lunes, 23 de enero de 2017

CREAR DE ABAJO ARRIBA


El axioma de que las cosas perduran se da cuando éstas, independiente de cómo o de quién parta su iniciativa, son aceptadas por la mayor parte de la población, hasta el extremo de considerarlas suyas. Excepción a la regla expuesta se puede considerar la obligación que la madre impone a su hijo menor de edad por razones muy diversas, especialmente, por la falta de experiencia.

Nuestros políticos (y más si tienen mayoría) ignoran tal axioma y tratan de establecer sus ideas a costa de lo que sea. De ninguna manera podemos disculparlos si el proyecto es burdo, tendencioso o simplemente irrealizable y, por supuesto, ha de ser objeto de castigo si lo llevan a término. Y, al revés, si honradamente piensan que es lo mejor para la gente y dan razones claras para emprenderlo, pues a casi todos nos pasa que, pensando nos asiste la razón, actuamos con cualquier cuestión o propuesta, tratando de imponer nuestros criterios.

Sigo pensando que se sabe y, seguro, que estaríamos de acuerdo, en lo que es mejor para la gente, pero discrepamos en la forma de hacerlo. Por ello, continúo escribiendo que, fijado lo primero, un grupo de hombres sabios (madres incluidas) deberían reunirse y confeccionar el plan más apropiado para llegar al objetivo de bienestar que se quiere. Una vez superadas las dificultades de consensos, las diversas posibilidades, los grupos de presión… y ultimado el texto, entrarían en liza los políticos, las asociaciones, todos cuantos estuvieran dispuestos en llevarlo a término, haciendo campaña expandiendo sus ideas de cómo, cuándo y por dónde caminar para ir realizando el plan preconcebido y convertirse en Gobierno. Y surgirían líderes y grupos de animadores, responsables de sus actuaciones y bien pagados con los impuestos, para ser elegidos con el voto popular. Mientras eso o algo parecido llega, tratando de remediar males importantes (paro,  pobreza, desigualdad) persisto en aportar alguna sugerencia, desde los elementales principios de Honorabilidad, Trasparencia y Rentabilidad:

De abajo a arriba, desde cada uno de los ayuntamientos, desde el nivel político más próximo a la gente, hay que olvidarse de obras faraónicas e inservibles y dedicar dinero y esfuerzos para el bien general del pueblo:

Ocupando a los parados. Un trabajo remunerado (del que hemos escrito hasta la saciedad en este blog) que “les proporcione medio pan y un libro para alimentar a cuerpo y espíritu”. Que se sepa que lo que no cuesta no se valora y por tanto nada ha de regalarse. Una renta básica que ha de ganarse (si se quiere) trabajando en pro de dependientes, minusválidos, obras prácticas, sociales…

Optimizando recursos. Creando bienestar al pueblo mediante el aprovechamiento y transformación de las energías limpias como el sol, el aire, el medio ambiente… Posiblemente se puedan montar paneles solares con los que abaratar o  anular el coste de la luz de las calles y plazas, de los organismos y dependencias públicas, de las fiestas de las ciudades. Molinos de viento o saltos de agua, pozos, depuradoras, jardines… que autoabastezcan las necesidades de la localidad. Crear el dinero social ante emergencias sociales por las que el propio municipio, a través del ayuntamiento u oficinas al respecto, además de convertirse en el regulador del mercado laboral, antes apuntado, se convierta en banco de emitir dinero y, como tal, preste (que no regale) dicho dinero social para determinados fines, condiciones y plazos. Crear muchas más cosas para las que habrá voluntarios deseosos de abolir el paro, los abusos comerciales, la caridad de pedir limosna, a los políticos compulsivos, cínicos y mentirosos.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario