martes, 30 de enero de 2018

EL INDEPENDENTISMO NI ES JUSTO, NI PACÍFICO, NI DEMOCRÁTICO

Hoy día no hay una palabra en Europa más pronunciada que Democracia. Por Democracia entendemos aquel sistema por el que el pueblo en su conjunto ejerce la soberanía mediante la elección libre de sus dirigentes.  A medida que la democracia se va ampliando en número de personas se refuerza y favorece la unión, el compromiso, la solidaridad de todas ellas.

Cuando el sistema democrático es libremente aceptado no cabe marcha atrás y difícilmente se darán enfrentamientos o guerras entre los miembros del grupo, ya que cada cual renunció, en favor de la mayoría, la parte de soberanía que, en su caso, les pudiera corresponder. La soberanía pues, jamás podrá ser acaparada por engaños o artilugios anti democráticos, ya que  daría fin a los principios de igualdad en los que la democracia se sustenta. No es de recibo, por tanto, disgregarse de un conjunto democrático para formar otro grupo democrático y seguir perteneciendo al mismo conjunto del que se quieren separar. No tiene sentido y es una corta visión tributaría de intereses personales, que juegan con la paz y la libertad de los pueblos. Reconocerse en su propio ombligo, no es ni más ni menos, que retroceder en los tiempos y aislarse del contexto global, social y humano hacia donde el hombre extiende sus metas.

No cabe la independiente para unas cosas sí y para otras no. La democracia no contempla medias tintas y está al margen de individualismos, nacionalismos o excentricidades. Se limita, simplemente, a aglutinar consensos de las mayorías con las que, sin duda, habrá que estar. Cuando se han alcanzado grandes acuerdos, en amplios territorios, es inevitable que surjan voces invocando a la desunión y que intereses minoritarios den pie a su involución alegando, a su juicio,  errores en su día cometidos. Es así, como una minoría, en su propio provecho, excluye a la mayoría. Pero es que además de reconocer divisible lo indivisible, se empeñan en no estar al margen de los que se quieren separar. Y una de dos, o se separan absolutamente, o continúan formando parte solidaria del proyecto democrático común de todos.

El caso catalán es típico modelo del que hablamos. Desean ser independientes, pero igualmente desean pertenecer a Europa, a la que ya pertenecen al ser España. Eso sí. Olvidan que no se puede sorber y respirar al mismo tiempo, ya que la ausencia de soberanía propia, cada vez más, es a lo que la democracia tiende. El futuro de una Cataluña independiente sería alentador: carente de voz y visado internacional, contingentes comerciales, cierre de fronteras.  

Una región pobre es solidaria porque poco puede compartir con las demás. Una región rica, como la catalana, es insolidaria porque no quiere compartir con las demás. Sus dirigentes por ello se consideran superiores, y no es así. Ni Europa ni el mundo puede considerarlos exclusivos; es más, se les atribuye prepotencia y ausentes de empatía al preferir llevar a su gente hacia la soledad y el aislamiento internacional, sin que ni un 50% esté de acuerdo.


Unos dirigentes que han hecho uso de las leyes a su antojo: ponderándolas cuando les convenía u obviándolas, cuando no estaban de su parte, son unos estafadores. No solo la guerra o la revolución es violencia; ésta también se esconde en sepulcros blanqueados,  en voces viperinas, en la hipocresía revestida de esperanza, en las dictaduras. Ni son justos, ni pacíficos, ni democráticos. Pueden continuar engañando a ingenuos seguidores, pero no a la mayoría de catalanes, ni españoles, ni europeos. Pretender ahora, a estas alturas, después de haber sido tratados como dioses pese a su manifiesta cobardía, huyendo como traidores, tratar de ampararse en leyes que les convine, no es sino una burla para el más necio de los mortales. La democracia necesita ser defendida y nadie, mentirosamente, puede arrogársela.

viernes, 12 de enero de 2018

2-NOTICIAS HIPOTÉTICAS

¡Noticia de última hora!

Antes de cerrar la rotativa nos ha llegado hasta nuestra redacción una noticia de alcance que dice:

“La casa de su Majestad anuncia que próximamente el Rey, por voluntad propia, se someterá a un refrendo de aceptación popular”.

