viernes, 26 de febrero de 2016

POLÍTICA Y ECONOMÍA

Sin economía no hay política y al revés, ambas son un binomio inseparable para armonizar cosas y personas en una determinada sociedad.
Comencemos por preguntarnos qué clase de sociedad queremos. La respuesta es fácil y clara: Deseamos una sociedad donde la mayor parte de la gente pueda vivir: a) En paz. b) Libremente. c) Con el mayor bienestar posible.
Al servicio de la sociedad ha de estar la política y la economía. Si no es así, ambas sobran y no es el caso. Por tanto, para que las tres cuestiones mencionadas se den, no han de existir: a) Las guerras (revoluciones, revueltas, confrontaciones, peleas…). b) Que cada cual haga lo que quiera, salvo con respeto, ya que los demás podrán hacer lo mismo. c) La pobreza (el hambre, la enfermedad, el analfabetismo…). La desigualdad (discriminación de todo tipo: racial, religiosa, sexual…). La codicia de no considerar que los bienes de La Tierra, además de limitados, pertenezcan a toda la humanidad (presente y futura).
Un planteamiento simple, sin duda; pero, ¿dónde nos encontramos actualmente?
La historia nos ha mostrado muchos modelos sociales (ninguno perfecto) que se han ido transformando de acuerdo con los avances tecnológicos y de comportamientos, los cuales han tallado la política a expensas de la evolución económica (dependiente a su vez de bienes materiales a nuestro alcance que, dicho sea de paso, no son eternos ni en su totalidad reciclables). Hoy es normal oír que la política está a merced de la economía y que ésta (globalizada) es perjudicial para el hombre y el planeta. Ambas cosas, a mi juicio, son ciertas: evitable la primera e inevitable la segunda; por consiguiente, me centraré en formular qué hacer para innovar la economía capitalista del llamado primer mundo (hacia el que se abocan las demás). La política deberá, en estos momentos, enfriar, ralentizar, limitar las funciones económicas propiciadas por los libres mercados y ponerlas al servicio de los valores, antes citados, fundamentales para el hombre: la vida, la libertad, la propiedad privada… Los medios para ello los encontraremos en el esfuerzo de cada cual (el trabajo lo proporcionan las empresas y el Estado: potenciémoslos), su antagonismo se da con la acumulación, por parte de unos pocos, de los bienes de este mundo: distribúyanse, limitando las rentas a través de los impuestos, que hagan retrotraer los estímulos materiales ambiciosos que nos mueven ( igual que la oferta y la demanda regula los mercados) en beneficio del verdadero espíritu humano y común que poseemos, sin derrochar recursos (suelos, materias) necesarios para la normal respiración del hombre y de su hábitat.

Véase que los principales problemas de España están en la falta de trabajo, el exceso de corrupción y la economía especulativa que pueden desaparecer aboliendo el desempleo y el dinero; segregando el uso de los bienes y los beneficios desmedidos empresariales; así como regulando rentas, herencias e innovando el sistema capitalista para que no merezca la pena acudir a paraísos fiscales, meter la mano o ir a la cárcel y, por el contrario, propicien los valores de limpia competencia comercial e igualdad de oportunidades de la gente. Lo difícil (pensará el lector) es cómo dar con el camino correcto; sin embargo, la senda está trazada en el compendio titulado 5 Fórmulas para el bienestar de España y ampliada en este blog que debatiré con quien pueda estar interesado, a fin de que la vereda por donde transitamos no nos lleve a un adarve o a un abismo sin retorno. Seguro que contrastar sobre ello podrá sernos de utilidad,  aprendiendo a sopesar diferentes puntos de vista, por muy utópicos que parezcan.

viernes, 19 de febrero de 2016

UNA CUESTIÓN EDUCACIONAL

Ciertamente aprendemos muy lentamente. Vivimos tan deprisa para llegar a ninguna parte que me asombra sobremanera avanzar en alguna cosa: carecemos de voluntad, no nos enmendamos con los errores, apenas si valoramos el esfuerzo y la vida se nos va sin enterarnos. ¿Será una cuestión educacional? 
“Lo más fácil es no preocuparse”, nos decimos; pero nada distinto realizamos para que la preocupación desista. Continuamos haciendo lo mismo como animales de costumbres fijas, como si no pudiéramos cambiar la forma de actuar o la resignación fuera la norma. Es cierto que nadie, nunca, puede contentar a todos, pero por eso no se ha de abandonar intentarlo, aun considerando que es una pérdida de tiempo o por mucho que escuchemos manifestaciones mezquinas en contra, ya que, en definitiva, nunca, nadie, puede estar a salvo o libre de ellas y, menos aún, teniendo en cuenta que el único valor verdadero es aquél que cada cual se otorga mediante la fe en la que cree.
¡Qué poco cambian nuestros hábitos en este mundo!
No sé si tal afirmación es el descubrimiento subjetivo de una realidad que pasa por una relación de acontecimientos verificables  o si se trata de un proceso elaborado en el que se avanza hacia una verdad predeterminada, pero lo cierto es que, pese a nuestra ávida curiosidad por saber y poseyendo un legado histórico contrastable que nos queda, continuamos desnudos y frágiles ante la conducta humana que la provoca. Hay quien considera terrorífica la esclavitud de ayer, mientras hoy nos permitimos mantenerla oculta, variando su nombre o su proceso. Antes a una querida se la hacía duquesa y hoy se le monta un piso y así podíamos ir enumerando cuestiones de nuestro comportamiento que desearíamos anular, pero que sólo los adelantos tecnológicos transforman o la lingüística llama trabajadores del sexo a la prostitución o emprendedores a traficantes avezados. Y es que variar o ser distinto a la manada, socialmente se reprime. Un ejemplo de ello lo tenemos con la declaración de intenciones de un nuevo líder en la escena política. Me refiero a Pablo Iglesias de Podemos, un partido desprestigiado y perseguido, con maldad e inquina desmesuradas, sin aportar pruebas que lo corroboren. Menos bonito, de él, hemos oído de todo: terroristas, populares, bolivarianos, bolcheviques, golpistas, ladrones, sinvergüenzas…. Un partido que surgió, al parecer, de la acampada en la Puerta del Sol  y a cuyos campistas los provocaron para que, en lugar de manifestar su indignación de esa manera, lo hicieran constituyendo un partido político y se sometieran, como ellos,  a las urnas. Pues bien, lo crearon y de aquellos polvos estos lodos. Su estilo es diferente. Y no únicamente en su forma de vestir, si no en todo lo demás. Sus componentes mantienen un espíritu de justicia que los inspira a no colaborar en la gran ignominia del político de siempre, aquél que ha escarnecido al pueblo que dirige con sus hipocresías, corrupciones y prebendas, aquél que, además, se permite masacrar la iniciativa, la transparencia y lo que se distancie de su forma de actuar.

Son muchos los que clamamos fórmulas concretas y radicales contra el paro y la corrupción, además de honorabilidad, transparencia, rentabilidad  (véase la novela Escape); sin embargo, cuando éstas se anteponen a la enfermedad por llegar, hay quienes se rasgan las vestiduras. Si Pablo Iglesias en lugar de expresarse abierta y públicamente exigiendo gobernar, lo hubiera hecho en privado, ocultamente, sin decisión clara por ejemplo, nada tan anormal hubiera sido motivo de tan malévolos comentarios, sin que nadie se escandalizara; lo cual me hace pensar que todo es una cuestión educacional y no de política como pudiera pensarse.
¿Para cuándo no depender de la domesticación recibida y quitarnos la venda de los ojos?

