miércoles, 16 de agosto de 2017

ARRESTOS CONTRA LA POBREZA

Cada día estoy más convencido, que si el hombre careciera de codicia y sus arrestos los empleara en estimular más su solidaridad con los demás, la humanidad no tendría problema alguno de subsistencia.

Comprendo que tal realidad está lejana, incluso que, de momento, es una utopía; sin embargo, cabe la posibilidad de, mediante controles impositivos u otras fórmulas, ir penalizando la avaricia y favoreciendo la generosidad, partiendo de la premisa fundamental de considerar al hombre y a los seres vivos, así como al medio ambiente, lo más importante de la creación.

La idea básica pasa por  lo esencialmente económico: equilibrar, en lo posible, las diferencias de rentas existentes entre las personas físicas. Las rentas, por tanto, habrán de limitarse. Unas, las altas, rebajándolas a base de impuestos, hasta una cifra determinada de antemano, y otras, las nulas o insuficientes, instaurándolas o aumentándolas respectivamente a base de ocupar a los que carecen de ellas o le son insuficientes para vivir dignamente.

Para que ello pueda llevarse a efecto (algo fácilmente comprensible) las personas jurídicas jugarán un papel primordial como agentes reguladores, sobre todo, a la hora de aplicar sus beneficios a inversiones, a impuestos, a dividendos..., pero eso es otra cuestión.

No aburriré más al lector extendiéndome sobre el tema y lo simplificaré anunciando que una decisión política  puede hacer posible que los ricos sean algo menos ricos y los pobres  menos pobres, la desigualdad se acorte y la miseria en el mundo desaparezca.

La gente deberemos obligar a nuestros dirigentes a que la política se encamine en esa dirección. Exijámosles transparencia en la gestión de nuestros dineros. No toleremos que nos digan que hacen todo lo que pueden contra la corrupción, cuando en la práctica comprobamos lo contrario. Desconfiemos de las gestionen que realizan y recabemos las rentabilidades que con las mismas se obtienen.

No me cansaré de repetir que todos, especialmente nuestros gobernantes, debemos de actuar con Transparencia, Honorabilidad, Rentabilidad para que el ejemplo cunda. Nos es de recibo que, sin ton ni son, sin explicar el motivo o la conveniencia de tener que hacerlo, suban los impuestos (en este año han subido cuatro veces más de lo que bajaron). No es justificable que permitan a las empresas arbitrar sus costos para mantener el mismo nivel de beneficios e inmoral que las eléctricas hayan subido ya, en este año, un 10% sus tarifas y los sueldos de sus dirigentes sean los más altos del planeta. Continúa siendo lamentable que haya tantos parados: gente oficialmente sin trabajo atentando contra otros trabajadores, ofreciéndose por un plato de lentejas para ganarse la vida, haciendo el caldo gordo a los autónomos y empresas, cuando la Seguridad social debería de proveerles ocupación.


Quienes mantenemos la idea que la igualdad de oportunidades sea real, la justicia igual para todos y el hambre del mundo desaparezca…, habremos de luchar por ello sin aspavientos, sin descalificaciones, sin odios, por mucho que otros nos provoquen tratando de sacarnos de nuestras casillas. Dejar morir a un ser vivo u originarlo por capricho, es un salvaje atentado contra la propia Naturaleza de la que formamos parte. Mejor que no suceda para no vernos envueltos en la displicencia de otros que piensan de manera contraria, de aquellos que sólo confían en la grandeza de la economía de mercado y en sus propios intereses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario