibe el mismo trato que los demás; para con quien se comporta mal y la azarosa ruleta de la vida le llevan por caminos favorables, no ajustados a sus capacidades y conductas.
La igualdad no se hace patente ni siquiera ante Dios. Éste tiene sus preferencias: su pueblo elegido, y hace oídos sordos ante las plegarias que claman su justicia. Nada quiere saber de esta vida, cuando a muchos el sufrimiento le es insoportable y nos hace pensar que en la otra, en otro momento o lugar, la equidad será la preeminente.
 La Justicia debe tratarnos a todos por igual. La Ley ha de ser igual para todos.
Separar en un hombre su subjetividad de la objetividad que ha de aplicar es sumamente difícil. Existe una línea muy fina y delicada que, a veces, se rompe y, los más, lo justifican. Por eso la igualdad es un contrasentido y lo que importa, en verdad, es la igualdad de oportunidades.
Cada uno de nosotros gozamos de distintas aptitudes y comportamientos atribuidos, por lo general,  a los genes (con los que todos estamos familiarizados) y a los memes (un conjunto extenso y variado de cosas: domesticación, alimentación, educación, medio ambiente, influencias…) que naturalmente se tienen en cuenta a la hora de enjuiciarnos. Pueden ser (y deben ser) atenuantes o agravantes; máxime cuando la Ley está sometida a variadas interpretaciones en virtud de lo que está escrito y es, de todo punto imposible, acertar con su espíritu inspirador. No obstante, intuimos que son la salud, el conocimiento y el poder (dado su enorme valor) los motores principales de la diferenciación en las personas, de ahí que se venga reclamando históricamente la universalidad de ellos, su carácter público, gratuito e igualitario; en definitiva, que estén al alcance de todos, sea cual sea su condición; si bien, es menester tener en cuenta el alto coste que su utilización representa a las arcas públicas (de todos), por lo que debería ser penado el mal uso o el abuso.
La historia de la humanidad nos muestra que la igualdad del ser humano se ha de plantear desde el momento de su nacimiento, a partir del cual, todos han de detentar las mismas oportunidades en cualquiera de las circunstancias que afecten a su desarrollo, aunque los resultados sean dispares. La muerte ha de ser el hecho que cierre el ciclo, acabando  con el finado sus bienes, derechos y obligaciones, sin que nada de ello quede a su descendencia.

El sistema social encontró los resortes de igualdad para con la salud y el saber, no tanto para el poder del que, aun considerando ha de innovarse, sólo pide la anulación de sus iniquidades y privilegios. Será real en la sociedad que quepa regular sueldos y rentas, herencias y donaciones, titularidades y productividades, cargos y plazos, lo público y lo privado que afectan al reparto de la riqueza, a la separación de la justicia con la política y a todo lo que eso conlleva.

sábado, 24 de octubre de 2015

EQUIVOCARNOS, SÍ

No hay que fiarse de los vaticinios. Casi todos fallan más que una escopeta de ferias. Se habla y se escribe tanto sobre ellos, que los aciertos deberían llegar, pero  no llegan. Entre otras cosas, porque nadie es capaz de adivinarlos, surgen los imprevistos y, lo más principal, pocos son los que se acuerdan de lo pronosticado pasado cierto tiempo.
De eso se aprovechan los políticos. Prometen contentando a su electorado y, como no es posible saber lo qué sucederá mañana, la excusa del incumplimiento, en su caso, tiene miles de justificaciones. Para después, ya es tarde: las promesas se difuminan, se alejan, pierden credibilidad o carecen de sentido, aunque importunen a los que no olvidaron y conserven la memoria. Por tanto, deberemos prepararnos para lo que llega. Nuestra vida es corta y aferrarnos a un miedo futuro es una pérdida de energía y de tiempo. Hagamos lo que consideremos que hemos de hacer: Volar. Reír. Soñar. Salir. Enamorarse. Comer. Dialogar. Entusiasmarse. Gozar. Desear. Querer. Vivir. Nuestro cuerpo-alma sólo a nosotros pertenece.
Estamos preparados para ello y nuestros actos responden al Placer y al Dolor, de manera que, en cualquier caso, no importa que sea o no satisfactorios para los demás, lo ha de ser para nosotros. Nadie cuenta lo que no le interesa y nosotros no seremos la excepción; no es obligado tener determinada edad para delirar, desear y luchar por lo que se ansía; merecerá la pena acometerlo pues es, justamente, la antítesis de la depresión y el miedo.
Lo que mañana haya de suceder, sucederá. Que ello no nos aflija y menos, anticipadamente. Hemos de convencernos que el mañana jamás existe, jamás llegará y nadie lo tiene comprado.
No paguemos nada porque alguien nos diga lo que pasará: es mentira. Nada ni nadie lo sabe. Sólo, cada uno de nosotros, podemos intuirlo y, por consiguiente, reafirmémonos en tal presentimiento y obremos en consecuencia. ¡Equivocarnos, sí! ¡Pero, que nadie nos engañe!
Cierto es, que hay infinidad de medios que nos manipulan, sin embargo, preguntémonos cuestionando unos y otros, cuál se ajusta más a nuestros deseos, inquietudes, planteamientos o dudas respeto al porvenir. Un futuro que no será igual para todos, dado que la respuesta dependerá de cómo palpite el corazón de cada uno. Tampoco nos dejemos llevar por la última imagen percibida, por la última palabra escuchada, por la moda del momento o porque alguien nos los diga o quiera vendérnoslo. Nadie dice la verdad, si no su verdad. Estudiemos, analicemos con antelación lo que nos conviene, la procedencia, la intención. Convendrán conmigo que quien hace una, hace cientos. Que la ocasión hace al ladrón. Que la cabra cambia de pelo, pero no cambia de leche. Y que siendo el Placer y el Dolor los componentes que regulan nuestros sentimientos, a veces, nos dejamos llevar por una simple emoción que, como todas las emociones, son pasajeras, dejando de lado, dándole la espalda, al cariño que siempre nos acompaña. O, al contrario, nos sometemos y permitimos vejaciones, malos tratos o nos acostumbramos a lo peor, creyendo que eso está fuera igualmente, que es la normal o que todos somos iguales. Y no es así. Contra el enaltecimiento o el miedo la prudencia y, casi siempre, la moderación.

En tiempos de comercio y mentiras como son éstos, los anteriores a unas elecciones políticas, hay que estar en guardia y preparados para escuchar barbaridades, calumnias y todo tipo de maldades. Nos jugamos muchas cosas, pero muchas más los contendientes, capaces de calumniar, traicionar o matar por conseguir, como las sectas y religiones, lo que se proponen.

miércoles, 21 de octubre de 2015

LA REFORMA LABORAL

LA REFORMA LABORAL
Un marco estable y prácticamente definitivo en el que cada año, en virtud del desarrollo económico del país, pueda modificarse el salario mínimo de supervivencia y permitir varias cosas fundamentales: Acabar con la lacra del desempleo. Que nadie tenga que mendigar para vivir. Que las empresas decidan sus costes laborales. Que no haya incertidumbres.

Simplificaremos dos Fórmulas dadas a conocer en el libro 5 Fórmulas para el bienestar de España. Libro que se regala comprando la novela insólita llamada ESCAPE.

1.- PLAN DE CIUDADES OCUPACIONALES
Ocupar a toda persona desempleada que quiera trabajar a cambio de obtener un sueldo de 14 pagas mensuales de 500 Euros cada una (7000 euros al año).
Ningún desempleado percibirá retribución alguna.
(La forma de hacerlo se ha dado a conocer ampliamente, por lo que no abundaremos en ello, si bien, apuntamos dos cosas: Una.- Que las arcas públicas no tendrá coste alguno. Dos.- Que la propia Administración puede convertirse en el principal regulador del mercado laboral).

2.- TEORÍA DE LOS NÚMEROS PRIMOS
Cada empresa determinará libremente sus costes laborales en base a:
Establecer un sueldo mínimo de 14 pagas mensuales de 700 euros cada una (9800 euros año). El sueldo mínimo lo determinará cada año el Gobierno de acuerdo con los agentes sociales.
Un sueldo máximo de 17 veces el mínimo, es decir, 11900 euros al mes por 14 pagas, que nos da un total de 166600 euros al año.
Un solo contrato por el que las partes acuerden libremente condiciones que no modifiquen ni afecten a las aquí presentadas.
Despido libre si no hay pactos que lo excluyan, regulado con prestaciones compensatorias que también en el libro arriba citado se han dado a conocer.
Trabajo inmediato de acuerdo con el plan de Ciudades ocupacionales antes descrito.
Limitar las rentas generales de las personas físicas a 53 veces el salario mínimo, es decir a 519400 euros anuales (dividendos exentos de tributación).

Los  sindicatos vigilarán tales cumplimientos, pero los convenios colectivos desaparecerán (al menos, en lo relativo a cuanto se ha expuesto).

sábado, 17 de octubre de 2015

LAS OPINIONES EN LOS MEDIOS

Hay mucha gente en los medios de difusión dedicada en exclusiva a sembrar el odio, la xenofobia, el partidismo, la enemistad, el enfrentamiento…que con muy variopintas ideas lanzan fotos, anécdotas, chismes, calumnias y cuantas cosas consideran que llamarán la atención. Los hay que emplean palabras soeces, ofensivas, malsonantes y demás groserías sobrepasando lo chabacano e, incluso, profiriendo amenazas. Todos son agricultores en tierra mediática, fértil o baldía, llena de trampas y tramposos.
Hay voceros profesionales que cobran por dar pábulo a la mentira. Por propagar ideas falsas, por hacer el juego a su empresa o partido. Por descalificar a su oponente, a su enemigo o rival a costa de todo y eso es sumamente grave, intolerable que no debía de ser permitido.
¿Pero cómo, siendo amantes de prohibir nada, podemos impedirlo?
La especie humana, originaria de un sólo tronco, hoy goza de infinidad de estímulos con muy diversas ideas y aunque algunas sean más aprovechables o aprovechadas, ninguna por ello es superior a otra, ni ha de ser tildada con calificativos antes citados, ni los merece. Basta con no seguirla, ni compartirla, hasta que desaparezca en la inanición, el silencio o la indiferencia.
Otra cosa bien distinta es cuando tratan de imponernos, a nuestro juicio, ideas aberrantes. Toda idea deja de serlo cuando se transforma en acción y ésta no tiene que ser impuesta por la fuerza de las armas, las leyes, las rebeliones o los alzamientos a lo que tanto los españoles somos dados. La desobediencia civil es un último recurso cuando las reuniones, los diálogos, las propuestas se han agotado.
Los medios digitales en los que todos tenemos cabida son fantásticos para sopesar opiniones que ni por asombro habíamos imaginado. Ideas gratis, espontáneas muchas de ellas, dando soluciones simples que, por lo general, son las mejores. Personas de a pié, no militantes, que con su ideología o tendencia expresan su sentir sin estar obligados a dar a conocer logros económicos o sus bondades, silenciando coyunturas internacionales o el azar cuando éstos son importantes.
Nadie honradamente trabajado por cuenta ajena se hace rico. En su caso, son excepciones. Es la codicia, el latrocinio, el interés desmesurado por conseguir cosas lo que mueve a muchas personas. Hacerse famoso o rico es una desgracia que la mayoría de la gente desea incomprensiblemente. Romper, destruir, matar no importa para ellos o su organización. Su objetivo es claro: ganar dinero a costa de lo que sea.
El Estado que está para regular, debería evitarlo: limitando rentas. Estableciendo un tope para que, dejando vivir a los demás, su estímulo fuera su propia vida: Utilizar recursos saludables. Aprender. Practicar ejercicio. Tener tiempo. Un medio simple de racionalizar haciendas, cuya finca más importante es uno mismo.

Sigamos pues aireando nuestras opiniones, pero respetando a los que opinan otra cosa. Posiblemente será para muchos menos divertido, menos morboso o sin gracia. También lo será cuando todos tengamos, mientras vivamos, asegurada nuestra existencia merced al trabajo y al esfuerzo que realicemos. Y demostremos nuestra indignación participando con ideas, soluciones y acciones encaminadas a entendernos. La democracia es un medio que nos lo permite y debemos preservarla. 

sábado, 10 de octubre de 2015

PAZ Y BIENESTAR PARA TODOS

Los hombres necesitamos de algo o alguien que nos vaticine, con carácter general, lo que  va a suceder. Y así nos va: damos tumbos constantemente entre las creencias religiosas y las políticas económicas existentes. Son pues religiones y economías las que nos condicionan con pronósticos diversos que no se cumplen, carentes de ciencia y sentido común, e irrelevantes en el día a día de nuestro entorno.
¿Qué pasaría si aceptáramos que con la muerte todo se acaba?
¿Qué pasaría si compartiéramos partes de los distintos sistemas o planes económicos?
Nada. Lo mismo que ahora. La cuestión es fácil: hay que dar con la tecla que nos haga estar en paz consigo mismos y gozar con los demás de un bienestar aceptable. Hoy por hoy, los caminos son irreconciliables e inaccesibles y ya nos gustaría a más de uno, dar siquiera con una senda que, aun escabrosa, fuera transitable. No obstante, nos atrevemos a indicar:
En cuanto a la fe religiosa bastará con que ésta sea individual y no se comercialice. En lo económico, al contrario: ha de ser social y compartido en todo lugar.
Ninguna de las dos cuestiones ha de ser impuestas. Es necesario de un convencimiento, entenderse e ir alcanzado acuerdos. Por supuesto, no se lograrán con negociadores posicionados desde alturas diferentes o considerándose unos superiores a otros. Habrá que bajarse al suelo y arremangarse, ceder unos y otros con la vista puesta, únicamente, en conseguir lo propuesto: Paz y Bienestar para todos.
Dicho esto, me preocupa que la historia vaya consolidando posiciones encontradas en los dos frentes, para que, después, en un simple arrebato, se destruya lo conseguido; aun cuando sepamos que fueron esfuerzos unilaterales, arbitrarios o consecuentes con un sólo modelo de convivencia social. (La memoria nos trae a colación la Revolución Verde: pesticidas, transgénicos, monocultivos, y nos lleva al futuro controvertido del TTIP). Nadie tenemos la varita de hacerlo fácil. Pero habrá que intentarlo. Basémonos en el principio que la gente de a pié invoca: paz y bienestar para todos. Y no confiemos el trabajo a las grandes confesiones y  multinacionales que sólo desean aumentar sus fieles y obtener jugosos beneficios. Marquémonos la tolerancia y la flexibilidad como pauta sin aferrarse como clavo ardiendo a una única alternativa; permitiendo lo público y lo privado sin que nada sea excluyente; aceptando las diferencias y las diversidades que nos enriquecen sin que nada sea mejor o peor y cumpliendo las reglas.
Tal vez, el vaticinio de saber que los hombres podemos vivir en paz y con bienestar suficiente,  sean los argumentos que más nos guarden; con un árbitro y vigilante que nos observe, con los medios necesarios para hacer cumplir las normas, que bien podría ser Naciones Unidas con su Carta y Declaración Universal de Derechos Humanos al frente, además de disponer de la total fuerza de las armas mundiales a su disposición (que cada vez sería lo menos importante).  

Son muchas y variadas las formas de gobernar pero, sin lugar a dudas, la única que ha de servir como modelo para las demás, es aquella que preserva la vida de los seres vivos. A ellos pertenece La Tierra y todos los bienes y medios que de ella se obtienen. ¡Qué no nos cause desasosiego aceptar que no sabemos lo qué puede pasar! Está claro: nada pasará; la vida nos lo demuestra. Viviremos en paz y con bienestar. Comencemos a intentarlo ya. 

sábado, 3 de octubre de 2015

ADIÓS AL PARO

¿Cuántas veces hemos repetido que con el desempleo se puede acabar fácilmente?

Lo hemos dicho por activa y por pasiva en innumerables ocasiones. Lo hemos escrito en el presente blog, en la novela Escape donde el protagonista se hace eco de ello y lo ha afirmado Reynaldo Tendero en su compendio 5 Fórmulas para el bienestar de España. Hemos manifestado también la forma de hacerlo y hoy retomamos el asunto no para incidir en lo mismo y ratificar que el paro, como todo el mundo sabe, es la mayor lacra social,  sino para efectuar unos simples cálculos y acabar, de una vez por todas, con tan endémico mal, (¡Adiós para siempre!) dando a conocer una financiación de la que algunos dudan pese a que bastaría con aplicar otras recetas aludidas en el compendio antes citado o emplear el Dinero Social.

Partamos de datos reales y hagamos cuentas:
-          Población en paro a ocupar …………………………4.000.000 de personas
-          Cobrando el desempleo un 30%  ………………    …1.200.000 que ingresan 10.800.000.000 E 
-          No se acogerían a la medida un (+/-) 25%....            - 1.000.000 de personas alegales
-          Personas a retribuir 9.000 euros año…………..          3.000.000 Coste total    27.000.000.000 E
El consumo aumentaría en España el importe del valor del coste total.                                        
El Estado percibiría un IVA del 20% (término medio de 90% al 21 y 10 al 10%) del consumo realizado. Y estimando que la rotación/reposición del consumo/dinero es, mínimo, de 5 veces al año, se obtendría un IVA anual del 100% de lo que se gasta.
-          El coste mensual para la Administración sería de      2.250.000.000 E
-          A descontar lo que ahora se paga por desempleo       -  900.000.000 E
-          A recuperar por IVA el importe de lo que cuesta      - 2.250.000.000 E

Deducción:
DAR OCUPACIÓN A TODOS LOS PARADOS NO COSTARÁ NI UN EURO AL ESTADO. 
ERRADICAR EL DESEMPLEO DE POR VIDA ES SIMPLEMENTE OCUPAR A LA GENTE.
LA ADMINISTRACIÓN PUEDE HACERLO, SI EXISTE VOLUNTAD POLÍTICA QUE LO ORDENE.

El INEM (SPE) es un departamento de la Administración que de ello puede ocuparse. Y si no es así que se elimine. Tanta gente trabajando sin ser rentable por sólo llevar una estadística, es simplemente nefasto. Ha de convertirse en el principal mercado laboral que regule, controle y gestione el empleo para que, en pocos días, las personas dejen de estar varadas, sin hacer nada o matando moscas con el rabo a ocuparse de lo que se le encomiende.

¿A qué está esperando el Gobierno de turno?


Es una vergüenza, sin embargo, que se mantengan entes parasitarios que no sirven para nada, como por ejemplo las Diputaciones o el Senado, donde no dan ni palo y son utilizados por los partidos políticos para colocar a sus enchufados, cumplir compromisos y mantener estómagos agradecidos, muchos de los cuales, cobrando dobles salarios. Esto no es serio, lejos de la Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad que todo el mundo conoce y exige a los políticos elegidos. Menos aún, si son o piden ser empleados, una vez retirados, en puestos de nula responsabilidad y elevados ingresos, habiendo, como hay, infinidad de personas válidas, jóvenes, llenas  de vigor pasando apreturas, calamidades o hambre, con aspiraciones a tener el sueldo del gestor/político peor pagado, antes que el tiempo agote o marchite sus esperanzas.

sábado, 26 de septiembre de 2015

OPINA

Los tiempos que vivimos son complicados. Siempre lo han sido. Pero no nos engañemos: carecemos de otros tiempos. Éstos finalizan con la muerte por mucho que las religiones se empeñen en vendernos lo contrario. ¿Será esta la época adecuada para propiciar un cambio o innovación del  sistema social actual?
Leyendo 5 Fórmulas para el bienestar de España (que se regala) o la novela de ficción titulada Escape los lectores podrán comprobarlo. Sus páginas consideran de vital importancia separar las funciones del hombre a nivel privado de las que efectúa a nivel colectivo. Es de substancial importancia mantener la conciencia íntima (la más importante) aislada de las relaciones colectivas con los demás, aunque ambas mutuamente se condicionen. Nada tienen que ver. Han de permanecer separadas, autónomas e independientes como el agua y el aceite.
El hombre se realizará como tal, es decir, podrá ser libre e independiente, una vez que su actividad laboral o profesional la mantenga al margen su identidad personal, preservándola de toda influencia que le afecte. ¿Difícil? Por supuesto, pero es posible lograr.
Tal pregunta trae a mi memoria el mandato de un juez que exhorta al jurado a no tener en cuenta las palabras oídas. O, a interrogarme: ¿cómo un empresario puede mantenerse en calma y decidir con un “ya veremos el lunes”, cuando le avisan el sábado que su negocio está ardiendo?
Sin duda, estaremos de acuerdo en que las decisiones que tomamos no son propias, sino que responden a determinados intereses que nos mueven y, nos gusten o no, efectuamos.
¿Qué ocurriría si todos los habitantes (de un lugar) tuvieran asegurada su subsistencia con un pequeño esfuerzo? ¿Si tuvieran tiempo para dedicarse a lo que personalmente les gustara? ¿Si vitalmente su vida y la de los suyos la tuvieran solucionada?
Estarían encantados y una gran mayoría lo firmaba. Para otros la vida, quizás, fuese más aburrida. La competencia se diluiría o la codicia tendría un sentido más exiguo. Tal vez, las prisas disminuirían y todo se haría más lento para gozar de recursos naturales que se tutelarían, de aficiones que se llevarían a efecto, de amores y amistades que durarían.
Y, lo cierto, es que ello es fácilmente realizable. Y se puede conseguir una  inmaculada libertad personal, limpia de partículas contaminantes sociales, que no la obliguen a considerar y llevar a cabo recomendaciones, enchufes, prebendas y hasta delitos. La cuestión consiste en articular los medios para evitar las ocasiones. Emerger del pozo actual de los compromisos y valerse cada uno por sí mismo. Que el tiempo pase sin que sea asfixiante para nadie.
Y para ello se ocupará a toda persona sin empleo, se establecerá las limitaciones de salarios y rentas, se dividirán los mercados en comerciales y especulativos, se abolirá el dinero físico, se potenciará el sistema productivo: empresas, entes reguladores, sistema participativo acotando  las distancias sociales, se ajustaran cargos y plazos afilándose la Administración que determine un corralito a los llamados Paraísos fiscales, haciendo ver a la gente que el miedo debilita, origina cobardía y enferma, justo lo contrario que la ilusión necesaria para todo e, incluso, para ganar en democracia con Honorabilidad, Transparencia, Rentabilidad.

Súmate a la idea: Respeta a los demás y participa. Exprésate sin ambages. Se comunicativa.

martes, 22 de septiembre de 2015

RECAPACITA CATALUÑA

El pueblo de Cataluña, la gente que reside en ella, está metida en una encrucijada.
No existirá jamás sistema social alguno, en cualquier territorio que permanece fijo al albur de los tiempos y de los hombres, unanimidad entre sus habitantes, para  a cada uno de ellos pueda dirigir su propio destino y, menos aún, en un mundo cada vez más complejo y más poblado que nunca, salvo que elija ser un ermitaño. Todos dependemos de alguien o algo y ni siquiera algún miembro de la unidad familiar o el anacoreta citado, pueden ser absolutamente independientes. Sin embargo, no han faltado ni faltarán nacionalistas que abrazan el independentismo como solución a su propia mediocridad o complejo. Es casi natural echar la culpa a los demás de los propios defectos o desastres y arrastrar con sus palabras, sueños o locuras envueltos en alguna bandera, a miles, millones de personas que asienten a ese espíritu nacional, parecido al fervor religioso que considera enemigos e infieles a quienes profesan otras creencias, aunque sea el mismo, el único Dios al que alaban y le rinden pleitesía.