viernes, 12 de febrero de 2016

ES LA HORA DE LA VERDAD

Es hora de que los partidos políticos se adecuen a la realidad democrática actual. ¡Qué sus viejos modos y maleadas fórmulas de actuar se pongan encima de la mesa!  Que sean los primeros en establecer, entre sus fines, el dialogo y los acuerdos con el resto de partidos, responsabilizando a los que gobernaron en su provecho o en el de unos pocos.
Es hora de sacar a relucir los problemas de España. Y, al margen de los culpables, se emitan soluciones para remediarlos. Que entre los más afines formen un Gobierno con personas decentes, responsables e  independientes de sus grupos, por el bien general de España. Que unidos en un proyecto lo lleven a cabo con decisión, flexibilidad y con lo que siempre mantengo: honorabilidad, transparencia, rentabilidad.
Es hora de abrir puertas y ventanas en este país que huele a mierda: Cadáveres putrefactos producto de las últimas reformas laborales que ha convertido una clase media en pobres que no tienen ni para jabón con que lavarse. Corrupciones a todos los niveles que hieden, desde las más altas esferas de las instituciones a las ínfimas miserias de sus secuaces, contagiando el ambiente con discursos que son confetis de bombas fétidas. Cultura instituida con el ejemplo de mafias que idolatran el dinero, preocupadas por el poder y la codicia; permitiendo que los jóvenes emigren, los viejos y los dependientes mueran, los indigentes aumenten mientras se hagan invisibles y sólo el rancio olor a casino del poder persista. Gente preparada marchándose de España, que no huele a lavanda precisamente, sino al progreso del pelotazo o del ánimo de lucro indecente; donde la educación y la investigación se esfuman como el aroma para cambiar por el gozo y relax para pudientes.
Es hora propicia para eliminar una España de instituciones obsoletas o huecas de contenido; con niños que pasan hambre y familias que carecen de cobijo habiendo viviendas vacías; con leyes que no son igual para todos cuando muchos son los aforados, ni juiciosas si hay títeres, como dibujos, ensalzando el terrorismo: pobres españoles. ¿Hasta dónde tendremos que llegar?
Es hora para que los partidos que abogan por el cambio se pongan los  monos de faena. Tal vez, ocasión tan favorable nunca vuelva a presentarse. Con palabras e ideas nada se construye. Es la acción, la que sigue, con la que España puede transformarse. Basta ya de disquisiciones que entorpecen. Hay que ir al grano y reducir la amplia diferencia de las clases sociales (Teoría de los números primos), anular el paro (Plan del Pleno empleo o de Ciudades Ocupacionales), regular la economía de mercado (El apagón económico), regenerar la democracia (Teoría del cuadránculo) con el compromiso personal por cultivarse (La transición personal).
Es la hora de los hombres capaces para gobernar España. Que de ella eliminen tanta injusticia, tanta mísera, tanta inmoralidad. Que no sea el infundio y la calumnia lo que nos mueva, sino la confianza. Que sea el trabajo con lo que la gente se gane la vida dignamente y no con la cuna, el polvo o el hurto y se cultive el esfuerzo y el mérito. Reduzcan las diferencias sociales con beneficios para todos y no para los pocos de siempre. Que la cárcel no resulte barata y el ejemplo que nos den, sea el modelo a seguir. Sin enchufes, ni privilegios, logrando las cosas en buena lid, con igualdad de oportunidades. Esta es la hora de la verdad. Que nadie nos engañe asustándonos con la inestabilidad y la incertidumbre que es algo permanente o no existen. 
Nota: Entre paréntesis los cinco apartados en los que se fundamenta el compendio escrito por Reynaldo Tendero: 5 Fórmulas para el bienestar de España.