Con carácter de urgencia hemos efectuado ciertas averiguaciones que vienen a confirmarnos la misma. Al parecer, el Monarca, pletórico de fuerza y confianza, espera que el pueblo español confíe en su gestión y le otorgue su beneplácito para continuar con su regencia.

Existe un informe interno al respecto de la consulta que se expone, que su Majestad sería ampliamente refrendado en su cargo y es por ello que la citada consulta goza del respaldo de las más altas autoridades del Estado.

Los comentarios apuntan a que se establecerá un plebiscito, cada cinco años, para que la Institución monárquica se enfrente a la aclamación del pueblo con carácter vinculante. Se está preparando al respecto, la pertinente modificación constitucional para que en el supuesto de que se diera un resultado adverso, automáticamente, estén previstas las normas a la aplicación del nombramiento de otro Jefe de Estado.

Tenemos la impresión de que nuestros Soberanos actuales consideran que, sin el beneplácito favorable de la mayoría de la gente, ningún país, y España no es una excepción, posee una democracia perfecta, con la que aspiran y esperan gobernar.

La fecha prevista para tal acontecimiento, excepcional y único en el Universo conocido, será para la mitad del año en curso.

Deseamos que los resultados sean satisfactorios para España y motivo de respeto, confianza y congratulación entre todos los españoles, ciudadanos iguales ante la ley.


12 de Enero de 2018      

sábado, 6 de enero de 2018

1 - NOTICIAS HIPOTÉTICAS

H I P O T É T I C A S   N O T I C I A S

(La número uno y primera del año 2018)

Por fin, y gracias a Dios, la Iglesia católica de España facilitará a la opinión pública sus cuentas contables. Minuciosos detalles económicos, minutas de resultados de pérdidas y ganancias y otras cuestiones relevantes, de los dos últimos años, se darán a conocer por tan Sagrada Institución. La gente podrá conocer dónde emplea el dinero que, directa o indirectamente a través del Estado, de ella recibe.

Al parecer, la infinidad de empresas de carácter no religiosos en las que participa (medios de difusión: prensa, radio, televisión, digitales, publicitarios…; artísticos: folclóricos, taurinos, musicales, literarios, teatrales…; comerciales y financieros: eléctricos, crediticios, energéticos, aseguradoras, farmacéuticas…; primarios: agrícolas, forestales, ganaderos, cooperativos, medioambientales…; etcétera, etcétera) de momento, no se contemplan ni están consolidados en los balances que presentarán; no obstante, estamos seguros que la ciudadanía ensalza y se congratula con tal iniciativa, sobre todo, sabiendo que sus limosnas y sacrificios no sólo son bien recibidos en el cielo, sino que están en pocas y santas manos.

La Santa Madre Iglesia también anuncia una política económica de total transparencia para todas y cada una de sus transacciones comerciales (donativos, cepillos, entradas catedrales y mezquitas, visitas a sus tesoros, obras de arte, museos, actos litúrgicos, procesiones, rifas, catequesis, salarios, restauraciones, obras de caridad, mantenimiento, desarrollo, conclaves, conferencias, charlas, estudios, seminarios, ejercicios espirituales...) al tiempo que ¡oh, primicia! en el plazo de dos años, cederá los derechos e importes, que consigue mediante la cruz que los contribuyentes marcan en sus declaraciones de renta, en favor de la financiación de partidos políticos y sindicatos, siempre y cuando éstos la reduzcan a ese solo capítulo.

¡Aleluya! ¡Aleluya! Se oyen voces de que con tales medidas la sociedad civil quedará más tranquila, apartando de muchas mentes obscenas la posibilidad de una nueva amortización, y más, si como igualmente comunican fuentes fidedignas, próximas a la Iglesia, ésta, dejará de mantener bienes y recursos obsoletos, contribuirá con los impuestos que les corresponda y disminuirá la desigualdad social vendiendo propiedades u optimizando las mismas, en su caso, en pro y beneficio de los más necesitados.  

Vayan impresas, en las presentes líneas, nuestra enhorabuena de antemano.