Aún recuerdo el régimen de democracia orgánica que me tocó vivir. El del Espíritu Nacional de Franco. El católico, apostólico y romano. El que defendí vehementemente hasta comprender, siendo un adolescente, que fui adoctrinado con un pensamiento hecho a imagen y semejanza  de los intereses de quienes gobernaban mi país. Ese lugar y tiempo es una casuística, sello de identidad que no olvido para convertirme, incapaz de desterrarlo por completo, en ciudadano del mundo. Conozco también perspicaces ateos defensores a ultranza del Cristo o la Virgen de su pueblo. Se persiguió y exterminó a judíos, gitanos, masones, comunistas… se rechazaron creencias, se prohibieron lecturas, se levantaron muros, se establecieron fronteras, se forjaron odios contra los extranjeros, se crearon multinacionales y muchos se enriquecieron.
Surgirán nuevos idealistas que, de buen rollo (¡eso sí!) desvíen el caudal del río España (El Ebro) desde Aragón a desembocar en Murcia, anulen vías de acceso y comunicaciones, prohibiendo el paso a Cataluña, y planten entre la gente a partir de su más pronta edad, semillas de xenofobia contra personas que hemos sido y están siendo dirigidas por  fanáticos, histéricos o cínicos de buena fe, lógicamente.
La soberanía de los pueblos que mucha gente reclama, los nacionalismos, independentismos y demás ismos que se sienten con exclusivos derechos, no son más que humanas formas para  separar, discriminar, segregar, enfrentar a personas que lo único que desean es vivir en paz y con un mejor bienestar. Nadie quiere ideas que, sean las que sean, les motiven odios, les lleven a la hoguera, al paredón, a la cámara de gas o a los campos de concentración. Eso lo provoca el interés de quienes quieren dominar. Y así, mientras predican la paz, vende armas para que la gente se mate. Y mientras abogan por la educación, permiten que seres humanos mueran de hambre. Dan con una mano lo que con otra quitan. La vida es un éxodo continuo de  seres humanos navegando en  busca de un bienestar que no alcanzan. Y, los menos, guardan distancias viéndolos caminar como animales hambrientos vagando en busca de comida, sin caer en la cuenta ni reconocer que, como la tortilla, la situación puede cambiar y ellos, como gobernantes culpables, elegidos o no democráticamente, pueden penar igual.
Mafias, ladrones y criminales son algunos de los Estados que nos gobiernan; la gente debe estar muy atenta a sus movimientos y no permitir que velen por intereses que perjudican a los hombres, escudándose en banderas, sentimientos o emociones con los que somos engañados. La idoneidad no consiste en creer a pié juntillas todo lo que se nos dice; al contrario, hay que cuestionarlo, hablar y hablar de pros y contra, sin dar las cosas por sentadas.
Mucha gente de Cataluña desea independizarse de España y no de la CEE, ¿qué clase de independencia es esa, si España no admite que Cataluña se incorpore a esa Europa? ¡Extraña independencia! Pertenecer a tan distinguido Club es privarse de independencia y ceder soberanía cada vez más: hoy, en la parte económica condicionando la política; después, será la sociedad la que reclame que no haya tantos golfos al frente de los estados miembros sino simples gestores, delegados de un Gobierno europeo que nos gobierne.
La verdadera política se gesta desde abajo, desde la comunidad de vecinos, los ayuntamientos, las zonas con costumbres, problemas, orografía o climas similares y cuyas soluciones son parte de la participación de sus habitantes; sin embargo, Barcelona nunca podrá por mucho que quiera la señora Ada Colau, a la que admiro, respeto y auguro que será excelente  presidenta del Gobierno español, independizarse de Cataluña, porque la propia Cataluña (sus leyes) lo impediría. Hablamos de Barcelona, Cataluña, España o Europa que son lugares no personas y cuya localización es inamovible. Los seres humanos somos  más importantes que los lugares en los que habitamos, aunque éstos nos condicionen. La política que se practique en beneficio de ambos ha de ir dirigida en tal dirección. No nos hemos de subordinar a un lugar, por mucho que lo queramos, ni ser presos de ningún sistema o  dirigentes que prometan nuevos ejércitos, gobernadores o pasaportes, aunque la fiebre del grupo nos invalide, anule el miedo a la autoridad y nuestra sensación de peligro se evapore. El proselitismo, el adoctrinamiento son  procedimientos mudos y crueles para domarnos, así como el fracaso no existe sino en el corazón de quien lo siente.
Casi todo el mundo sabe y habla del comunismo como un sistema fracasado. Hoy día muchos somos los que nos esforzamos en repetir que el capitalismo, cada vez, adquiere tintes de similares características y que necesita de una innovación. El primero habla del poder del proletariado; el segundo está consiguiendo que mercados y capitales sean el poder. Ambos ensalzan la lucha de clases abierta o sibilinamente. Ambos podrían ser válidos si los hombres fuéramos honrados. Ambos postulan (en lo que estamos absolutamente de acuerdo) que la democracia es el principal motor de cualquier régimen que, poco a poco, en virtud del grado de cultura, libertad, solidaridad, participación y tolerancia, se perfecciona o enriquece. 