viernes, 5 de febrero de 2016

INSIDIA GRATUITA

¡Qué fácil resulta presagiar el caos o enormes desastres si, quién los vaticina, no consigue lo que se propone! A menudo, dicen una cosa y la contraria acto seguido, sin inmutarse.
Observe a políticos acabados que no se resignan a dejar su protagonismo. A otras personas, organismos, empresarios, economistas, periodistas aportando insidiosos vaticinios cuando en realidad, lo que sucederá en unos minutos, nadie es capaz de adivinarlo. ¿Por qué se empeñan en asegurar que sus palabras son acertadas y falsas las premoniciones de los demás? ¿Por qué tanta animadversión a otras gentes cuyas formas de actuar o sentir son diferentes, pero que, como ellos, son de carne y hueso?  Pensar distinto no otorga a nadie permiso o  derecho  para condicionar a terceros a secundar sus criterios; eso es chantaje, falta de recursos e ideas que contrastar de frente, con claridad. Nadie es insustituible. Los españoles eligieron a los partidos políticos que  desearon, formados por personas mortales y que, pese a quien pese, no tienen ni cuernos ni rabos como demonios, siendo iguales al resto de los que desean lo mejor para España, por mucho que ronde por sus caletres discrepantes maneras de conseguirlos o haya malos sujetos ocultando espurios objetivos. Hasta hoy, hemos visto a muchos políticos y no políticos medrar vistiendo corbata y robar como cosacos; los mismos que nos advierten que los santos no  peinan rastras o nos auguran el caos. La cuestión es clara: mandar, gobernar, es ganar y, en muchos casos, tener las manos libres para hacer y deshacer e, incluso, para seguir robando. Otros argumentos no se sostienen, lo mismo que no apagará el fuego un incendiario.
Podemos y Ciudadanos fueron votados para cambiar la sociedad del PSOE y la del PP y no dejarla afín a la que estaba. Dos partidos, especialmente el primero cuyos dirigentes son diablos encarnados, surgidos desde la indignación para sustituir a los existentes que, gobernando desde la Transición, fueron consentidores, sobretodo en mayorías feroces, con la corrupción, el robo y el expolio: el PSOE fue condenado y al PP le falta bien poco. Socialistas y Populares han dilapidado parte de la credibilidad que la ciudadanía tenía en los políticos depositada, arrogándose privilegios, diferencias injustificadas a las del resto de ciudadanos, aforándose, por ejemplo, para tratar de ser impunes ante la Ley que debe ser igual para todos.
Hoy (como antaño) la clase política que divide a la gente, y no al contrario, se enfrenta a una encrucijada que ha de resolver. No llegar a entenderse responderá, sin duda, a una manera partidista de actuar interesada, al margen de lo que conviene a España. La insidia ha de ser derrotada.
El PP, a través de Rajoy, al que veo acabado después de haber renunciado a formar gobierno, habla de la incertidumbre que se originará si determinadas fuerzas se aúnan. Hablan de la escasa o nula estabilidad que España disfrutará, de la no confianza de los inversores o de los desastres que se avecinan; sin embargo, nada dicen de la voluntad de los votantes, ni por qué al PP nadie entiende ni quieren hablar con ellos. El PSOE, nunca en horas tan bajas, se ha venido arriba gozando, a través de Pedro Sánchez, del encargo de formar gobierno, una certidumbre semejante a la incertidumbre que el Partido Popular augura, que se presenta como una oportunidad única para aupar a un líder cuestionado, incluso, por los suyos.

Espero Decencia de quien gobierne de cara a los ciudadanos, sin trampas ni engaños, y denuncien la insidia y la calumnia; dando libertad y seguridad a la gente con igualdad y justicia. Que valore la honorabilidad, la transparencia, la rentabilidad, potenciando el esfuerzo frente a especuladores y mercados; sin justificar lo injustificable y dando ejemplo a la sociedad con su conducta. La mayoría de las veces resulta más fácil hacer las cosas bien que hacerlas mal.

miércoles, 3 de febrero de 2016

UN SIMBÓLICO DETALLE


Un regalo recomendado para vuestra pareja y amigos.

El próximo día catorce es una fecha especial para obsequiar un libro especial: ESCAPE de Sebastián Lorca.

De él la crítica ha dicho:

“Es una novela interesante escrita por un hombre para su solaz entretenimiento y el de la mayoría de los hombres. En ella sucede, lo que a cualquier hombre le gustaría que le sucediera, cumpliendo parte de sus fantasías eróticas”.

“Una obra inteligente con personajes sacados de la realidad, que harán pensar al curioso lector”.

“Merece la pena leerla. Es original, imaginativa, extraña…”


Con su compra, y por el mismo precio, se regala un compendio de Reynaldo Tendero titulado 5 FÓRMULAS PARA EL BIENESTAR DE ESPAÑA que a nadie dejará indiferente. Muy apropiado para los tiempos políticos que corren actualmente.
Pedidos  directamente en este blog, en Amazon o en librerías.