Ciertamente, todo gobierno que gobierna de manera absoluta, dictatorial, totalitaria, sin contar con su gente (excepto para ser alzado al poder o dirigir una consulta neutra) fracasará a la larga. Y es que la política, íntimamente ligada a la economía y aunque ésta vaya bien, no será perdonada por el pueblo (o gran parte de él) que por ella su voluntad haya sido sometida, manipulada o acallada. El propio saber de la persona (si lo practica) le hará comprender que existen otras formas mejores de gobernar, como son  aquellas que no discriminan a los hombres por muy distintos que tengan el color de su piel, el sexo, ideas o creencias… Lo más importante es respetar a los demás ya que, en definitiva, todos somos iguales, marcados por la única independencia existente (la verdadera patria) que es el lugar y el tiempo de nuestra infancia. La democracia, con un buen grado de bienestar, será el modelo que siempre eligiéremos para vivir, unidos todos por el instinto que nos caracteriza como humanos. Lo demás, es cambiar el sentido de la noria: “estar en Málaga para meterse en Malagón”.

sábado, 19 de septiembre de 2015

QUE LAS CREENCIAS NO DECIDAN

A nadie extrañe que iluminados, caudillos, revolucionarios…, aduciendo ideas de cualquier orden o calado, enfrenten a sus fieles seguidores defendiendo las mismas contra otros que no las comparten o, sencillamente, se muestren indiferentes. Ni que decir si, además, abiertamente, las contradicen: combaten, insultan, se arremeten entre sí, sin tan siquiera, la mayoría de las veces, haber contrastado las mismas, sin haber debatido sus conveniencias e inconveniencias. El mundo de las ideas se puede ampliar a otros ámbitos de carácter grosero, material y concerniente a intereses, derechos o posesiones de cualquier índole y condición.
Los hombres pretendiendo caminar deprisa, en virtud de la actitud curiosa que les caracteriza, se arrastran en pos de lo desconocido a aventuras sin sentido, a panaceas que no son tales, a quebrantar lo prohibido. En realidad avanzan, retroceden o se estancan en la comodidad que les proporciona sus tradiciones o costumbres y que, en algún momento, debieron implantarse. En definitiva, forman parte de su creador, la propia Naturaleza que, sin explicación alguna, tiene para sí un tiempo eterno del que el hombre carece, una evolución de pasos adelante, de pasos hacia atrás, de errores y aciertos que la perseguirá, como a ellos, mientras exista.
Cuestiones antagónicas, tal vez necesarias, que la gente incapaz de debatirlas por desidia, desconocimiento, falta de criterio…, se ve abocada a consentir dejándose llevar por quienes, desde una posición de dominio proporcionado por su poder, cinismo, rebeldía…, se empeñan en instaurar anulando la contraria, sin medir consecuencias, ignorando si el pueblo ganará o perderá, si es o no reversible o legítimo, si hay o no gato encerrado con intereses ocultos.
La consideración de discutir implica reconocimiento o admitir la existencia de otra manera de actuar o de pensar, pero nunca la de aceptar sin más y, menos aún, la de acatar. Por tanto, entendiendo que la diversidad, en sí misma, es un planteamiento, la gente debe exigir a sus gobernantes, antes de enfrentarse entre ellos, que hablen y hablen hasta la saciedad, hasta conseguir un arreglo satisfactorio. Ninguna cosa está, ni estuvo, “atada y bien atada”.
¿Cómo hacerlo?  Las partes han de someterse al debate. A un debate pausado, comprensible y sin engaños que lo hagan viable. Cosas concretas, palpables y no recreadas en el elixir de la magia, la fantasía, el misterio o que augures vaticinen: entes éstos, para la íntima soledad de las conciencias. Personas aisladas se reunirán el tiempo que haga falta, en un lugar fijado, sin que les falten alimentos para el cuerpo y el alma, austera y dignamente, sin proclamas, sin medios, ni publicidad que les entretengan. No saldrán del mismo hasta que no haya “fumata blanca”, hasta que no alcancen un acuerdo que el pueblo entienda y pueda o no ratificarlo.
El bienestar de la gente, que es el objetivo principal de los pueblos, se puede lograr por caminos diferentes, pero nunca por imposición y, todavía menos, por rebelión, guerra o enfrentamiento. Es preferible ceder a sufrir o a morir por no hacerlo.

Orgullo, amor propio y ego los menos, y sobre todo, cuando en juego están cosas importantes, no baladíes, precisamente. ¿Qué no darían los padres para que sus hijos no se pelearan por discrepancias, herencias o derechos que, a la hora de la verdad, la muerte los borra o se los lleva? ¿Qué darían los hijos para que sus padres no se enzarzaran malmetidos con ideas no sopesadas o por creencias impuestas? ¡Qué otras luchas incruentas, razonadas, sin prisas, lo decidan! Apenas existe cuestión alguna que sea de vida o muerte. Nada es tan vital como se pinta. Nada inmutable como apuntaba la semana pasada. Nada más fuerte que la vida.

sábado, 12 de septiembre de 2015

¿HAY QUE CAMBIAR LA CONSTITUCIÓN?

Nada es inmutable. Todo permanece en continuo movimiento. De ninguna manera, por consiguiente, lo puede ser la Constitución española. No aceptar actualizarla en los tiempos que corren, es casi como admitir que somos inmortales. Y ni lo somos y nada lo es. Es más, la adaptación es sinónimo de vida y supervivencia, de evolución y desarrollo para conseguir que sea duradera y legítima. Nada hay más resistente y moldeable que un cabello que se peina cada día; sin embargo, no se destruye con un soplo como el polvo añejo que no se toca. Un junco resistirá mucho más que una caña seca. No obstante, nostálgicos de la transición (después de casi cinco décadas de inmovilismo) aún vienen a decirnos que es mejor no pensar en cambios: “No sé preocupen, pensamos por usted. Olvídense de slogans ilusionantes sobre democracia,  libertad, igualdad, etcétera, que nosotros se los proporcionaremos sin necesidad de cambiar nada”. Pero eso no es posible. La democracia, según el diccionario, es el sistema de Gobierno en el que el pueblo ejerce la soberanía mediante la elección de sus dirigentes. La libertad es la voluntad propia de elección y la igualdad, aquella conformidad por la que las personas tienen las mismas oportunidades, sin discriminación ninguna. Algo, por tanto, habrá de cambiarse: Y, ¿por qué no la Constitución?
No hay padres, salvo excepciones, que deseen mal a sus hijos; todos procuran el bien para ellos aunque pocos sepan cómo hacerlo. Por norma, asimilan el dinero al poder o a la felicidad ¡Qué error! La Monarquía, ese sistema político arcaico y trasnochado, tratando de mantenerse como si fuera una raza diferente o una clase superior al resto, sacrifica a cualquiera de sus miembros (en especial a los hijos) que le corresponda la responsabilidad de aceptar la jefatura del Estado (¡por la gracia de Dios!). Todo ello sin el beneplácito del heredero y contraviniendo los tres atributos anteriormente mencionados (democracia, libertad e igualdad) que la gente considera esenciales. Así que, el varón primogénito, en España, preparado desde su nacimiento, pasó a reinar (suena a cuentos de hadas) con el nombre de Felipe VI. A juzgar por los comentarios más sonados con el sobrenombre de “El Preparado”.
Es claro que las cosas han de hacerse de abajo para arriba (y no al contrario como sucede) a fin de que la soberanía de un país sea cada vez más  estable, más real y la ciudadanía participe más en las cuestiones que le afectan sobremanera. Por ejemplo: Una hija del rey de España será su sucesora, aún sin tener edad de saber si quiere o no heredar, si podrá estar o no bien dispuesta, sin haberse modificado la Constitución que habrá de cambiarse. Y, si para este caso es necesaria su modificación, ¿por qué no para otros? ¿Por qué mantener el Senado o que los habitantes de una autonomía decidan su futuro sin contar con el resto? Hay que innovar la más alta Ley y emplear la democracia, la libertad, la igualdad (de las que muchos se llenan la boca) y acallar malos entendidos.

En La Constitución cabe lo que se quiera que quepa. Imperativamente no hay que descartar ningún modelo; al revés, otras posibilidades, alternativas y lógicas decisiones se pueden ver contempladas en ella. ¿Por qué no incluir dos formas de Gobierno: monarquía parlamentaria y república que, cuando corresponda y en determinadas circunstancias, se elija lo que convenga? ¿Por qué no otros modelos territoriales como puede ser el federalismo u otros que, en su caso, ofrezcan otras alternancias? ¿Por qué no formular el perfeccionamiento activo de la Constitución, continuadamente, sin romperla, como un instrumento activo, flexible, justo y solidario? La democracia, la libertad e igualdad son tres pilares a los que no se puede renunciar. Del pueblo depende y el pueblo somos todos.

sábado, 5 de septiembre de 2015

EMPRESARIOS: Una raza especial

Los empresarios son los encargados de dar vigor al mundo. En principio, tal vez lo hagan por una cuestión de supervivencia; después, por el ánimo de lucro como la propia ley manda y, por último, por saborear el placer que representa su poder: no saben hacer otra cosa. Casi siempre están al filo de la ley. El desorden les pone. Se saltan las normas más elementales. Nada les detiene. Inventan, engañan, roban, matan y hacen lo que sea preciso para seguir adelante. Juegan con el pánico, arriesgan su vida y su sangre varia como la piel de un camaleón. Ven negocio en todo y, sin miramiento alguno, venden a su padre al mejor postor.
Son hombres que destruyen, ensucian, abusan, corrompen… Les gusta vivir deprisa y creen tomar decisiones acertadas. Pero se confunden. Las situaciones son las que les arrastran y sólo pueden defenderse. Trabajan duro para sí mismos, se endeudan, caen, y se levantan con más agallas. Les gusta poseer, llenarse de poder, ver el futuro con la certidumbre de que a ellos no les afectará negativamente considerándose más fuertes del tiempo que aguardan. Su trampa mortal son ellos mismos. No viven una vida personal. Sus aficiones, sus deseos, sus anhelos se apartan en pro de sus negocios. Sus hijos, los hijos de sus hijos los conocen en bautizos, comuniones, bodas y banquetes financiados por su bolsillo, mostrando así la generosidad del diablo de la que presumen. Pretenden retirarse jóvenes y, para cuando pueden hacerlo, ni se lo plantean: ya es demasiado tarde. La vida les come el tiempo del que siempre pensaron que no se agotaría. Entonces, en la intimidad, se lamentan cobrando fuerza la salud, el saber… el sí yo volviera. Se da el caso que, pase lo que pase, mantienen su ego volviendo siempre a lo mismo: suplir todo con dinero. Pagan a diestro y siniestro favores para cobrarlos después. Regalan drogas, amores, prebendas, habituando a sus relaciones a una dependencia que, más tarde, les será compensada con creces: vicios, pleitesías, errores que no prescriben e, invariablemente, con un alto precio que no pueden eludir.
Y hay una cosa importante en la que los empresarios se equivocan: alaban, admiran y les gustaría parecerse a los banqueros (prototipos del capital, figuras alejadas, poco asequibles, salvo si, igual a los políticos, les interesa) y olvidan que no son empresarios por mucho que así los consideren. Son intermediarios, anónimos mercaderes, personas que nunca pierden, tengan o no beneficios sus bancos. O, tal vez, sea un servidor el que yerra y no codicien imitarles sino explotar su mismo género: el dinero. Esa mercadería que no merma, ni pasa de moda; que atrae a pobres y ricos; por la que se roba y se mata; la que escasea y siempre se necesita. Y está además acotada, porque hay tontos que la almacenan como si, a la hora de su muerte, regalándosela a otros negocios con mercancías más saludables y duraderas, fueran a seguir gozando en un cielo de buenos caldos y ángeles complacientes. Incluso, aunque algunos no lo crean, simplemente, por si acaso, tratan de no dejar resquicios y quedarse tranquilos.
Los empresarios no tienen enemigos. Falaz quien eso diga. Son competidores, rivales que como ellos luchan por lo suyo. Pero lo suyo es casi todo. Se reúnen y mienten: se engañan recíprocamente. Extienden bulos infundados, acuden a la propaganda engañosa y el ánimo de lucro les ampara. Juran y perjuran, aunque los maten, que son limpios y claros en sus cuentas. Y es que llegan a creerse sus propias medicinas, convencidos de que el efecto placebo funciona perfectamente; tal es así que, nunca y de ninguna forma, aunque lo digan constantemente, son los que más arriesgan o los que más pierden; solo los que nada tienen, todo lo tienen perdido.